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El coronavirus pone a prueba el 'rating' de España, que salva la primera ola de recortes
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Evita también una rebaja de Fitch

El coronavirus pone a prueba el 'rating' de España, que salva la primera ola de recortes

La decisión de Fitch de mantener sin cambios el 'rating' de España, permite al país completar el ciclo de revisiones sin daño, pese al agujero que la crisis del covid-19 hará en sus cuentas

Foto: La vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en una comparecencia en el Congreso. (EFE)
La vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en una comparecencia en el Congreso. (EFE)

España ha salvado la primera oleada de recortes que amenazaba su 'rating'. La decisión de la agencia Fitch, anunciada en la noche del viernes, de mantener sin cambio la nota de la deuda española ha permitido que la deuda pública cierre una ronda completa de revisiones sin una sola rebaja pese al grave agujero que parece inevitable que la crisis provoque en las cuentas públicas.

De hecho, en su informe de este viernes, los propios analistas de Fitch admitían que la contracción del 9,6% que prevén que la economía española experimentará en 2020 y el aumento del gasto público para hacer frente a las consecuencias de la pandemia conducirán a un incremento del déficit hasta el 11,1%, que se traducirá en una ratio de deuda sobre el PIB superior al 115%.

Si esta situación no ha merecido una rebaja del 'rating' español se debe, en buena medida, a la red de seguridad tejida por Europa (principalmente por medio de los programas de compra de deuda del BCE y, potencialmente, a través de la propuesta de un fondo de reconstrucción que incluiría un sustancial apoyo económico en forma de transferencias), que es vista como una garantía de que, al menos en el corto plazo, los costes de financiación se mantendrán muy contenidos.

Foto: (EFE)

"Los riesgos de una mayor deuda pública se mitigan con condiciones de financiación favorables", indica el informe de Fitch, antes de subrayar que, "además, las iniciativas recientes en la UE, incluido el Plan de Recuperación para Europa propuesto por la Comisión Europea, pueden limitar el deterioro esperado de las finanzas públicas".

"De momento las decisiones de las agencias de 'rating' dependerán más de las expectativas que presente en cuanto a capacidad y condiciones el plan de recuperación europeo y de cómo evolucionen las compras del BCE, que son las que por ahora mantienen las rentabilidades de la deuda contenidas. Así, las perspectivas económicas podrían permanecer por el momento en un segundo plano", explica Patricia García, de Macroyield.

Argumentos similares se podían detectar en el informe emitido el pasado 1 de junio por la agencia DBRS Mornigstar, que también optó por rebajar la perspectiva de la deuda española —en su caso, a 'estable'— sin modificar la nota que le otorga, que es de A-. "A pesar del mayor índice de deuda pública, DBRS Mornigstar considera que la sostenibilidad de la deuda de España sigue siendo fuerte, ya que los costes de financiación siguen siendo muy bajos, gracias a la respuesta monetaria masiva del BCE", señalaban entonces.

placeholder Prima de riesgo del bono español a 10 años frente al alemán, en el último año. (Bloomberg)
Prima de riesgo del bono español a 10 años frente al alemán, en el último año. (Bloomberg)

Antes de esto, el pasado 20 de marzo, fueron Moody's y S&P las que decidieron dejar sin cambios la nota de la deuda española. Por entonces, los expertos aún mostraban su escasa visibilidad ante la crisis con unas previsiones —S&P, por ejemplo, proyectaba una contracción de la economía española del 1,8% en 2020— que quedaron sobrepasadas en las semanas posteriores. Sin embargo, tras ajustar sus propias previsiones, ninguna ha considerado necesario hacer un recorte extraordinario de la calificación de España, plasmando su confianza en que el deterioro fiscal sea temporal y que el país pueda beneficiarse del apoyo del BCE y de las instituciones europeas.

"Las agencias de 'rating' están actuando en esta crisis de forma mucho más cauta que en anteriores, convencidas de que se tratará de un impacto temporal y que sus consecuencias están limitadas por los fuertes estímulos que se han activado y los bajos costes de financiación", corrobora José Manuel Amor, socio director del área de Análisis Económico de Afi.

Es fácil comprender estos planteamientos. Diluidas las tensiones que dispararon la prima de riesgo en las primeras semanas de la crisis, la situación de la deuda española en los mercados no transmite la menor señal de alarma. Con la prima de riesgo estabilizada ligeramente por encima de los 100 puntos básicos, el interés del bono a 10 años en el entorno del 0,6% —la mitad del 1,2% que llegó a rebasar en los momentos de mayor tensión, a mediados de marzo— y todos los plazos hasta 5 años cotizando en terreno negativo, incluso un endeudamiento histórico como el que tendrá que financiar el Tesoro Público este año puede parecer manejable.

A los costes actuales, España podría refinanciar los más de 18.000 millones en bonos que vencen en octubre a un tipo de interés ocho veces inferior

Al fin y al cabo, el coste medio de la deuda emitida en 2020, al cierre de mayo, apenas alcanza el 0,32%. De mantenerse estas cifras, los 130.000 millones de emisión neta que la institución pública se ha marcado como objetivo —de los que ya ha cubierto más de la mitad— supondrían para las arcas públicas un coste anual en intereses de 416 millones de euros, una cantidad minúscula si se compara con el tamaño de la economía nacional o con los más de 5.000 millones que habrían supuesto a un coste medio cercano al 4%, como los que se registraron en 2011, en plena de crisis de la deuda y antes de que se iniciara el apoyo efectivo del BCE.

En estas condiciones, el Tesoro se encuentra en disposición de seguir rebajando de forma ostensible los costes medios de la deuda española, que recientemente han caído por debajo del 2%. Hoy, ninguno de los títulos españoles, ni siquiera en los plazos más largos, paga en el mercado secundario rentabilidades superiores al 1,7%, lo que demuestra la capacidad para seguir rebajando esos costes medios a medida que se afronta la refinanciación de bonos emitidos en años anteriores, como los más de 18.000 millones de euros que vencen el próximo octubre, y que fueron lanzados al mercado en 2010, a un tipo cercano al 5%. Los 892 millones en intereses anuales que han supuesto esos títulos representarían al coste actual del mercado alrededor de 110 millones.

Sin embargo, el éxito de España al evitar una rebaja de 'rating' en esta primera ronda de revisiones tras el golpe de la crisis no puede ocultar las vulnerabilidades que presenta su posición financiera, cuya solvencia a largo plazo no puede fiarse en exclusiva al respaldo del BCE. "¿Qué pasará cuando gran parte de Europa haya dejado atrás la crisis y se cuestione la necesidad de que el BCE mantenga una política tan expansiva?", se pregunta Javier Ferri, profesor de la Universidad de Valencia e investigador asociado de Fedea.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Reuters)

Se trata de una cuestión recurrente al analizar la sostenibilidad de la deuda en Europa. El BCE actualmente está conteniendo los costes con un programa contra la pandemia, el PEPP, cuya duración acaba de ampliarse hasta mediados de 2021. Para entonces es posible que buena parte de Europa haya dejado atrás el impacto más severo de la crisis y surjan presiones para que el banco central ponga fin o, al menos, modere, este programa extraordinario. Sin embargo, la reducción del monto de deuda acumulado en estos meses será un trabajo de varios años. De hecho, Fitch prevé que en 2021 la ratio de deuda sobre el PIB se eleve del 115,9 al 117,9%, a pesar del repunte del 4,4% que pronostica para la economía para el próximo ejercicio.

En esas circunstancias, con una deuda claramente por encima de los 1,3 billones de euros, cualquier disminución del respaldo del BCE podría traducirse fácilmente en un incremento de los costes, de consecuencias potenciales muy preocupantes. No en vano, cada repunte del coste medio de la deuda del 0,1% representaría un incremento de la factura de la deuda superior a los 1.300 millones de euros al año.

Y ni siquiera hace falta que el BCE retire su respaldo para que España tenga que lidiar con un repunte de las tensiones sobre su deuda. No hay más que ver el alza que experimentaron los tipos en marzo y abril, ante las dudas sobre el plan de reconstrucción europeo. Como explica Amor, alrededor del 50% de la deuda nacional se encuentra actualmente en manos de inversores internacionales, por lo que es necesario que estos mantengan la confianza en la capacidad de refinanciación de España para que no se produzca una retracción de la demanda que, lógicamente, tendría su reflejo en los costes.

placeholder El secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos San Basilio. (EFE)
El secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos San Basilio. (EFE)

Por eso, el experto de Afi defiende que es importante que el mercado mantenga la confianza en el respaldo del BCE y en la disposición de las instituciones europeas para defender a sus países miembros, pero también en el rumbo de las políticas económicas nacionales. "Lo primero que van a demandar los inversores internacionales es que no nos equivoquemos con medidas que van en contra de una economía competitiva y que no se den pasos atrás en medidas que han sido efectivas", señala, en clara referencia a la polémica reforma laboral, cuya derogación ha sido planteada por el Gobierno.

Cabe recordar que precisamente la reversión de la reforma laboral ha sido recurrentemente señalada por agencias como Moody's como un probable desencadenante de un recorte de la nota que otorgan a la deuda española, al entender que iría en contra de la competitividad y, por ende, de la capacidad de crecimiento a largo plazo de la economía nacional. Fitch, por su parte, ha puesto este viernes el foco en el peligro de que el deterioro fiscal motivado por una crisis puntual se convierta en un problema persistente, con un aumento sustancial en la relación entre la deuda pública y el PIB a medio plazo y un deterioro de la posición exterior por la posible pérdida de competitividad internacional.

Tras salvar esta primera ronda de posibles recortes, los expertos consideran que es poco previsible que España se vea afectada por una sucesión de rebajas de 'rating' como la que tuvo lugar entre 2011 y 2012, cuando el país estuvo al borde del colapso financiero. Pero un único recorte —sobre todo si viene por parte de Fitch o S&P, las dos grandes agencias que otorgan una nota A a España—, puede tener consecuencias nocivas para la solvencia española, ya que limitarían el atractivo para los inversores más exigentes.

Una rebaja de calificación supondría un lastre para el atractivo de la deuda española ante los inversores internacionales, que poseen casi el 50%

No puede ignorarse que con una protección semejante —y hasta mayor— por parte del BCE, Italia paga hoy por su deuda tipos sustancialmente más elevados que España, con primas que van de los 40 puntos a un año, a los 80 a 10 o a los 100 a 30, un sobreprecio que evidencia la capacidad que tiene el mercado de exigir mayores rentabilidades a la deuda que les genera menos confianza, por mucho apoyo que ponga sobre la mesa el banco central.

Es por esto que Ferri considera que el Gobierno español no puede aplazar la elaboración de un plan creíble de ajuste fiscal, que perfile una senda de reducción consistente de la deuda pública, a través del cierre de la brecha fiscal y el impulso del crecimiento económico. "Tras esta crisis, España se va a encontrar con un margen fiscal aún más reducido. Y cada crisis a partir de ahora supondría una mayor acumulación de deuda sobre niveles ya elevados... No es fácil deducir a partir de qué niveles esto se empieza a plasmar en una subida de la prima de riesgo, pero es un peligro evidente", avisa.

España ha salvado la primera oleada de recortes que amenazaba su 'rating'. La decisión de la agencia Fitch, anunciada en la noche del viernes, de mantener sin cambio la nota de la deuda española ha permitido que la deuda pública cierre una ronda completa de revisiones sin una sola rebaja pese al grave agujero que parece inevitable que la crisis provoque en las cuentas públicas.

Fitch Tesoro Público Rating
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