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¿Pero el empleo va bien o mal? La volatilidad explica por qué hay análisis contradictorios
  1. Economía
El mercado laboral es cada vez más estacional

¿Pero el empleo va bien o mal? La volatilidad explica por qué hay análisis contradictorios

En las últimas semanas, se han sucedido interpretaciones opuestas de los mismos datos del mercado laboral. La estacionalidad creciente da argumentos a unos y otros para una lectura partidista

Foto: Foto de archivo de una oficina de empleo en Madrid. (EFE)
Foto de archivo de una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

El pasado mes de enero, el mercado laboral arrojó los peores datos de toda la recuperación. El paro subió en 83.000 personas y la Seguridad Social perdió 205.000 afiliados. Muchos creyeron ver en esos malos datos el efecto catastrófico de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que acababa de entrar en vigor. Pocos comprendieron, por el contrario, que era el resultado de los excepcionales datos del mes de diciembre, el mejor en 11 años.

En febrero, los datos volvieron a ser negativos, con un aumento del paro de 3.000 personas, el peor dato desde 2013, cuando España estaba en plena crisis económica. Muchos alertaban de que se venía un hundimiento del empleo, pero llegaron los datos de marzo y la lectura cambió por completo. Ese mes se incorporaron 155.000 nuevos afiliados, el tercer mejor marzo de la historia. Para rematar, el lunes se publicaron los datos de abril y fueron igualmente positivos: 187.000 nuevos cotizantes, el segundo mejor dato de la serie. Esta disparidad de datos dio argumentos para que el PP anunciase un desplome del empleo y para que el PSOE presumiera de buena gestión. Entonces, ¿el mercado laboral va rematadamente bien o absolutamente mal?

Foto: Foto de archivo de una oficina de empleo. (Reuters)

Estos saltos en el empleo están reflejando la estacionalidad creciente del mercado de trabajo español. El empleo, especialmente el temporal, está cada vez más concentrado, de modo que se producen estos picos de contratación y destrucción de ocupación que complican el análisis. La realidad es que ni ahora se está disparando el empleo ni antes se hundía. Simplemente se producen saltos más grandes que dan apariencia de grandes cambios, cuando la tendencia es la misma.

Esto no significa que no existiera estacionalidad antes, la diferencia es que ahora es más intensa, en especial como resultado del auge de la hostelería y el comercio. Es la conclusión de analizar el comportamiento mensual del mercado laboral antes de la crisis y después (los años que van de 2008 a 2013 se han excluido porque estuvieron muy afectados por el hundimiento del empleo). El siguiente gráfico muestra la variación mensual (de cada mes respecto al anterior) del número de afiliados. En azul está representada la evolución promedio de cada mes entre 2003 y 2007 y en rojo, la de 2014-2019.

Un primer vistazo muestra que los mayores picos, tanto de creación de empleo como de destrucción, son rojos, esto es, son posteriores a la crisis. En otras palabras, la volatilidad del mercado laboral es superior ahora. El peso creciente de la hostelería y el comercio tiene buena culpa de estos saltos y choca con la estabilidad que generaba la construcción durante los años de la burbuja.

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Desde la salida de la crisis, se aprecian dos focos de creación de empleo que no existían antes. El primero se da en los meses de abril y mayo, cuando se produce un ‘boom’ de nuevos contratos. La temporada alta en la hostelería es cada vez más larga, suele comenzar con la Semana Santa y se prolonga ya hasta el final del verano, un logro muy importante para el sector. Esto provoca que el grueso de las contrataciones ya se haya producido en mayo y durante el verano la creación de empleo muestra más atonía. El segundo proceso de contrataciones se produce en diciembre, de cara a la campaña de navidad. Hasta la crisis, diciembre era un mes tradicionalmente negativo para el empleo, pero ahora es muy positivo.

Por el contrario, los meses de temporada baja para la hostelería y el comercio provocan una destrucción de empleo más intensa. Es el caso de enero, febrero (dos meses de gran atonía en el mercado laboral), agosto y noviembre. Es así como se producen los grandes saltos del empleo que provocan que un mes se alcance récord de contrataciones y al siguiente, de despidos.

Por ejemplo, en los meses de mayo se están incorporando casi 214.000 afiliados nuevos, 51.000 más que antes de la crisis. En abril ocurre una situación similar: se están incorporando unos 174.000 nuevos afiliados, 61.000 trabajadores más que antes de la crisis.

La transformación es tan intensa que algunos meses han cambiado de signo. El caso que más destaca es el de diciembre, que ha pasado de ser un mes muy malo para el empleo a ser muy bueno. La temporada de Navidad es cada vez más intensa por dos motivos: porque cada vez hay más turismo en esas fechas y, en segundo lugar, porque el consumo en esas fechas es cada vez más intenso.

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El resultado es que la hostelería y el comercio aumentan las contrataciones para preparar la campaña navideña y provocan una aceleración del mercado laboral. En los últimos años, el aumento de la afiliación supera los 70.000 nuevos cotizantes, mientras que antes de la crisis en este mes se perdían unos 13.000 empleos. Se produce así el principal cambio en el patrón del mercado laboral respecto al existente antes de la crisis.

Cuando acaba la temporada de Navidad, todos estos empleos estacionales se pierden y los afiliados se van a la calle, lo que explica por qué los últimos meses de enero han sido tan malos. De media, se están perdiendo 191.000 empleos en enero, un 17% peor que antes de la crisis. Estos saltos provocan que haya interpretaciones dispares de los mismos datos, al tiempo que aumenta el riesgo de hacer una lectura errónea. Y también dan argumentos para hacer una lectura interesada de los datos.

Desviación = confusión

Realmente, es difícil justificar que los datos de empleo de los dos últimos meses han sido negativos. Pero, aun así, es posible lograrlo. La clave está en comparar las cifras actuales con las de julio de 2018: entre enero y julio se crearon 761.000 empleos y desde julio hasta ahora apenas 188.000. Esto estaría mostrando un gran frenazo del empleo que simplemente responde a la estacionalidad.

Foto: Vista de un edificio de oficinas en Barcelona. (EFE)

La volatilidad creciente de los registros del mercado laboral da argumentos para hacer una interpretación positiva o negativa de los mismos datos. Es el resultado de que la desviación típica del empleo sea ahora superior a la que existía antes del estallido de la crisis. O lo que es lo mismo: hay mayor distancia entre los datos de cada mes con respecto al promedio de un año completo. Esto es precisamente lo que muestra el siguiente gráfico. Las columnas muestran la desviación, en porcentaje, del número de afiliados en cada mes respecto al promedio del año (medido como seis meses por detrás y cinco por delante de cada dato).

La columna azul representa los años que van de 2003 a 2007 y la roja, los que van de 2014 a 2019. Lo que se observa es que la distancia respecto al cero (que marcaría la afiliación media de un año) es mayor actualmente. La cuesta de enero ahora es mucho peor, sin embargo, la temporada alta se adelanta a abril. También el mes de diciembre es significativamente mejor ahora de lo que era antes de la crisis.

Este incremento de la desviación, que se produce especialmente entre diciembre y abril, explica por qué hay tantos datos contradictorios en esos meses. Así, es muy fácil argumentar que el primer trimestre es muy malo para el empleo o que el segundo es muy bueno. Cualquiera de los dos análisis contendría sesgos si no se realiza correctamente. En la mayoría de los casos, la comparativa interanual elimina la estacionalidad y, por tanto, impide las interpretaciones erróneas (o interesadas). Por ejemplo, quienes analizaban que el empleo se estaba hundiendo no hacían la comparativa interanual de la ocupación. La realidad que marca los últimos datos es que la creación de empleo se está estabilizando en el entorno de los 550.000 afiliados nuevos al año. En conclusión: el empleo va muy bien.

El pasado mes de enero, el mercado laboral arrojó los peores datos de toda la recuperación. El paro subió en 83.000 personas y la Seguridad Social perdió 205.000 afiliados. Muchos creyeron ver en esos malos datos el efecto catastrófico de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que acababa de entrar en vigor. Pocos comprendieron, por el contrario, que era el resultado de los excepcionales datos del mes de diciembre, el mejor en 11 años.

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