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Un Nobel de Economía para los padres de las políticas empíricas contra la pobreza
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Kremer, Duflo y Banerjee

Un Nobel de Economía para los padres de las políticas empíricas contra la pobreza

Sus investigaciones sobre el impacto de las políticas contra la pobreza han permitido comprender los obstáculos que existen para su aplicación y mejorar su diseño para evitarlos

Foto: Ganadores del Nobel de Economía 2019 (Riksbank)
Ganadores del Nobel de Economía 2019 (Riksbank)

En las regiones más desfavorecidas del planeta la pobreza se hereda de padres a hijos. Los niños tienen enormes dificultades económicas para estudiar y el fracaso escolar perpetúa la pobreza. Para combatir este círculo virtuoso, lo más razonable parece proporcionar a los niños libros de texto o comidas gratuitas en las escuelas para fomentar que tengan los instrumentos y el incentivo para acudir cada día al colegio. Esta ayuda humanitaria es loable por bienintencionada, pero la realidad es que bien podrían ahorrársela.

Michael Kremer, profesor de la Universidad de Harvard, decidió analizar el impacto de los millones de dólares que se gastaba EEUU cada año para fomentar la formación en las regiones más pobres. Para ello, viajó al oeste de Kenia y lideró dos estudios en los que analizó el impacto de estos dos tipos de ayudas a los más jóvenes. Para su sorpresa, los resultados académicos de los niños beneficiados eran idénticos a los que tenían antes de las ayudas. Era dinero malgastado.

Foto: Proyecto Éxodo
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Este estudio de Kremer demostró que no toda ayuda humanitaria es bienvenida. Los presupuestos destinados a combatir la pobreza en el mundo no solo tienen que ser suficientes, también tienen que ser eficientes, de lo contrario, podrían ser recursos desperdiciados. Kremer descubrió que los malos resultados académicos en las regiones pobres no respondían a la falta de recursos, sino a la ausencia de una educación adaptada a las necesidades de los niños. Así, determinó que la forma más efectiva para luchar contra el abandono escolar era la atención personalizada a los alumnos por parte de los profesores.

Descubrió que la forma más efectiva para luchar contra el abandono escolar era la atención personalizada a los alumnos

Kremer demostró así que la lucha contra la pobreza no va solo de dar más y más dinero en ayudas, sino que es fundamental medir los resultados constantemente para adaptar las políticas. Kremer y sus colegas del MIT, Esther Duflo y Abhijit Banerjee, han dedicado su carrera profesional a estudiar el impacto de las ayudas contra la pobreza y su trabajo ha sido recompensado con el Nobel de Ciencias Económicas de 2019.

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“Por su enfoque experimental para aliviar la pobreza global”. Toda una declaración de intenciones de la Academia Sueca y el banco central Riksbank que reconocen así la importancia de la medición a la hora de elaborar las estrategias de gasto e inversión. Sus estudios no se han limitado a medir la efectividad de las ayudas, sino también a “entender por qué”, señala la Academia sueca. De ahí que sus descubrimientos empíricos hayan permitido mejorar el diseño de las políticas contra la pobreza alrededor del mundo.

En muchas ocasiones, las políticas se desarrollan sin tener en cuenta la irracionalidad de los seres humanos, que en ocasiones actúan contra su propio bienestar. Es lo que se conoce como racionalidad limitada. Es el caso de las ayudas sanitarias. Duflo y Banerjee lideraron una investigación en la que analizaron los incentivos a la vacunación en regiones rurales pobres en las que la tasa de aplicación apenas llegaba al 6%. Descubrieron que si se habilitan equipos móviles para ir a los pueblos, la tasa de vacunación se triplicaba al 18%.

Foto: William D. Nordhaus y Paul M. Romer, ganadores del Nobel de Economía. (Foto: Premio Nobel)

Si, además, se regalaba un paquete de lentejas por cada niño vacunado, entonces la tasa se disparaba hasta el 39%. Y el coste del servicio no era superior, sino que se reducía desde 56 dólares por vacuna a 28 dólares (la mitad). El motivo es que el principal coste no son las lentejas que se regalan, sino los costes fijos de la unidad móvil. De ahí que cuantos más niños se vacunaran, menor sería el coste por vacuna. Regalar lentejas mejoraba la penetración de la política y ahorraba gastos.

Los tres investigadores también han demostrado que el gasto en medidas contra la pobreza deben ser analizadas de forma permanente. Un buen ejemplo son las ayudas a los agricultores para fertilizar sus campos de cultivo. Duflo y Kremer descubrireron que estas ayudas son más eficientes cuando tienen una fecha límite. En el caso contrario, si son permanentes, muchos agricultores optan por retrasar las mejoras en sus terrenos, ya sea por desconocimiento de sus beneficios o por simple postergación. Sin embargo, si estas ayudas caducan en un plazo, la mayor parte se ciñen a esos plazos, de modo que se consigue fertilizar los campos.

Duflo y Banerjee forman parte de la organización J-PAL (Laboratorio de Acción contra la Pobreza Abdul Latif Jameel) que fue reconocida con el premio Fronteras del Conocimiento que entrega anualmente la Fundación BBVA. Y Duflo también recibió el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2015, también por sus estudios sobre la pobreza.

En las regiones más desfavorecidas del planeta la pobreza se hereda de padres a hijos. Los niños tienen enormes dificultades económicas para estudiar y el fracaso escolar perpetúa la pobreza. Para combatir este círculo virtuoso, lo más razonable parece proporcionar a los niños libros de texto o comidas gratuitas en las escuelas para fomentar que tengan los instrumentos y el incentivo para acudir cada día al colegio. Esta ayuda humanitaria es loable por bienintencionada, pero la realidad es que bien podrían ahorrársela.

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