Conte aumenta la presión sobre la UE y pide movilizar el fondo de rescate ante el Covid-19
Roma y París lideran la petición de medidas más ambiciosas. Durante una llamada telefónica de los líderes durante este miércoles, pidieron coronabonos, activos financieros seguros mutualizados
El Banco Central Europeo (BCE) dio en la noche del miércoles la campanada al sacar la artillería pesada y presentar un plan de compras de 750.000 millones de euros, acompañado de una nota para las capitales: es vuestro turno. Ahora, Giuseppe Conte, primer ministro italiano, aumenta la presión para que se haga uso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y su capacidad de crédito de 410.000 millones de euros. "La política monetaria por sí sola no puede resolver todos los problemas, tenemos que hacer lo mismo en el frente fiscal", ha explicado el líder transalpino en una entrevista con el 'Financial Times', en la que ha explicado que "la ruta a seguir es abrir las líneas de crédito del MEDE a todos los Estados miembros" para ayudar a combatir las consecuencias económicas del coronavirus.
Roma y París están liderando la petición de medidas más ambiciosas a nivel europeo. Durante una llamada telefónica de los líderes durante este miércoles, tanto Conte como el presidente francés, Emmanuel Macron, pidieron coronabonos, activos financieros seguros mutualizados. Angela Merkel, canciller alemana, suavizó su negativa a estos bonos, aunque siguió señalando que serían muy problemáticos para Berlín. La esperanza en Bruselas es que durante las próximas horas y días se puedan mover las líneas rojas de algunas capitales para permitir una reacción fiscal a nivel europeo.
Algunos observadores y economistas esperaban que el Eurogrupo de este lunes, la reunión de ministros de Finanzas del club comunitario, señalara ya el uso del MEDE, el fondo de rescate europeo, como un instrumento para hacer frente a los efectos económicos del pulso con el coronavirus. El comunicado final no cumplió con esas expectativas, pero al menos los ministros no descartaron nada, y según Mário Centeno, presidente del Eurogrupo, ninguna opción estaba “fuera de la mesa”, por lo que encargaron al MEDE estudiar el rol que podría jugar en esta situación. “Defenderemos el euro y a nuestros ciudadanos con todo lo que tenemos”, explicó Centeno en una rueda de prensa posterior a la reunión.
El director ejecutivo del MEDE, el alemán Klaus Regling, no se mostró especialmente ilusionado con la posibilidad de que el fondo de rescate europeo tenga que entrar al terreno de juego. “Esta crisis es distinta a la del euro”, aseguró Regling, porque ningún Estado miembro ha perdido acceso a los mercados, dejando ver su posición inicial en contra de tomar papeles en el asunto. “Pero se nos pidió estudiar qué podemos hacer, cómo podemos contribuir, y eso es lo que haremos”, admitió finalmente.
Aunque Centeno explicó que el asunto sobre el rol del MEDE no se había tratado en la reunión, el hecho de que no se descarte que tenga un papel que jugar ante la respuesta europea al coronavirus es ya una buena noticia para los que esperaban una mayor ambición del Eurogrupo.
Olaf Scholz, ministro de Finanzas alemán, aseguró en una entrevista que hablar del rol del MEDE es “prematuro”. Pero dejó claro que es un instrumento que está encima de la mesa, y pide a los mercados que lo tengan en cuenta porque “puede usarse en cualquier momento y es extremadamente poderoso”, según explicó al periódico alemán 'Handelsblatt', dejando ver que Berlín está dispuesta a usarlo si la situación empeora.
La presión a favor de una medida coordinada europea ha continuado este martes, solo horas después de la finalización del Eurogrupo, cuando Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), ha pedido una “garantía escalable” para que los Estados miembros puedan garantizar el acceso a la financiación de pequeñas y medianas empresas, y ha sugerido que este dinero podría salir del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSM), el fondo previo a la creación del MEDE y que continúa activo.
Europa está expuesta a un fuerte 'shock' económico por las consecuencias del coronavirus, y los técnicos de la Comisión Europea, que esperaban que la eurozona fuera a crecer un 1,2% y el conjunto de la UE un 1,4%, esperan ya que ambas caigan en recesión con un posible aunque no seguro rebote en 2021.
Los ministros no quieren ahora mismo apostar todavía por medidas de estímulo fiscal masivo a nivel europeo, una apuesta especialmente apoyada por Francia e Italia, pero a la que se oponen países como Alemania y Países Bajos, que siguen prefiriendo una respuesta nacional y que se dé manga ancha para que los Estados miembros puedan apartarse de la senda de consolidación fiscal.
Por ahora, el Eurogrupo se ha limitado a sumar lo movilizado por las distintas capitales, señalar que ha habido estímulos fiscales por valor del 1% del PIB y facilidad de liquidez de hasta el 10%. Pero admiten que pueden tener que ir mucho más allá: “Estas cifras podrían ser mucho mayores en el futuro”.
Y como la situación puede empeorar, ya se ha encargado a los técnicos que estudien qué rol puede jugar el MEDE, el eurofondo de rescate creado durante la crisis del euro y que tiene 400.000 millones de euros de capacidad en este momento. Los observadores, poco contentos con el resultado del Eurogrupo de anoche, ven con buenos ojos que esta opción siga encima de la mesa y se haya encargado estudiar: eso significa que, al menos, no se ha descartado su uso, aunque habrían preferido que se dejara claro que, aunque no ahora, se está dispuesto a usar el bazuca del MEDE.
En cualquier caso, el uso de las líneas precautorias del MEDE requeriría una condicionalidad y un memorando de entendimiento, un lenguaje tóxico para los países del sur que pasaron por el trauma de la última crisis económica. Por eso hay distintas propuestas que giran en la capital comunitaria para hacer frente al estigma que podría generar hacer uso de un programa del MEDE: que todos los Estados miembros soliciten uno, con un memorando idéntico. Un programa del MEDE sería necesario para que el BCE pudiera usar, en caso de necesitarse, el OMT.
El Banco Central Europeo (BCE) dio en la noche del miércoles la campanada al sacar la artillería pesada y presentar un plan de compras de 750.000 millones de euros, acompañado de una nota para las capitales: es vuestro turno. Ahora, Giuseppe Conte, primer ministro italiano, aumenta la presión para que se haga uso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y su capacidad de crédito de 410.000 millones de euros. "La política monetaria por sí sola no puede resolver todos los problemas, tenemos que hacer lo mismo en el frente fiscal", ha explicado el líder transalpino en una entrevista con el 'Financial Times', en la que ha explicado que "la ruta a seguir es abrir las líneas de crédito del MEDE a todos los Estados miembros" para ayudar a combatir las consecuencias económicas del coronavirus.
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