La industria y la construcción se hunden y España se encomienda al turismo
La industria y la construcción apenas reaccionaron en mayo al levantamiento de muchas restricciones. La economía se encomienda a los servicios, en particular el turismo
La recuperación de la actividad industrial será lenta. Desde luego, más pausada que en el conjunto de la economía. Lo acaba de poner de relieve el indicador de clima industrial, que recoge ya los datos de mayo, cuando se levantaron, al contrario que en el sector servicios, muchas de las restricciones impuestas por el estado de alarma. El ICI, en concreto, y una vez corregido de variaciones estacionales, se situó en -33 puntos, lo que supone un mínimo avance de 2,1 puntos respecto de abril.
Se trata del tercer nivel más bajo desde la recesión de 1993, lo que da idea del parón de la industria a consecuencia de la pandemia. Hay que tener en cuenta, como recuerda el propio ministerio del ramo, que la actividad industrial recuperó su actividad el lunes 13 de abril, “por lo que en mayo las empresas han podido desarrollar su actividad con menores restricciones que en el mes anterior”. Es decir, que con muchas menos limitaciones, el sector apenas se ha recuperado. En particular, por su alta dependencia del sector servicios, cuya apertura está siendo mucho más lenta.
Algo parecido le ha pasado a la construcción, que tampoco levantó cabeza en mayo pese a que en dicho mes se aflojaron ya muchas restricciones. En concreto, el indicador de clima de la construcción (ICC) se sitúo en -39,4 puntos, lo que supone un retroceso de 8,3 puntos respecto del mes de abril.
La causa principal de ambos desplomes hay que relacionarla con el hundimiento de sus respectivas carteras de pedidos, que son indicadores de adelantados de actividad y que, por lo tanto, se observarán en los próximos meses. El caso de la cartera de pedidos en la industria es especialmente significativo porque, como dicen los técnicos de Industria, “ahonda en su nivel negativo, y se mantiene en valores solo alcanzados en anteriores periodos recesivos”. Es decir, no hay signos relevantes de reactivación.
Edificios y obra civil
En el caso de la construcción, el desplome es generalizado en los tres subsectores que componen el sector: construcción de edificios (-47,3 puntos), actividades especializadas (-41,5 puntos) y, finalmente, obra civil (-29,9 puntos). Es decir, en todos los casos, caídas espectaculares en un contexto ya muy diferente al del mes de abril, lo que deja en manos del sector servicios la recuperación económica.
Según los datos de Industria, el periodo de trabajo asegurado en la construcción se sitúa en 488,7 días, con lo que en mayo se han recuperado 42,2 días respecto del mes anterior. Un valor que es todavía inferior en 6,4 días al que había hace un año. A mediados de 2017, cuando la economía española crecía por encima del 3%, el periodo de trabajo asegurado se llegó a situar por encima de los 670 días.
Los últimos datos de Seopan, la patronal de la construcción, muestran que la licitación pública en edificación cayó un 50,2% en el primer cuatrimestre del año, mientras que en obra civil el descenso fue del 39,7%.
Esta falta de tracción por parte de dos sectores clave de la economía es lo que puede explicar el interés del Gobierno en acelerar al máximo la desescalada en aras de salvar, al menos, los meses centrales del turismo. No en vano, el cierre de fronteras ha supuesto ya para la economía española un coste de unos 7.100 millones.
Bienes intermedios
En el caso de la industria, el desplome de la actividad es particularmente intenso en los bienes intermedios, que son los que sirven para producir otros bienes, aunque es también significativo el ligero empeoramiento de la producción de bienes de consumo, lo que, sin duda, hay que relacionar con el cierre parcial del sector servicios.
El pesimismo sobre el futuro de la industria es lo que explica que las empresas tengan escasas esperanzas sobre una recuperación del empleo durante los próximos tres meses.
Las expectativas aumentaron en solo ocho décimas en mayo y se mantienen en -33,5 puntos. La evolución del clima industrial en España, en todo caso, no es muy distinta a la que se está registrando en la Unión Europea, lo que limita la capacidad de recuperación de las exportaciones. Dependerá, en última instancia, de la eficacia de las medidas que están tomando algunos países para estimular sus demandas internas, principalmente aquellos que tienen mayor margen presupuestario. Alemania, por ejemplo, ha anunciado un nuevo paquete de estímulo que incorpora una rebaja temporal del IVA del 19% al 16%.
Pero mientras que eso llegue, tanto la industria como la construcción seguirán trabajando al ralentí, como lo demuestra el indicador que refleja a qué ritmo están trabajando las fábricas. Y lo que dicen las estadísticas oficiales es que la utilización de la capacidad productiva se ha situado en el segundo trimestre de este año en el 70,9%, lo que supone 10 puntos menos que en el trimestre anterior.
Se trata de niveles desconocidos desde la anterior recesión, hace algo más de 10 años, y pone de relieve que nada menos que el 30% de la capacidad instalada está ocioso, sin bien en el caso de los bienes intermedios ese porcentaje supera el 37%. Eso significa un retraso en la inversión, ya que las empresas no destinarán nuevos fondos en renovar y ampliar equipos hasta que mejoren sus expectativas y su cartera de pedidos.
La recuperación de la actividad industrial será lenta. Desde luego, más pausada que en el conjunto de la economía. Lo acaba de poner de relieve el indicador de clima industrial, que recoge ya los datos de mayo, cuando se levantaron, al contrario que en el sector servicios, muchas de las restricciones impuestas por el estado de alarma. El ICI, en concreto, y una vez corregido de variaciones estacionales, se situó en -33 puntos, lo que supone un mínimo avance de 2,1 puntos respecto de abril.