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Las empresas rentabilizan la economía financiera: supone ya un 20% del beneficio
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Ganaron 14.400 millones de euros en 2018

Las empresas rentabilizan la economía financiera: supone ya un 20% del beneficio

Los ingresos por dividendos son hoy el doble de los que recibían en el pico de la burbuja, y los gastos en intereses son la mitad. Los beneficios financieros superan ya los 14.000 millones

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En el año 2011 la crisis financiera estuvo a punto de llevarse por delante a la economía de la eurozona. Cuando el continente estaba al borde del colapso, el Banco Central Europeo inyectó al mercado centenares de miles de millones de euros para reflotar el precio de los activos y reducir los costes de financiación. Esas políticas sirvieron para evitar el colapso, pero también dispararon los beneficios de los activos financieros, que automáticamente se convirtieron en una gran tentación para las empresas.

De pronto fue mucho más rentable invertir en los mercados que en la economía real. A partir de ese momento, las empresas no financieras dedicaron sus recursos a reducir su deuda y a aumentar sus activos financieros. Esta estrategia ha sido muy rentable, tanto que en 2018 los beneficios financieros supusieron un 23% de las ganancias totales, según los datos de la Central de Balances del Banco de España (datos de las empresas privadas, excluyendo las públicas). Esto significa que uno de cada cinco euros de ganancias procede de la economía financiera, una situación impensable antes de la crisis y un cambio de paradigma que amenaza con cronificarse en el tiempo.

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En los últimos años han sido más comunes las operaciones corporativas (fusiones y adquisiciones) que las inversiones productivas. Ha sido más rentable comprar a la competencia que invertir en mejorar la capacidad interna. Además, las empresas españolas también se han lanzado a adquirir participaciones de otras compañías en el extranjero para así aumentar su internacionalización.

El resultado es que el peso de los activos financieros en el balance de las empresas se ha disparado en estos años. Antes del estallido de la crisis suponían el 40% del activo total y en 2018 ya eran más del 50%. "Las empresas españolas no han aprovechado la reducción de los costes financieros y laborales para invertir en actividad productiva, sino que han utilizado estos recursos para adquirir activos financieros, recomprar acciones propias y pagar dividendos a sus accionistas", explica el economista Ignacio Santillana.

[Las empresas ya sienten la crisis]

Este viraje hacia la economía financiera ha disparado los beneficios financieros en la cuenta de resultados. Según el Banco de España, las empresas españolas obtuvieron un beneficio financiero neto de 14.300 millones de euros en 2018, esto es, una vez descontados los gastos en intereses (el BdE también limpia la estadística de operaciones intragrupo, de modo que no se contabilizan los dividendos de filiales ni los préstamos).

Eso significa que las empresas obtienen ya un 23% de su beneficio total de sus operaciones financieras. Un 'chute' de rentabilidad gracias a las políticas expansivas del BCE. Los ingresos financieros totales ascendieron a 28.700 millones de euros, principalmente gracias a los dividendos recibidos de sus acciones en cartera. En total, percibieron 21.900 millones de euros en dividendos, esto es, el doble que antes del estallido de la crisis.

Por el contrario, los gastos financieros han caído a la mitad, hasta situarse por debajo de los 14.500 millones de euros. Esta mejoría es fruto de la caída de los tipos de interés gracias a las políticas expansivas del BCE y al desapalancamiento de las empresas. Durante todos estos años han realizado un gran esfuerzo para reducir su deuda, lo que también ha revertido en forma de menores gastos financieros.

En el año 2011 la crisis financiera estuvo a punto de llevarse por delante a la economía de la eurozona. Cuando el continente estaba al borde del colapso, el Banco Central Europeo inyectó al mercado centenares de miles de millones de euros para reflotar el precio de los activos y reducir los costes de financiación. Esas políticas sirvieron para evitar el colapso, pero también dispararon los beneficios de los activos financieros, que automáticamente se convirtieron en una gran tentación para las empresas.

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