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La factura del paro crece en 1.550 millones por la ralentización del empleo
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EL ESTADO GASTÓ 19.018 MILLONES EN 2019

La factura del paro crece en 1.550 millones por la ralentización del empleo

Cambio de tendencia en el coste del desempleo. En 2019, el Estado gastó 1.550 millones de euros más que el año anterior. La ralentización del empleo está detrás de este proceso.

Foto: Dos personas pasan frente a una oficina de empleo en Madrid. (EFE)
Dos personas pasan frente a una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

La ralentización en el ritmo de creación de puestos de trabajo pasa ya factura de una forma relevante a las cuentas públicas. En 2019, el gasto en prestaciones por desempleo en sus distintas modalidades (sistema contributivo, subsidio o renta activa de inserción) creció un 9%, hasta los 19.018 millones de euros. Se trata de la segunda partida de mayor cuantía de los Presupuestos a cargo de la Administración del Estado, tras las pensiones, lo que da idea de su importancia económica.

Esta cifra representa un incremento en términos absolutos de 1.556 millones de euros, que es lo que se ha tenido que gastar de más el Estado por el aumento en el número de beneficiarios. Y lo que no es menos relevante, el aumento es muy superior a lo que estimaba el Gobierno, que en los Presupuestos Generales de 2019, los que tumbó en su día el Congreso, esperaba destinar 18.102 millones. Por lo tanto, 916 millones de euros menos de lo que finalmente gastará.

Foto: Imgen de una oficina de empleo de Madrid. (EFE)

La desviación tiene que ver, sobre todo, con el nivel contributivo. El Gobierno socialista consideraba que el año pasado se cerraría con casi 752.000 beneficiarios, pero finalmente han sido, según datos del Ministerio de Trabajo, 892.622, lo que supone casi 150.000 más. La ralentización en el ritmo de creación de puestos de trabajo está detrás de esta realidad. El año 2019 comenzó con un avance anual del empleo muy cercano al 3%, pero en diciembre ese ritmo había caído ya hasta el 2%. Es decir, un tercio menos.

El aumento del gasto en prestaciones también hay que relacionarlo con la extensión del subsidio de desempleo a nuevos colectivos, si bien hay que tener en cuenta que su impacto en términos económicos es mucho más reducido que el nivel contributivo. En diciembre del año pasado, el gasto en subsidios creció un 24,5%, hasta alcanzar (tan solo durante ese mes) los 464.218 beneficiarios.

placeholder La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

El Gobierno, como se sabe, amplió el año pasado el subsidio asistencial, que es el que se cobra cuando se ha agotado la prestación contributiva, a los mayores de 52 años, en lugar de 55, como se exigía anteriormente.

Extensión de subsidio

El Ministerio de Trabajo había estimado que esta medida aumentaría en 114.000 el número de beneficiarios, con un desembolso de 4.977 millones de euros, a lo que hay que sumar el coste de las dotaciones por el incremento del SMI. O la reducción a 20 de las jornadas necesarias para acceder al subsidio agrario en Extremadura y Andalucía o a la renta agraria para trabajadores eventuales agrarios afectados por lluvias torrenciales en determinadas zonas de Andalucía. El ahorro ha venido, por el contrario, de la mano de la renta activa de inserción, cuya cuantía descendió un 11,3% en diciembre, lo que es coherente con la extensión del subsidio, ya que más parados en situaciones de necesidad pueden acogerse a este derecho.

Lo que hay detrás de estas cifras es realmente un cambio de tendencia que, todavía, no es traumático, como sucedió en la anterior crisis. En 2010, un año después de la Gran Recesión, el número de beneficiarios de prestaciones económicas a causa del desempleo alcanzó un récord histórico de 2,92 millones. Pero a partir de esa fecha, el número fue bajando de forma suave hasta 2014. A partir de este año, sin embargo, las tornas cambiaron y la reducción del número de prestaciones se aceleró, hasta situarse (incluyendo todas las modalidades) en 1,6 millones en 2017.

Foto: Un hombre transporta cajas en el centro de Barcelona. (EFE)
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Desde entonces, las prestaciones han crecido en coherencia con el menor ritmo de creación de puestos de trabajo y con las mayores dificultades de las empresas para mantener sus plantillas. Obviamente, como consecuencia de que la economía ha pasado de crecer por encima del 3% en tasa anual al 2% con que cerró el año 2019, que es la tasa más baja desde 2104.

El actual Gobierno socialista se comprometió en los fallidos Presupuestos Generales de 2019 a presentar y aprobar un nuevo modelo de protección por desempleo asistencial durante los cuatro primeros meses del año pasado y sustituir al vigente, al que consideró “complejo, disperso e ineficaz”. Desde entonces, nada ha cambiado.

La ralentización en el ritmo de creación de puestos de trabajo pasa ya factura de una forma relevante a las cuentas públicas. En 2019, el gasto en prestaciones por desempleo en sus distintas modalidades (sistema contributivo, subsidio o renta activa de inserción) creció un 9%, hasta los 19.018 millones de euros. Se trata de la segunda partida de mayor cuantía de los Presupuestos a cargo de la Administración del Estado, tras las pensiones, lo que da idea de su importancia económica.

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