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El cuadro macro salta por los aires y arruina los cálculos de Sánchez para el 10-N
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UN CAMINO SEMBRADO DE MINAS PARA EL GOBIERNO

El cuadro macro salta por los aires y arruina los cálculos de Sánchez para el 10-N

El 10-N que había planeado Sánchez de cara a las elecciones será muy distinto a lo previsto. La ralentización se acelera y la economía crecerá ya por entonces por debajo del 2%

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en una comparecencia en Moncloa. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en una comparecencia en Moncloa. (EFE)

Las elecciones del 10-N, ya formalmente convocadas, se celebrarán en un contexto económico muy diferente al previsto por el Gobierno hace apenas unos meses. La economía, en concreto, estará ya creciendo por entonces por debajo del 2% en términos interanuales (ahora avanza un 2,1%); se crearán menos puestos de trabajo (una tercera parte), y, por último, el ritmo de avance de las inversiones en capital fijo (bienes de equipo, intangibles y construcción) caerá a la mitad.

Esto, al menos, es lo que prevé el Banco de España en sus últimas proyecciones macroeconómicas, que suponen una revisión en profundidad a la baja de las estimaciones enviadas por la ministra Nadia Calviño a Bruselas hace menos de cinco meses.

Foto: Banco de España. (Efe)
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El principal recorte se refiere al empleo. El Gobierno de Pedro Sánchez había estimado para este año un avance del 2,1% en términos de contabilidad nacional (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), pero ahora los economistas del banco central prevén un crecimiento del 1,8%, la menor tasa desde 2014, que representa el inicio de la recuperación. La diferencia de tres décimas entre una tasa y otra supone unos 55.000 puestos de trabajo menos de lo estimado por los servicios técnicos del Ministerio de Economía, lo que da idea de la intensidad del recorte.

Ahora bien, la distancia será todavía mayor en 2020. Si se cumplen las previsiones del Banco de España, el empleo crecerá el año próximo apenas un 1,3%. Es decir, cinco décimas menos de lo estimado inicialmente, lo que supone algo más de 91.500 puestos de trabajo a tiempo completo.

placeholder La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, en el Senado. (EFE)
La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, en el Senado. (EFE)

En total, por lo tanto, se crearán este año y el próximo unos 146.500 empleos menos de lo estimado hace apenas unos meses. Y hay que tener cuenta que el crecimiento mensual de la afiliación a la Seguridad Social, una vez desestacionalizadas las cifras para hacerlas homogéneas, ha pasado a ser actualmente casi la mitad del ritmo observado en 2018.

Tendencia

Como consecuencia de ello, la tasa de paro no bajará del 13% ni este año ni el siguiente, como esperaba la Moncloa, lo que significa que 12 años después del comienzo de la crisis, España mantiene un nivel de paro de doble dígito. De hecho, el propio Gobierno llegó a estimar que hasta 2022 no bajará del 10%, aunque a la luz de las últimas previsiones, es probable que tampoco se vaya a lograr ese objetivo. Los datos de empleo y paro del tercer trimestre, en todo caso, se conocerán el 24 de octubre. Es decir, muy cerca de las elecciones, y lo que dice la tendencia más reciente es que el empleo está creciendo significativamente menos que en trimestres anteriores.

El otro componente del PIB que se comportará de forma más negativa de lo previsto tiene que ver con las inversiones, que crecerán este año y el próximo un 2,3% y un 3,4% respectivamente, lejos del 4% y del 3,5% previsto por Economía.

Foto: Oficina de empleo. (EFE)

Menor crecimiento significa, lógicamente, menor recaudación, y eso explica en parte que también el Banco de España revise al alza el objetivo de déficit del Gobierno, con lo que ello supone a la hora aprobar políticas fiscales expansivas en un contexto de ralentización de la actividad económica. El Gobierno había previsto que el déficit bajaría este año hasta el 2%, y el próximo al 1,1%.

El banco central lo niega, y considera más probable que este año se cierre en el 2,4%, y en el 1,8% el próximo. Por lo tanto, en 2019 no se habría corregido prácticamente nada el desequilibrio fiscal en un contexto todavía de crecimiento relevante. Los datos del Banco de España, incluso, sugieren que el déficit estructural (el que no tiene en cuenta el ciclo) empeorará este año, lo que obligaría al futuro Gobierno a realizar ajustes, ya que es el que tiene en cuenta la Comisión Europea. Es decir, el margen de maniobra para hacer políticas expansivas es nulo si se quiere cumplir con las reglas de la Unión Europea.

Ajustes pendientes

España, de hecho, tiene pendiente un ajuste fiscal (ingresos y gastos) significativo para poder cumplir con las recomendaciones de Bruselas, que en su última comunicación ya advertía de los riesgos que tenían las previsiones de las ministras Calviño y Montero en cuanto a recaudación. Y hay que tener en cuenta que por entonces la desaceleración de la economía no era tan acusada y solo se atisbaba.

La elección del 10 de noviembre para celebrar las elecciones, en cualquier caso, tiene una doble lectura. Todos los institutos de coyuntura dan por hecho que la economía continuará ralentizándose en los próximos meses, pero también es cierto que nada indica que en 2020 se dé la vuelta la coyuntura, lo que significa que si se hubiera fraguado un Gobierno de coalición, este hubiera tenido que aprobar un ajuste. Esa tarea es la que tendrá que hacer ahora el nuevo Gobierno.

placeholder La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. (EFE)
La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. (EFE)

El calendario hasta el 10 de noviembre, en todo caso, está sembrado de minas. El día 30 de este mes de septiembre, se conocerá la contabilidad nacional del segundo trimestre, que ya mostrará el deterioro de la actividad económica, sobre todo después de la última revisión de Estadística, mientras que un mes más tarde, el 31 de octubre (10 días antes de las elecciones), se conocerán los datos de contabilidad trimestral correspondientes al tercer trimestre, que ya reflejará con claridad la pérdida de fuelle de la economía.

Es decir, Estadística certificará la ralentización, que ya se podrá comprobar con claridad el 6 de noviembre, que es cuando se conocerá la producción industrial, que, según los indicadores adelantados, se ha hundido y está en recesión. Al menos, el 4 de noviembre se conocerán los datos de afiliación a la Seguridad Social del mes de octubre, que, como se sabe, es tradicionalmente un buen mes en términos de contratación por razones estacionales vinculadas a la vuelta a clase. Un oasis en un mar de incertidumbres.

Las elecciones del 10-N, ya formalmente convocadas, se celebrarán en un contexto económico muy diferente al previsto por el Gobierno hace apenas unos meses. La economía, en concreto, estará ya creciendo por entonces por debajo del 2% en términos interanuales (ahora avanza un 2,1%); se crearán menos puestos de trabajo (una tercera parte), y, por último, el ritmo de avance de las inversiones en capital fijo (bienes de equipo, intangibles y construcción) caerá a la mitad.

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