A vueltas con las fronteras gala y lusa: el Gobierno no renuncia a abrirlas en junio

La polémica desatada esta mañana en torno a la cuestión de la reapertura de las fronteras con los países vecinos, Portugal y Francia, ha provocado una nueva enmienda a sus propias palabras por parte del Gobierno que, sin embargo, tiene detrás mucho mar de fondo y menos desmentido de lo que realmente se está cocinado.

Tras las palabras de la ministra de Industria, Reyes Maroto, que en unas declaraciones recogidas por la agencia Reuters esta mañana afirmaba que España pretendía adelantar la reapertura de sus pasos fronterizos con Francia y Portugal al próximo 22 de junio, el ministerio ha tenido que salir al paso y enviar una nota aclaratoria, en la que ha subrayado no tener previsto ese adelanto.

"Con arreglo al principio de gradualidad, y teniendo en cuenta los compromisos anunciados de reapertura del turismo internacional, la movilidad internacional segura tendrá lugar a partir del 1 de julio", se ha señalado desde el propio Ministerio de Industria, con un comunicado en el que también se ha asegurado que el Gobierno se mantiene en contacto "permanente" con la Unión Europea para coordinar la eliminación progresiva de las restricciones en los controles fronterizos entre las naciones europeas.

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Y es aquí donde está el quid de la cuestión. Según han confirmado a este medio fuentes de Interior, la fecha de poder abrir fronteras con los países vecinos el 22 de junio está sobre la mesa en las conversaciones que se mantienen tanto con Francia y Portugal como con la Unión Europea, conversaciones que se están manteniendo a diario para tratar de armonizar las medidas.

De hecho, en las declaraciones matutinas de Maroto que han generado esta nueva polémica, la ministra había explicado que la intención del Ejecutivo era que los viajeros procedentes de estos países no tuvieran que ajustarse a la cuarentena decretada para los visitantes extranjeros hasta el 1 de julio, pero reconocía que esta decisión aún no estaba aprobada.

Las fronteras españolas han permanecido cerradas desde mediados del pasado mes de marzo —con la única excepción de los trabajadores transfronterizos y los camioneros—, como parte de los esfuerzos del país para detener la expansión del covid-19. Ahora, en plena fase de desescalada, el Ejecutivo planea restablecer el libre tránsito con sus países vecinos, como parte de los planes para normalizar la actividad y reactivar el turismo.

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El Gobierno había fijado con anterioridad el 1 de julio como la fecha para reactivar los viajes internacionales, en un paso clave para el relanzamiento de la actividad turística. Sin embargo, la titular de Industria había apuntado a un adelantamiento en la apertura de las fronteras terrestres, que pasaría a coincidir con el final del estado de alarma, fijado para el próximo 21 de junio.

De este modo, en los planes del Gobierno está que las conexiones terrestres de España con Francia y Portugal se articularían en el mismo momento en que fuera posible para la mayor parte de los ciudadanos reiniciar los viajes entre comunidades autónomas. Este mismo miércoles, miembros del Ejecutivo luso se mostraban reacios a reabrir las fronteras con España antes del 1 de julio, ante las restricciones al movimiento que es probable que aún imperen dentro del territorio español.

La reapertura de las fronteras internas representa también uno de los objetivos fundamentales dentro de la Unión Europea, dada la relevancia que tiene la libertad de movimientos dentro de la región como parte del proyecto común.