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El empleo entra en zona de riesgo: el PIB está ya cerca de crecer menos del 2%
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EL UMBRAL DE PELIGRO QUE ELEVA EL PARO

El empleo entra en zona de riesgo: el PIB está ya cerca de crecer menos del 2%

¿Qué pasa si el PIB crece menos del 2%? Tradicionalmente, se ha dado por hecho que sube el paro y se destruye empleo. Pero las últimas reformas laborales han cambiado las reglas

Foto: La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, en un desayuno. (EFE)
La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, en un desayuno. (EFE)

La economía española entra en una nueva fase. Por primera vez desde 2014, año en el que se sitúa el comienzo de la recuperación de la actividad económica tras la doble recesión, crecerá en los próximos trimestres por debajo del 2%. La cifra —todavía por encima de la media de la eurozona— es relevante porque esa tasa ha sido considerada tradicionalmente como el umbral de la economía para destruir puestos de trabajo o provocar aumentos del desempleo en un volumen significativo. O lo que es lo mismo, crecer por debajo del 2%, o muy cerca, era lo mismo que colocar negros nubarrones sobre el mercado de trabajo.

La última estimación de Estadística (después de la reciente revisión de la contabilidad nacional) sitúa el crecimiento económico en tasa interanual (segundo trimestre de 2019 sobre igual periodo del año anterior) en un 2,1%, muy lejos ya del 4,2% en que avanzó en el último trimestre de 2015, que marca el techo del actual ciclo de crecimiento. Desde entonces, el PIB se ha ido ralentizando hasta alcanzar ese 2,1%.

En coherencia con este perfil, el PIB intertrimestral (en relación con EL trimestre anterior) también se ha ido desacelerando, y desde un máximo del 1,2% en el primer trimestre de 2015 (aunque con mayor volatilidad que la tasa anual) se ha pasado al 0,5% en los dos últimos trimestres.

Por lo tanto, si se anualiza esa tasa (multiplicándola por los cuatro trimestres de un año), la economía española estaría ya creciendo alrededor de un 2%. Es decir, en el límite que tradicionalmente se ha considerado como frontera para crear puestos de trabajo, y que las dos últimas reformas laborales, en particular la que aprobó el Partido Popular en 2012, han pretendido reducir.

Los datos históricos avalan esa interpretación. En 1992 (comienzo de la anterior recesión), el PIB creció apenas un 0,7%, pero se destruyeron 243.000 empleos. Un año después, la caída de la actividad fue del 1,2%, y se perdieron 529.000 puestos de trabajo, mientras que en 1994 el PIB se recuperó un 2,2%, pero la encuesta de población activa reflejó la destrucción de 107.000 empleos. La ocupación solo creció de forma significativa en 1995, cuando se crearon 311.000 puestos de trabajo. Fue por entonces cuando se generalizó la idea de que por debajo del 2% la economía destruía empleo.

Desequilibrios

Es por eso por lo que al aparecer una nueva recesión (esta de mucha mayor intensidad) se pretendía bajar el umbral necesario, la llamada elasticidad, para crear empleo, y que históricamente ha sido uno de los más elevados de la Unión Europea, lo que ha tendido a generar desequilibrios macroeconómicos al tener que cebar la bomba de la demanda interna con políticas expansivas. Algo que los expertos han achacado a un fallo en las instituciones que configuran el mercado de trabajo. Por ejemplo, la flexibilidad laboral, la tasa de temporalidad, los salarios o la eficacia de la negociación colectiva. En todo caso, hay coincidencia en que la relación PIB/empleo no es tan lineal como a menudo se estima. Es decir, que habría que tomar ese 2% ‘con pinzas’, habida cuenta de la existencia de otros factores más difíciles de identificar.

Foto: La ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño. (EFE)

Aunque los institutos de coyuntura todavía no han actualizado sus estimaciones de crecimiento para la última parte del año después de la revisión que ha hecho el INE, y que ha sorprendido por su intensidad, existe un consenso en que el PIB trimestral habrá avanzado entre el 0,4-0,5% en la segunda parte del año (frente a un 0,5% en cada uno de los primeros trimestres de este año), lo que significaría ya por debajo del 2% anual si anualizan las tasas intertrimestrales.

Los datos de empleo muestran ya ese descenso de la actividad. Si en el primer semestre del año pasado se crearon 346.000 ocupaciones, en el mismo periodo de este año el avance ha sido de 240.000. Es decir, un 30% menos, lo que refleja claramente la relación PIB/empleo.

La última vez que la economía española creció por debajo de ese 2% en términos reales fue en 2014, cuando el PIB avanzó un 1,4%. Ese año se crearon 205.000 empleos en términos EPA (185.000 completos a tiempo equivalente en contabilidad nacional), pero hay que tener en cuenta que la economía española venía de una larga recesión que había durado cinco años, por lo que había mucho desempleo embalsado y enormes bolsas de economía sumergida que, de alguna manera, distorsionaron el volumen de creación de empleo.

Salarios y despidos

Un estudio del profesor Juan J. Dolado, uno de los mayores expertos en economía laboral, llegó a estimar que gracias a factores como la caída en los salarios reales (descontando la inflación), el abaratamiento de los costes de despido (fruto de la reforma laboral) y el ligero repunte de la temporalidad (41% de los asalariados entre temporales y a tiempo parcial) pueden haber reducido el valor del umbral necesario para crear empleo neto a cerca del 1%. Es decir, la mitad de lo que se ha estimado históricamente. Incluso, llegó a asegurar Dolado al comienzo de la recuperación, que “bastaría con un 0,3% para reducir la tasa de paro, dada la progresiva reducción de la población activa, vía desánimo y emigración”.

En la misma línea, otro trabajo publicado por BBVA Research estimaba que la elasticidad PIB/empleo había mejorado significativamente por la reforma laboral. El estudio, en concreto, estimaba que de haber contado en 2008 (al comienzo de la crisis) con una mayor flexibilidad del mercado laboral, “se podría haber evitado la destrucción de cerca de dos millones de empleos en el largo plazo y el aumento de ocho puntos en la tasa de desempleo”.

Foto: Nadia Calviño, ministra de Economía

También Funcas hizo sus estimaciones y, según uno de sus trabajos publicados tras la reforma de 2012, calculó que “se podría crear empleo neto a partir de tasas de crecimiento del PIB cercanas al 1%, frente al umbral que hasta hace poco, y según el consenso de analistas, se situaba alrededor del 2%”.

El anterior Gobierno, incluso, fue más allá, y en el Programa de Estabilidad 2016-19 llegó a estimar que el umbral de creación de empleo se situaba por debajo de un crecimiento del PIB del 0,7%, es decir, la tercera parte que ahora. El tiempo lo dirá.

La economía española entra en una nueva fase. Por primera vez desde 2014, año en el que se sitúa el comienzo de la recuperación de la actividad económica tras la doble recesión, crecerá en los próximos trimestres por debajo del 2%. La cifra —todavía por encima de la media de la eurozona— es relevante porque esa tasa ha sido considerada tradicionalmente como el umbral de la economía para destruir puestos de trabajo o provocar aumentos del desempleo en un volumen significativo. O lo que es lo mismo, crecer por debajo del 2%, o muy cerca, era lo mismo que colocar negros nubarrones sobre el mercado de trabajo.

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