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Sánchez choca con la frugalidad hanseática antes de la gran cumbre europea
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Sánchez choca con la frugalidad hanseática antes de la gran cumbre europea

El presidente del Gobierno ha visitado ya La Haya, en un ambiente tenso, y vuela estos días a Oslo y Berlín para completar una gira previa al Consejo Europeo de esta semana

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un acto. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un acto. (EFE)
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Últimos días antes de que los líderes europeos se reúnan en Bruselas para discutir el próximo marco financiero plurianual y el fondo de recuperación con el que la UE busca reactivar la economía europea tras el 'shock' creado por el coronavirus. A medida que la fecha se acerca y los nervios aumentan, las capitales apuntalan sus posiciones, sus líneas rojas y exigencias de cara a una cumbre que se celebra el próximo 17 y 18 de julio y que no será para nada sencilla.

Llega la hora de acelerar contactos, de intensificar esfuerzos y de mover hilos. Por eso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comenzó este lunes una serie de contactos con los que busca defender la visión española del fondo: mantenerlo en 750.000 millones de euros, con el equilibrio actual de créditos y transferencias, e intentando esquivar, en la medida de lo posible, la condicionalidad.

Foto: Charles Michel

Durante esta semana, Sánchez visita dos de las cinco capitales ‘frugales’. Este lunes se ha reunido con Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, el líder de la llamada Nueva Liga Hanseática, el grupo de países que con más fiereza se opone a un fondo ambicioso ante el covid-19. Este martes aterrizará en Suecia, otro de los países que se han mostrado contrarios a un plan ambicioso para la recuperación europea. La gira termina en Alemania. Berlín tiene la presidencia rotatoria del Consejo y ha sido el impulsor, junto con París, del borrador actual del fondo de recuperación, por lo que, en principio, Sánchez visita la capital alemana para terminar de reforzar puntos comunes y pulir algunas diferencias.

Sánchez no es el único que se mueve. Antes de que el presidente del Gobierno visitara La Haya, lo habían hecho ya sus homólogos francés e italiano, que también han pasado por Berlín. La ofensiva es clara: el bloque que apoya el fondo de recuperación ha estado moviendo hilos e intentando aumentar la presión, especialmente sobre el primer ministro holandés, pieza clave de la oposición al plan.

Una gira complicada

La primera parada era, seguramente, la más difícil. Rutte ha demostrado ser el líder más duro contra la idea del fondo y las elecciones que enfrenta hacen que el primer ministro holandés esté sometido a una enorme presión también en casa. En Países Bajos, la idea de mostrar solidaridad hacia el sur, y de hacerlo sin una condicionalidad dura, es muy impopular electoralmente.

La visita dejó mensajes muy escuetos por ambos lados que muestran que el encuentro no fue el más fácil que han tenido en los últimos tiempos. Las relaciones son bastante tensas. Recientemente, Rutte ha recibido la visita de Emmanuel Macron, presidente galo, y Giuseppe Conte, primer ministro italiano. Con ambos, ha acudido a cenar a restaurantes de La Haya en los que han charlado de los distintos asuntos. Con Sánchez, todo ha sido más ‘frugal’ y protocolario.

placeholder Pedro Sánchez y Mark Rutte, en su encuentro. (EFE)
Pedro Sánchez y Mark Rutte, en su encuentro. (EFE)

“Ha sido un encuentro cordial”, aseguraron este lunes desde Moncloa. “Para España, la propuesta de la Comisión es el punto de partida mínimo para la negociación”, explicaron desde el equipo del presidente del Gobierno tras el encuentro con el primer ministro holandés en su residencia. Una anécdota refleja bien la situación actual: antes de que llegara Sánchez un grupo de periodistas preguntaron a Rutte por la situación, a lo que el primer ministro contestó lo que un grupo de reporteros entendió como "tienen que buscar una solución" y tradujeron como "tienen que encontrar una solución" dentro de España, lo que se interpretó como una nueva muestra de rechazo por parte de La Haya a una solución europea. La realidad es que era difícil escuchar las palabras exactas del líder holandés, y desde su oficina aclararon que, en realidad, Rutte dijo "tenemos que encontrar una solución".

La siguiente parada, y teóricamente la más sencilla de las tres principales, es Berlín. Pero incluso siendo la más fácil, Sánchez tiene tareas difíciles. En concreto, España mira de reojo las concesiones que el Gobierno alemán puede dar a los nórdicos para que aprueben un plan ante el covid-19. La última iniciativa alemana consiste en que los planes de reformas nacionales que los Estados miembros deben enviar para justificar la petición de fondos tengan que ser aprobados por el Consejo, es decir, los representantes de los países, con una mayoría cualificada. El desembolso posterior una vez se cumplieran las reformas dependería, eso sí, de la Comisión Europea.

Foto: Pedro Sánchez (d) y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, el pasado 8 de julio en el Museo Reina Sofía, en Madrid, ante el 'Guernica'. (Reuters)

Sin embargo, y tras la visita a La Haya, el equipo de Sánchez ha lanzado un mensaje dirigido a los intentos holandeses de tener más que decir en el proceso de aprobación de los planes nacionales. “La gobernanza de dicho acuerdo de recuperación debe ser ágil y eficiente”, explicaron desde Moncloa tras el encuentro con Rutte. Y la idea detrás de esa frase es que no puede haber un proceso de decisión en el Consejo que retrase toda una agenda que solo será efectiva si es urgente.

España no está especialmente inquieta con esta propuesta. Considera que los nórdicos necesitarían el apoyo de Alemania para contar con una mayoría cualificada, y que en principio Berlín sigue alineada con la idea de que las condiciones estén ligadas a las recomendaciones del semestre europeo. Pero la partida es larga, y los nórdicos no solo buscan aumentar la condicionalidad sino recortar el tamaño total del fondo de recuperación y limitar el porcentaje que vaya a ofrecerse en forma de transferencias.

Suecia, la siguiente visita, es otra de las capitales ‘frugales’ donde Sánchez debería tenerlo algo más fácil que en La Haya. El Gobierno sueco es socialista, y el presidente hará uso del carné de los socialdemócratas europeos para intentar ablandar las posturas de Stefan Löfven, con quien pasará este martes y miércoles en su residencia de verano. Está previsto que, tras la visita al líder holandés y antes de dejarse caer por Berlín, el presidente haga una parada en París para tener un encuentro con su hómologo francés, algo que no estaba en la agenda original.

Negociando con distintas cartas

Más que para negociar, esta ronda de contactos ayuda a Sánchez a tomar la temperatura de algunas de las capitales clave antes de acudir a Bruselas el próximo viernes. La cumbre, el 17 y 18 de julio, no será para nada sencilla. Especialmente porque los nórdicos, y en concreto Rutte, no tienen ninguna prisa por cerrar un acuerdo, y tanto Berlín como París, Roma y Madrid quieren que se alcance un pacto antes de que termine el mes. Eso hace que el bloque a favor del fondo esté más predispuesto, 'a priori', a realizar concesiones.

Entre otras cosas, va a hacer falta utilizar el marco financiero plurianual (MFP) como una herramienta más de la negociación. Si Sánchez quiere concesiones nórdicas en el fondo, le tocará hacer sacrificios en los presupuestos europeos. La última propuesta que ha ofrecido Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, son unas perspectivas de 1,074 billones de euros. La idea, que mantiene intacto el tamaño del fondo de recuperación aunque cambia elementos del reparto y la condicionalidad, es clara: para poder sacar adelante el plan contra el covid-19, va a tocar hacer ajustes en el MFP.

placeholder Pedro Sánchez habla con Christine Lagarde y con Emmanuel Macron. (EFE)
Pedro Sánchez habla con Christine Lagarde y con Emmanuel Macron. (EFE)

Uno de ellos serán los rebates. España ha defendido en Bruselas con bastante vehemencia la necesidad de eliminar los cheques una vez el Reino Unido abandone la UE, pero esta opción ya está fuera de la mesa. En la búsqueda del acuerdo, Michel ha propuesto mantener los rebates para el grueso de los escépticos: Dinamarca, Suecia, Países Bajos y Austria recibirán reembolsos, además de Alemania.

El otro será el tamaño del propio MFP. La propuesta de Michel recorta ya el tamaño que hizo que los líderes estuvieran durante 30 horas reunidos el pasado febrero sin ser capaces de alcanzar un acuerdo respecto a las perspectivas financieras entre 2021 y 2027. Fallaba todo, con los Estados miembros enfrentados por el tamaño y por las prioridades que reflejaban.

Herida tras el Eurogrupo

España llega herida a este debate después de que Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno, cayera derrotada en la carrera para ser la próxima presidenta del Eurogrupo frente al irlandés Paschal Donohoe, que ha contado con el apoyo de un grupo de Estados miembros que se oponen a una mayor integración de la eurozona y que comparten intereses comunes en la agenda fiscal.

La derrota no ha escocido únicamente en Madrid. Berlín, París y Roma apoyaban también la candidatura de la española. El frente más activo en la petición de una respuesta solidaria a la crisis perdió un pulso importante. Eso les hace llegar a este debate con algo menos de impulso que el frente ‘frugal’.

La negociación puede alargarse. Los nórdicos llegan en un buen momento de forma y tienen el reloj a su favor. Su objetivo es, en la medida de lo posible, frenar el debate y el progreso en la negociación. Por eso, el frente a favor del fondo de recuperación deberá trabajar y coordinar sus posiciones en los próximos días, y cada capital tendrá que tomar también la dolorosa decisión de qué barcos quemar si hace falta ceder en el MFP para obtener concesiones en el fondo de recuperación.

Últimos días antes de que los líderes europeos se reúnan en Bruselas para discutir el próximo marco financiero plurianual y el fondo de recuperación con el que la UE busca reactivar la economía europea tras el 'shock' creado por el coronavirus. A medida que la fecha se acerca y los nervios aumentan, las capitales apuntalan sus posiciones, sus líneas rojas y exigencias de cara a una cumbre que se celebra el próximo 17 y 18 de julio y que no será para nada sencilla.

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