Villanos en enero, héroes en abril: así ha empoderado la pandemia a los súper
Este mismo año, Sánchez les pidió hacer autocrítica ante las bajadas inaceptables de los precios de los productos agrarios. Hoy, se han colocado como agente económico o como vertebrador social
Hace unos días, el representante de la mayor patronal de supermercados (Ignacio García Magarzo, ASEDAS) compareció en la Comisión para la Reconstrucción con alfombra roja y música de laudes. Todos los grupos parlamentarios sin excepción se deshicieron en elogios y felicitaciones por el desempeño realizado durante la pandemia.
Este mismo año, a comienzos del mes de febrero, el presidente del Gobierno llamó a los grandes supermercados a hacer autocrítica ante las bajadas inaceptables de los precios de los productos agrarios. Pedro Sánchez sentía cada vez más cerca la presión del campo español ante la falta de futuro y señaló a quien convenía: ellos eran los culpables.
Cuatro meses después, pandemia mediante, la distribución alimentaria está de dulce. Aquel esfuerzo por rebatir las acusaciones del presidente del Gobierno fue un juego de niños en comparación con la que se vino encima la segunda semana de marzo, cuando los españoles salieron en tromba a comprar de manera compulsiva, llevados por un instinto de acopio.
Aquellos diez días críticos, previos y posteriores a la declaración del estado de alarma, tensionaron como nunca antes a la cadena alimentaria. Y, aun así, a cada lineal vacío durante el día le seguía otro repuesto a la jornada siguiente. La reacción —autogestionada— fue tan positiva como ninguno imaginó, gracias al esfuerzo de trabajadores, proveedores y empresarios.
España ha acumulado errores como otros muchos países en la gestión del coronavirus, un perfecto cisne negro, como se excusa Iván Redondo, pero a diferencia de otros comparables con nosotros, la cadena de suministro respondió —"no fue fácil ni evidente"— y nunca hubo problemas de desabastecimiento, pese a enfrentarse al "mayor reto que jamás ha tenido".
Ahora que las buenas formas se abren paso tras casi 100 días de fuego cruzado entre partidos, los ‘súper’ han aprovechado su oportunidad para romper una lanza en favor de Reyes Maroto, titular de Industria, Comercio y Turismo, que por momentos durante la crisis pareció una ministra sin peso, sometida a Sanidad y desacreditada en público ante sus 'stakeholders'.
Si hubo aplausos para los sanitarios, también los hubo de manera espontánea para los trabajadores de los supermercados del barrio. No lo sabíamos, pero hablamos de un sector que representa el 13% del PIB —datos de la CEOE—, aporta el 17% de los afiliados a la Seguridad Social y casi un 80% de sus empleados tienen contrato fijo. Y, aun así, faltaba consideración social.
Esta crisis ha demostrado, entre otras cosas, que este sector funciona. Y que el formato de proximidad desarrollado durante las últimas décadas —25.000 puntos de venta, una red con un tamaño similar a la de las farmacias— ha convertido al modelo de distribución alimentaria español en uno de los más eficientes —mejor relación calidad/precio— de nuestro entorno.
En esa comparecencia de hace unos días, el 'lobista' en jefe de los ‘súper’ —aglutina al 70% de la distribución alimentaria— se descolgó con un decálogo de propuestas o aspectos a considerar. Nada muy diferente de la carta a los Reyes Magos que cada sector traslada a un Gobierno recién formado, aunque el 'timing' en esta ocasión le confiere algo más de legitimidad.
Su decálogo serviría para un contexto ajeno a la crisis sanitaria y económica, pero dadas las circunstancias García Magarzo hace más hincapié en su conveniencia para estos tiempos.
1. Seguir considerando la distribución alimentaria como un sector esencial
2. Volver la normalidad normativa: regular menos y mejor
3. No incrementar la presión fiscal sobre el consumo
4. Fortalecer la cadena alimentaria: más tamaño y más integración
5. Hacer bajo concertación social cualquier reforma laboral
6. Luchar contra el absentismo laboral
7. Combatir el hurto reincidente, relacionado con el crimen organizado
8. Fomentar la transición verde y la economía circular
9. Atender necesidades de ayuda alimentaria
10. Ofrecer consenso a los políticos
El sector de la distribución alimentaria pocas veces va a gozar de una ventana de oportunidad tan amplia para introducir en la agenda política sus demandas. Porque, visto lo ocurrido durante la pandemia, su trascendencia es mayor de la que imaginábamos, como agente económico y como vertebrador social. Y más si pasas de villano a héroe en solo un trimestre.
Hace unos días, el representante de la mayor patronal de supermercados (Ignacio García Magarzo, ASEDAS) compareció en la Comisión para la Reconstrucción con alfombra roja y música de laudes. Todos los grupos parlamentarios sin excepción se deshicieron en elogios y felicitaciones por el desempeño realizado durante la pandemia.