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El drama de las empleadas del hogar en negro: sin ayudas ni empleo
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Un tercio no tiene derecho a ayudas

El drama de las empleadas del hogar en negro: sin ayudas ni empleo

Una de cada tres empleadas del hogar trabaja en negro y no podrá recibir la ayuda extraordinaria que se puede solicitar desde el martes para cobrar el 70% del salario

Foto: Una limpiadora desinfecta el ascensor del Hospital Virgen de la Arrixaca. (EFE)
Una limpiadora desinfecta el ascensor del Hospital Virgen de la Arrixaca. (EFE)

Gloria lleva muchos años trabajando como empleada del hogar en negro. Cuando comenzó la crisis del coronavirus, todo su mundo se derrumbó. Se quedó sin ingresos y sin posibilidad de percibir ninguna subvención. “Lo único que me aportaba trabajar cotizando es la pensión, y yo no puedo preocuparme por eso cuando no puedo pagar el piso”.

En España, hay 394.171 personas afiliadas a la Seguridad Social como empleadas del hogar, aunque según datos de la Encuesta de Población Activa, el número real de personas que trabajan en este sector supera los 580.000 trabajadores. El impacto de la crisis fue especialmente duro, mermando los ingresos o acabando totalmente con ellos, pero fue especialmente complicado para una de cada tres, que está trabajando en la economía sumergida.

“Cuando arrancó el estado de alarma, yo no tenía ningún contrato” explica Gloria. En ese momento trabajaba en varias casas, por lo que comenzó una negociación (en completa desventaja, por estar en negro) con todas ellas en la que se jugaba su supervivencia. Ninguna le pagaría nada a partir de marzo, pero algunas directamente se negaron a remunerar ni un solo euro de ese mes, otras accedieron a pagarle una parte del salario, mientras que unas pocas, viendo su situación, aceptaron pagarle el mes completo.

Foto: (EFE)

“Mi marido está en un ERTE, yo tengo unos gastos muy superiores a lo que gano ahora con este cambio drástico”, comenta. “Hemos vivido de lo que hemos ahorrado, pero eso se acabará muy pronto”.

Desde este martes, según se publica en el BOE, las empleadas del hogar (y los trabajadores temporales) tienen acceso a una ayuda extraordinaria. En el caso de este sector, asciende al 70% de lo que ganaban, hasta un máximo de 950 euros. Esta medida llega un mes después de aprobarse en Consejo de Ministros.

Celebramos la ayuda extraordinaria, es una muy buena medida, pero llega tarde

30 días después de su aprobación, la totalidad de las trabajadoras consultadas por El Confidencial desconocía la existencia de dicha ayuda, ni sabía que se podría pedir a partir de entonces.

A pesar de que las empleadas del hogar que no trabajan en negro tienen más facilidades, su situación también pende de un hilo. Además, el contacto con las administraciones para recibir ayuda habría sido, por lo menos hasta el momento, muy confuso.

“Más del 50% de las consultas que nos han llegado en el estado de alarma han sido de empleadas del hogar”, afirman desde la Unión Sindical Obrera (USO). Ana Haba, experta en el sector dentro del sindicato, explica que “celebramos la ayuda extraordinaria, es una muy buena medida, pero llega tarde”.

Maldita burocracia

Juana, una trabajadora del hogar con contrato en regla, fue al médico por sus problemas de asma. Los efectos que podría tener el covid sobre su estado de salud le hicieron dejar el trabajo de acuerdo con sus empleadores. El problema llegó a la hora de intentar acceder a ayudas para paliar el hecho de haberse quedado sin ingresos. “No sé si tengo derecho a ninguna ayuda, ni dónde puedo cobrarla. He llamado a la Seguridad Social y me pasan a otro número, luego me pasan a otro de nuevo, luego a otro…”.

“El proceso para lograr ayudas hasta ahora parece disuasorio, a ver si la gente no lo pide”, explican desde USO. “Los procedimientos de solicitud no son accesibles. Un ciudadano medio tendría problemas para rellenar los formularios, hay muchos tecnicismos y se piden requerimientos muy complicados”.

Las últimas consultas que nos llegaban de las empleadas del hogar eran sobre dónde pueden ir para conseguir alimentos

Esto es aún más difícil cuando la Administración no puede atender presencialmente. Este hecho “ha supuesto una dificultad enorme para poder ayudar al sector”. Y la situación, según el sindicato, “es especialmente grave por la fragilidad económica” de las personas que trabajan en él. Desde USO, afirman que “las últimas consultas que nos llegaban de las empleadas del hogar eran sobre dónde pueden ir para conseguir alimentos”.

El hijo de Alberto contrató una empleada del hogar para cuidar de su padre. Con la crisis, al ser población de riesgo, decidieron reducir su jornada al 100%. Al intentar ayudarla con los trámites legales para que pueda acceder a subsidios, se encontraron con dificultades. “No sabemos qué pasos tenemos que seguir, no encontramos el procedimiento y, además, en la web de la Seguridad Social no se recogía la información que necesitamos”.

Cómo pedir la ayuda extraordinaria

Para solicitar el subsidio extraordinario para las empleadas del hogar, hay que entrar en esta página del SEPE, donde vienen todas las condiciones y la información al respecto del mismo. Este subsidio estará vigentes hasta que pase un mes desde la finalización del estado de alarma.

Álvaro San Martín, abogado laboralista del bufete Casadeley, explica que "las trabajadoras tienen que haber estado dadas de alta en la Seguridad Social antes de la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, y han tenido que cesar temporalmente en estos servicios, de forma total o parcial, o bien haber sido despedidas".

Exactamente, la ayuda “es proporcional al porcentaje de reducción de jornada aplicado (en su caso) y la cuantía asciende al 70% de la base reguladora del mes anterior y es compatible con otro trabajo en otro hogar, siempre que no supere el salario mínimo interprofesional (de 950 euros al mes) acreditando estos extremos a través de una declaración responsable”. Remarcan, además, que es incompatible con el subsidio por incapacidad temporal.

Gloria lleva muchos años trabajando como empleada del hogar en negro. Cuando comenzó la crisis del coronavirus, todo su mundo se derrumbó. Se quedó sin ingresos y sin posibilidad de percibir ninguna subvención. “Lo único que me aportaba trabajar cotizando es la pensión, y yo no puedo preocuparme por eso cuando no puedo pagar el piso”.

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