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¿El Eurogrupo de la verdad? Estas son las opciones sobre la mesa contra el Covid-19
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¿El Eurogrupo de la verdad? Estas son las opciones sobre la mesa contra el Covid-19

Los ministros de Finanzas abordan la caja de herramientas que la UE tiene sobre la mesa ante el Covid-19, y los coronabonos no son una de ellas

Foto: Mário Centeno, presidente del Eurogrupo, junto a Paolo Gentiloni, comisario de Economía (Reuters)
Mário Centeno, presidente del Eurogrupo, junto a Paolo Gentiloni, comisario de Economía (Reuters)

Su incapacidad para el acuerdo, por falta de voluntad política y por falta de liderazgo, ha llevado poco a poco al Eurogrupo a la irrelevancia. No fueron en su momento, hace solo algunos meses, capaces de acordar los elementos básicos de la reforma de la Eurozona y ahora los ministros de Finanzas de los Veintisiete (ya que es una reunión en formato inclusivo) están sufriendo para alcanzar un acuerdo sobre las medidas económicas ante el Covid-19.

El 23 de marzo el Eurogrupo se reunía en un ambiente tenso y difícil. Para entonces Países Bajos ya había empezado una ofensiva por la que, ahora, su ministro de Finanzas ha tenido que pedir disculpas: lejos de mostrar solidaridad hacia España e Italia, pidió a la Comisión Europea que investigara por qué esos países no tenían espacio fiscal ahora.

De ese encuentro solo se salió con una conclusión: había un “amplio consenso” en poner en marcha una línea precautoria de condiciones mejoradas (ECCL) del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo europeo de rescates, que cubriría hasta el 2% del PIB de cada Estado miembro que quisiera pedirlo, con la posibilidad de incrementar su tamaño. Quedaba el pulso de la condicionalidad: los programas del MEDE requieren de un memorando de entendimiento (MoU) y una condicionalidad. Italia consideraba que eso estigmatizaría al país que lo tuviera que pedir. España le apoyaba: si había condicionalidad tendría que ser mínima. Austria y otros países se negaban.

placeholder Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. (EFE)
Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. (EFE)

Ese boceto de plan fue presentado a los líderes para que desatascaran la situación. Al final Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Giuseppe Conte, primer ministro italiano, se plantaron y se negaron a firmar unas conclusiones que consideraban insuficientes. Además, los diplomáticos holandeses habían conseguido colar una referencia a que las medidas se tomaran dentro del “tratado” del MEDE. Eso podía poner trabas a la creación de nuevos instrumentos y a la flexibilización del mecanismo.

Así que al final los líderes devolvieron el trabajo a un Eurogrupo desautorizado e incapaz de avanzar, entre otras cosas, porque como la cumbre de líderes demostraba, sus jefes tampoco estaban en disposición de estar de acuerdo. Y los ministros de Finanzas y sus números dos, reunidos en el grupo de trabajo del Eurogrupo (donde se preparan las reuniones de los ministros), han estado intentando concretar el boceto al mismo tiempo que van llegando distintas propuestas.

Foto: Pedro Sánchez y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte (i), en una cena de líderes europeos, el pasado verano. (Reuters)
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Lo cierto es que se ha avanzado poco. Se habla de un nuevo instrumento dentro del MEDE que, según un documento al que ha tenido acceso El País, podría alcanzar los 80.000 millones de euros, repartidos siguiendo la clave de participación en el Mecanismo, por lo que España obtendría solo 10.000 millones. Fuentes del ministerio de Economía señalan, sin embargo, que la discusión sigue “muy abierta”. Hay muchas cosas que siguen sin gustar, y Roberto Gualtieri, ministro de Finanzas italiano, está en primera línea de batalla en contra de una medida que se pueda quedar corta.

Los progresos en el rol del MEDE no parecen suficientes. Si los líderes de España e Italia se plantaron en la cumbre al considerar que lo comprometido no era suficiente, estos avances en el Eurogrupo no hacen previsible un acuerdo global sobre la respuesta europea cuando los jefes de Estado y de Gobierno vuelvan a charlar en los próximos días.

Los críticos de esta línea de trabajo, dentro y fuera de Bruselas, señalan que el crédito está garantizado, tanto por el último paquete de 750.000 millones del Banco Central Europeo (BCE) como por parte de los instrumentos que ya existen y que están en manos del MEDE, y que es el momento de poner en marcha un instrumento que no asista a los Estados miembros, sino que reparta la carga de la respuesta y evite un alto endeudamiento que vaya a obligar a un proceso de ajuste posterior que acabará por empeorar la situación.

placeholder Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (Reuters)
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (Reuters)

La idea de los coronabonos, propuesta por España, Portugal, Italia, Grecia, Eslovenia, Francia, Bélgica, Luxemburgo e Irlanda es tóxica para Países Bajos y Alemania, que se niegan a explorar esa posibilidad. Por el momento, y tras varias semanas de ofensiva, parece que esta idea ha comenzado a perder impulso de cara a este próximo Eurogrupo, aunque muchos expertos y analistas recuerdan que puede ser una de la mejor opción.

Mário Centeno, presidente del Eurogrupo, ha confirmado esa pérdida de empuje a favor de los coronabonos en una entrevista con una serie de medios europeos en la que ha pedido centrar la atención sobre los otros puntos que los ministros tendrán sobre la mesa. "Vamos a proponer un nuevo paquete para defender la Eurozona y la UE. Hemos trabajado en tres redes de seguridad: para la deuda soberana, para las empresas y para los trabajadores", ha defendido Centeno. Se refiere los trabajos sobre MEDE por un lado, a la propuesta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) de una garantía paneuropea de hasta 200.000 millones para el tejido empresarial, y de la última propuesta de Bruselas de apoyo al empleo.

Foto: El vicepresidente (i) y el presidente del BEI, Alexander Stubb y Werner Hoyer. (EFE)

"Estas tres medidas representan una red de seguridad de alrededor de medio billón de euros", ha señalado el portugués, explicando que la puerta de los coronabonos no está cerrada, pero dando a entender que este no es el momento de terminar de abrirla: "El debate (de los coronabonos) está abierto. Quiero mostrar que el Eurogrupo es capaz de tomar decisiones y presentar opciones a los líderes. Ahora hay un amplio apoyo a una respuesta en la línea que he explicado. Necesitamos continuar por esa vía, sin líneas rojas, con la mentalidad abierta".

Pero ni Conte ni Sánchez están dispuestos a ceder fácilmente. Tras recibir una carta por parte de la presidenta de la Comisión Europea esta semana, el primer ministro italiano ha pedido a Bruselas que no se centre en buscar un "flotador" sino un "bote salvavidas" para toda la Eurozona. Sánchez, en esa misma línea, explicó este sábado en una intervención televisada que "España no va a renunciar a los eurobonos". "Estamos en un punto de inflexión en Europa. Si la UE existe es para hacer frente a este tipo de crisis", ha explicado el presidente del Gobierno.

En cualquier caso, el Eurogrupo estará, como ha apuntado ya Centeno, centrado en intentar sacar adelante aquellos elementos en los que ya hay acuerdo, mientras se sigue desarrollando de fondo el debate de los coronabonos. El miedo del portugués es que el debate de dichos instrumentos tome como rehén el resto de la agenda y que, una vez más, los ministros de Finanzas no sean capaces de entregar a los líderes un menú completo de medidas económicas.

placeholder El presidente del Gobierno junto a su homólogo italiano. (EFE)
El presidente del Gobierno junto a su homólogo italiano. (EFE)

Propuesta de la Comisión

Lo que los ministros sí tendrán sobre la mesa es la propuesta de la Comisión Europea para crear un instrumento de apoyo al empleo. Bruselas necesitará que los Estados miembros den garantías de hasta 25.000 millones de euros, para después poder emitir bonos y completar un fondo que tendría 100.000 millones de capacidad.

Este instrumento serviría para que los países cuyos mercados laborales estén sometidos a un fuerte estrés puedan contar con crédito en condiciones ventajosas para ofrecer a las empresas apoyo financiero y sustituir los despidos por otras figuras, como reducción de jornadas o, como en el caso de España, son los ERTE. La idea es reactivar rápidamente la economía una vez haya pasado la pandemia, permitiendo a los trabajadores poder seguir pagando las facturas mientras dure el coma laboral.

La idea ya fue sondeada por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que considera que es una propuesta que cuenta con el apoyo suficiente y que Bruselas no pasará apuros para lograr los 25.000 millones de euros de garantías que son necesarios para alcanzar el objetivo final.

placeholder Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (EFE)
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (EFE)

Propuestas de París y La Haya

Aunque las propuestas concretas dentro del Eurogrupo han avanzado poco, lo que sí que ha cambiado es el ambiente. El Gobierno holandés ha comenzado a recibir mucha presión desde distintos flancos: dos de los cuatro socios del Ejecutivo se han desmarcado de su línea dura, y tanto el actual como el anterior gobernador del banco central piden una respuesta europea. Los medios aprietan al primer ministro Mark Rutte, que ya ha tenido que pedir perdón por no haber mostrado empatía hacia el sur.

En Alemania Angela Merkel también está siendo sometida a presión. En un país en el que los medios y la opinión pública son tremendamente poderosos en Berlín, las tornas están cambiando y se pide mostrar solidaridad hacia el sur mientras la canciller se juega todo su legado europeo: lo que haga ahora marcará cómo se le recuerde en la historia europea.

Foto: Mark Rutte, en uno de los últimos Consejos Europeos. (Reuters)

Eso hace que La Haya y Berlín, que hasta ahora estaban de brazos cruzados, hayan comenzado a hacer borradores, dibujar ideas y pensar en posibilidades. No significa que las propuestas que estén barajando sean buenas o los sureños estén dispuestos a aceptarlas.

El Gobierno de Rutte incluso ha podido empeorar la situación. Ha hablado de la posibilidad de “regalar” fondos a los países más golpeados, en vez de flexibilizar el MEDE o crear emisiones de bonos conjuntas. Esa idea de dar subsidios a los países del sur tampoco ha gustado demasiado: no es necesaria la caridad, lo que se requiere es la solidaridad, y la creación de un instrumento que permita una respuesta europea conjunta.

Por otro lado, según medios alemanes, Olaf Scholz, ministro de Finanzas alemán, baraja un paquete de unos 200.000 millones de euros como un modo de esquivar los coronabonos en un ambiente en el que, en las últimas semanas, ha aumentado la presión pública y mediática a favor de una medida conjunta europea, incluso barajando el instrumento tabú para Berlín.

placeholder Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés. (Reuters)
Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés. (Reuters)

Las otras propuestas llegan desde París. Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, pondrá sobre la mesa un fondo de ayuda a los países más golpeados por el coronavirus y que se financiaría a través de la emisión de bonos conjuntos. Es un intento de Francia de esquivar el debate de los coronabonos, al menos en el nombre, que está resultado ser tóxico, pero en el fondo descansa la misma idea de una emisión de deuda conjunta y mutualizada.

Le Maire no ha puesto ninguna cifra y ha explicado que el tamaño se debería negociar, en un intento de tender puentes entre las posturas enfrentadas de Países Bajos y Alemania por un lado, y España e Italia por otro. “La recuperación en Europa y en todo el mundo será larga, difícil y costosa. No habrá una solución milagrosa. La recuperación requerirá esfuerzos incontables”, señaló el ministro de Finanzas galo, que este pasado jueves celebró una rueda de prensa para explicar la propuesta.

El próximo Eurogrupo podría ser clave, pero todo dependerá de un cambio en las voluntades políticas de los líderes, de lo contrario el bloqueo continuará. Los sureños prefieren esa situación, la de la parálisis, a un acuerdo de mínimos e insuficiente con la que los nórdicos pretendan dar por zanjado el asunto. Lo previsible es que el partido definitivo se jugará cuando los jefes de Estado y de Gobierno vuelvan a mantener una cumbre digital en los días posteriores a la reunión de ministros de Finanzas.

Su incapacidad para el acuerdo, por falta de voluntad política y por falta de liderazgo, ha llevado poco a poco al Eurogrupo a la irrelevancia. No fueron en su momento, hace solo algunos meses, capaces de acordar los elementos básicos de la reforma de la Eurozona y ahora los ministros de Finanzas de los Veintisiete (ya que es una reunión en formato inclusivo) están sufriendo para alcanzar un acuerdo sobre las medidas económicas ante el Covid-19.

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