Reino Unido mantendrá su atractivo para las empresas españolas aunque haya Brexit duro

Reino Unido seguirá siendo uno de los países más atractivos para las empresas españolas tras el Brexit. Aunque sea duro y sin acuerdo y provoque un gran cataclismo en su economía. A medio plazo, se acabará imponiendo la fortaleza del Reino Unido como centro financiero mundial, polo de capital humano y territorio vanguardista en su marco administrativo y legal. Es así cómo los fundamentales de la economía británica acabarán imponiéndose sobre el caos de la ruptura.

Estas son las conclusiones de un estudio sobre los escenarios tras el Brexit elaborado por Clàudia Canals, Javier Ibáñez de Aldecoa y Josep Mestres, economistas de CaixaBank Research. El servicio de estudios analiza periódicamente el atractivo de los distintos países para las empresas españolas, tanto para exportar como para invertir. Sus resultados se recogen en el Índice CaixaBank para la Internacionalización Empresarial (ICIE).

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En el caso del Brexit, han analizado los cuatro posibles escenarios de ruptura que planteó el Banco de Inglaterra, y que van desde una salida con acuerdo en el que se mantengan también los tratados de libre comercio con terceros países y un periodo transitorio de dos años; hasta una salida dura sin ningún tratado bilateral. La diferencia entre los dos escenarios más extremos es significativa, pero incluso en el peor de ellos, Reino Unido seguirá siendo uno de los países más atractivos para las empresas españolas.

Los analistas consideran que sus resultados son consistentes si se compara con la situación de Estados Unidos. España no tiene un acuerdo de libre comercio con EEUU, pero su atractivo es tal que resulta interesante para las empresas nacionales. “El Reino Unido no se alejaría de la posición que ocupa actualmente EEUU en el ranking del ICIE 2019 [la tercera posición]: un país avanzado, también anglosajón, que no forma parte de la Unión Europea y que geográficamente está más lejos que el Reino Unido”, señalan los autores.

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Esto no significa que las relaciones económicas entre los dos países no vayan a ser complicadas en un primer momento. Un escenario de grave crisis económica en Reino Unido no es descartable, y esto provocaría un hundimiento del poder adquisitivo de los británicos y una caída de las rentabilidades que ofrece el país. Sin embargo, este episodio debería ser temporal y tras la tormenta, volvería la calma.

Reino Unido seguiría entre los cinco primeros países por atractivo para las empresas españolas tras el Brexit en cualquiera de los escenarios

Reino Unido seguiría entre los cinco primeros países por atractivo para las empresas españolas tras el Brexit en cualquiera de los escenarios. Se situaría por delante de otros vecinos como Alemania, Portugal o Italia. Eso sí, su posición se vería claramente deteriorada por el proceso rupturista. De hecho, el Brexit ya ha pasado factura a las relaciones económicas entre los dos países aunque no se ha consumado la salida. Simplemente la incertidumbre introducida ya está afectando. El resultado ha sido que Reino Unido ha cedido el primer puesto del ICIE a Francia y ahora ocupa el segundo puesto, justo por encima de EEUU.

Si se produjese una ruptura ordenada, el país mantendría este segundo puesto, ya que un acuerdo daría tiempo a las empresas a adaptarse al nuevo marco jurídico y además permitiría mantener algún tipo de tratado bilateral para la circulación de bienes y capitales. En este escenario, Reino Unido vería deteriorados dos de sus pilares: el de estabilidad regulatoria y el de atractivo comercial, pero mantendría su accesibilidad a las empresas españolas y el atractivo de su capital humano e institucional.

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La diferencia llega si se produce un Brexit caótico. En ese caso, no solo la situación regulatoria y el atractivo comercial se verían afectados, también sufriría un duro varapalo la accesibilidad al país. Este pilar pasaría de ser uno de los más importantes para el atractivo de Reino Unido a uno de los que más penalizarían. Es la consecuencia de levantar fronteras.

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Tampoco hay que olvidar que un Brexit duro podría suponer un duro golpe para la economía británica, en parte temporal y en parte, estructural. La caída de la libra lastraría el poder de compra de los británicos y la incertidumbre podría congelar la inversión y el consumo. En este contexto, la decadencia de su economía también afectaría al atractivo inversor del país.

Pero, a pesar del deterioro de las relaciones económicas, Reino Unido seguiría siendo un núcleo de atracción para las inversiones españolas. Su entorno financiero apenas se vería afectado por la salida, ya que la City de Londres no cambiaría su status frente al resto del mundo. Además, su marco institucional y regulatorio avanzado garantizaría un marco óptimo para la inversión. Es por este motivo que los investigadores consideran que Reino Unido seguirá siendo uno de los cinco principales destinos para las empresas españolas a pesar del Brexit.