¿Por qué se ha frenado la caída del paro? Una razón buena y una mala
Los datos del paro están siendo peores que los de creación de empleo, lo que significa que hay una variable intermedia que está afectando y no es otra que la población activa gracias a la inmigración
En julio se constató la menor caída del número de parados registrados desde el año 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers. En un mes que es tradicionalmente muy bueno para el empleo, apenas se logró reducir el desempleo en 4.253 personas, casi seis veces menos que en los dos años anteriores. Este dato ha hecho saltar las alarmas sobre el nivel de debilidad que puede haber alcanzado el mercado laboral.
Hay dos motivos detrás de este pobre desempeño del paro, uno positivo y otro negativo, y conviene tenerlos en cuenta para analizar correctamente el mercado laboral. El más evidente y preocupante es la ralentización del empleo. Los datos de afiliación a la Seguridad Social y la Encuesta de Población Activa muestran que la economía española ya no crea medio millón de empleos al año como hacía hasta este año.
El empleo se ha frenado y abre una vía de incertidumbre dados los malos datos del mes de julio. El número de afiliados aumentó únicamente en 15.500 personas, el segundo peor mes de julio de toda la serie histórica, y solo mejor que julio de 2012, tras el rescate a España. "Continúan las señales de debilidad en el mercado laboral", señala BBVA Research, ya que la afiliación aumentó "menos de lo esperado".
Los sectores clave de la economía española están detrás de esta ralentización del empleo en julio. La hostelería creó 4.200 empleos menos que en el mismo mes del año anterior; el comercio, 2.200 menos; el transporte, 2.100 empleos menos, y la construcción, 4.900 afiliados menos. Por el contrario, las principales aportaciones positivas se produjeron en la educación (+610), la sanidad (5.400 afiliados) y las administraciones públicas y el ejército (1.163 afiliados).
Esto significa que el sector público contrarrestó el peor comportamiento del sector privado durante este mes, de modo que maquilló los pobres resultados de la creación de empleo. Varios son los factores que contribuyen a ralentizar el mercado laboral: la subida salarial, la incertidumbre económica global, el Brexit y la ralentización del consumo interno.
[Las empresas ignoran el registro de jornada: las horas extra no pagadas suben un 10,5%]
Todos ellos empujan en la misma dirección y pondrán a prueba la resistencia del mercado laboral durante los próximos meses. De ellos, el Brexit es el más peligroso en tanto que tiene un gran potencial para expandir la crisis a toda Europa. En el caso concreto de España, los vínculos comerciales (turismo y exportaciones) y financieros (flujo de inversión) con Reino Unido son tantos que sería uno de los países más afectados por un Brexit duro. Además, la elevada deuda pública y (todavía) privada, hacen que España sea también muy vulnerable a un episodio de crisis en los mercados financieros.
Los datos de contabilidad nacional publicados esta semana por el INE también muestran un parón en el número de horas trabajadas, que crecieron un 1,4% en el segundo trimestre del año, el peor dato en cinco años. Este descenso provocó que el PIB creciese ya más rápido que el número de horas de trabajo (lo que significa un leve aumento de la productividad).
Crece la población activa
El dato del paro de julio fue el peor desde 2008 y el de creación de empleo, desde 2012. Está claro que ambos datos son malos, pero el del paro es mucho peor que el de empleo. Eso significa que aquello que diferencia a los dos datos es relevante a la hora de medir la evolución del mercado laboral y ese indicador es el de la población activa. El paro es la suma de la población activa y los ocupados, de modo que ambas variables influyen en la medición del desempleo.
En España está repuntando la población activa en los últimos trimestres, lo que supone una noticia positiva para el país. Esto significa que cada vez hay más fuerza de trabajo, lo que supone un mayor potencial de crecimiento en el medio plazo. En el último año se han incorporado 201.300 personas a la población activa, el mejor dato desde 2009.
La incorporación de desempleados a la población activa responde a las mejores expectativas que genera el mercado laboral. De modo que, aunque se ralentice la reducción del paro, sigue siendo una noticia positiva. La mayor parte de la nueva población activa son extranjeros, lo que refleja que España vuelve a atraer a población foránea por la recuperación del mercado laboral.
El 89% de los nuevos activos son extranjeros, el 22% tienen doble nacionalidad, extranjera y española y, por el contrario, los que son solo españoles suponen un 11% negativo, porque ha caído en 22.000 personas.
Además, la mayor parte de los extranjeros se incorporan al trabajo. En los últimos años el ritmo de crecimiento de la población activa extranjera y los ocupados extranjeros han evolucionado al mismo ritmo, lo que significa que llegan a España con el objetivo de trabajar y además consiguen un empleo.
En el último año se ha incrementado en 179.000 el número de activos extranjeros y en 189.500 el de ocupados. Esto significa que incluso se ha reducido el número de desempleados extranjeros. Tal entrada de trabajadores foráneos hará que sea más complicado reducir el paro, pero será por una buena noticia: más fuerza de trabajo y más jóvenes para pagar las pensiones.
En julio se constató la menor caída del número de parados registrados desde el año 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers. En un mes que es tradicionalmente muy bueno para el empleo, apenas se logró reducir el desempleo en 4.253 personas, casi seis veces menos que en los dos años anteriores. Este dato ha hecho saltar las alarmas sobre el nivel de debilidad que puede haber alcanzado el mercado laboral.
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