BdE avisa de "gran incertidumbre" sobre las exportaciones ante la caída de intercambios
El organismo apunta sobre el turismo receptor que la evolución futura está "enormemente condicionada" por el ritmo de eliminación de las restricciones a la movilidad
El Banco de España avisa de que las perspectivas sobre la evolución del saldo exterior de la economía se han visto alteradas "bruscamente" por la crisis del Covid-19 y existe una "gran incertidumbre" en el futuro próximo acerca de la magnitud (e incluso del signo) de sus efectos sobre dicho saldo, en un contexto de "drástica reducción" de los intercambios exteriores de bienes y servicios.
Así lo señala el organismo supervisor en un artículo analítico sobre la balanza de pagos y la posición de inversión internacional de España en 2019, en el que subraya que, por el momento, la información de balanza de pagos relativa a marzo ha arrojado una necesidad de financiación, por primera vez en ese mes desde 2012, que ha venido asociada a la fuerte caída de los ingresos por turismo a que han dado lugar las medidas de restricción a la movilidad adoptadas tanto en España como en los países de origen.
El organismo apunta sobre el turismo receptor que la evolución futura está "enormemente condicionada" por el ritmo de eliminación de las restricciones a la movilidad, que, a su vez, depende tanto de la evolución de la pandemia como de la percepción de riesgo, lo que cree podría llevar a la adopción de medidas de distanciamiento social "voluntario" por parte de los potenciales turistas.
Superávit externo
Previo al impacto del Covid este año, destaca que en 2019 la economía española volvió a registrar un superávit externo por octavo año consecutivo. Según los datos de la balanza de pagos, la capacidad de financiación de España se situó el pasado año en el 2,3% del PIB, aproximadamente 0,1 puntos porcentuales menos que en 2018.
La reducción del superávit de la cuenta de capital contrarrestó la mejoría de la balanza por cuenta corriente, que reflejó la corrección del déficit de bienes energéticos, propiciada por el descenso del precio del petróleo, y que, a su vez, compensó el estancamiento de los ingresos por turismo en términos de PIB y la ampliación de las importaciones netas de bienes no energéticos.
En cuanto a las transacciones financieras de la economía española con el resto del mundo en 2019, excluyendo el Banco de España, volvieron a arrojar un superávit por octavo año consecutivo, por valor del 1,5% del PIB, aunque inferior al del año anterior.
Esta evolución estuvo condicionada por el elevado volumen de compras de deuda pública realizadas por los inversores internacionales, que en parte fue compensado por una menor entrada de capitales en forma de inversión extranjera directa, en un contexto internacional de moderación de los flujos de este tipo de inversión en 2019, explica el análisis.
Por su parte, las operaciones financieras del Banco de España con el resto del mundo arrojaron un superávit por primera vez desde la introducción del programa de compras del Banco Central Europeo (BCE) en 2014, influido por algunos cambios en la instrumentación de la política monetaria del BCE, que llevaron a un menor aumento del exceso de reservas de los bancos del Eurosistema y a una cierta redistribución de estas hacia países como España que presentaban un menor volumen de exceso de reservas en relación con los balances de sus sistemas bancarios.
La capacidad de financiación de la economía española, unida a unos efectos valoración positivos (que se concentraron en los activos del Banco de España, los cuales se revalorizaron como resultado del descenso de los tipos de interés), se tradujo en una nueva reducción de la posición de inversión internacional (PII) deudora neta, la más intensa de los siete últimos años.
Además, el avance del PIB reforzó estas dinámicas, situándose la posición inversora internacional deudora neta en el 74% del PIB, el nivel más bajo desde 2006.
Por su parte, la deuda externa bruta volvió a incrementarse, hasta el 169,3% del PIB, debido a las transacciones financieras y, en menor medida, a los efectos valoración. Siguió aumentando la proporción de los pasivos con vencimiento a largo plazo y los que son emitidos por las administraciones públicas.
Baja a inversion extranjera
El análisis del Banco de España también muestra que en 2019 se produjo una contracción "particularmente acusada" de las entradas de inversión exterior directa (IED). En concreto, el volumen de las entradas de IED en España alcanzó el año pasado los 11.100 millones de euros, inferior a los 38.100 millones del año anterior, rompiendo con la tendencia ascendente desde 2016.
Esto se produjo por la debilidad de los flujos globales de inversión directa en un contexto general en el que el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas y el incremento de la incertidumbre, ligado en buena medida al conflicto comercial entre Estados Unidos y China y a otros focos de tensionamiento geopolítico.
Por su parte, el flujo de las salidas netas de IED ascendió a 21.600 millones de euros en 2019, nivel algo inferior al del ejercicio previo (22.900 millones) y bastante por debajo del observado durante los años precedentes.
El Banco de España avisa de que las perspectivas sobre la evolución del saldo exterior de la economía se han visto alteradas "bruscamente" por la crisis del Covid-19 y existe una "gran incertidumbre" en el futuro próximo acerca de la magnitud (e incluso del signo) de sus efectos sobre dicho saldo, en un contexto de "drástica reducción" de los intercambios exteriores de bienes y servicios.