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Las exportaciones se estancan y evidencian la ausencia de una política industrial
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El crecimiento se ha congelado

Las exportaciones se estancan y evidencian la ausencia de una política industrial

El sector exportador ha sido el motor de crecimiento de España durante los años de la crisis. Sin embargo, las ventas de bienes se han estancado y necesitan un revulsivo

Foto: Imagen de un puerto de mercancías. (EFE)
Imagen de un puerto de mercancías. (EFE)

Las exportaciones de bienes en España han crecido casi ininterrumpidamente desde que se inició la recuperación, en el año 2010, después del batacazo posterior a la quiebra de Lehman Brothers. En ese momento, se convirtieron en la única tabla de salvación para muchas empresas. Las exportaciones de España crecieron incluso durante la segunda fase de la crisis, la de los años 2011 y 2012, y desde 2013 han consolidado su avance por encima incluso de la tendencia histórica.

Es cierto que el crecimiento de las exportaciones no se inició con la crisis, sino que es un proceso mucho más amplio que parte de finales de los ochenta. Pero también lo es que en los últimos años el avance se había consolidado por encima de la tendencia histórica. Sin embargo, desde la segunda mitad de 2018, coincidiendo con el ‘frenazo’ de las principales economías europeas, los datos de exportaciones han empezado a mostrar cierta atonía.

Foto: Cadena de montaje en la fábrica de Nissan en Barcelona. (Reuters)

En los últimos seis meses, las exportaciones apenas han avanzado un 0,5%, esto es, un crecimiento inferior a la inflación, lo que significa caída neta en el volumen exportado. Se trata del peor dato desde 2014, con la diferencia de que en ese momento los malos datos se debían a la caída de los precios. (Los datos están medidos como el acumulado de exportaciones de 12 meses para corregir el efecto estacional). Esta ralentización de las exportaciones, unida al alto ritmo de la importación, da como resultado un fuerte aumento del déficit comercial.

Sin duda, la atonía de la economía europea, el principal mercado para las empresas españolas, está detrás de este frenazo de las exportaciones. Sin embargo, los datos evidencian un problema mayor: la ausencia de una política industrial que abra nuevas vías de negocio y nuevos mercados a las empresas españolas. No hay una política energética integral, ni una estrategia de sectores en los que apostar, ni regiones a potenciar... Ni siquiera hay una apuesta clara por la inversión en formación.

Las reformas económicas se paralizaron en España en el año 2014. En 2015, el Gobierno de Mariano Rajoy empezó a funcionar en clave electoral y desistió de mantener la agenda reformista. Desde entonces, han pasado cuatro largos años en los que la fragmentación del Congreso y la falta de iniciativa de los líderes políticos han condenado al país a crecer por pura inercia.

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La atonía de las exportaciones es un buen ejemplo de los problemas que tiene España una vez ha cerrado su brecha del producto. O lo que es lo mismo: una vez que ha vuelto a su nivel de equilibrio. A partir de aquí, es necesario elevar el crecimiento potencial con políticas que estimulen la productividad.

El sector del automóvil muestra todos estos problemas. Si España atrajo producción de los grandes fabricantes de vehículos no fue por la productividad, sino por los bajos costes laborales. El reto entonces fue mejorar los salarios y, al mismo tiempo, retener las inversiones gracias a mejoras de la productividad. Este sigue siendo el reto de España ahora que los salarios vuelven a crecer. Pero la realidad es que varias marcas han retirado su producción de España y otras valoran hacerlo en los próximos trimestres.

El resultado es que el automóvil lleva en crisis casi dos años en España. Las exportaciones de vehículos apenas han crecido un 0,63% en el último año y durante 2017 cayeron de forma constante.

Pero no es el único sector que necesita un impulso. Las exportaciones de las manufacturas de consumo, el grueso de la industria, acumulan dos meses en negativo, con caídas del 2%. Las exportaciones de bienes de consumo duradero también se han estancado, con un avance del 0% en el último año.

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Los sectores que mejor aguantan en los últimos meses son precisamente los más volátiles: energía y materias primas. Ambos dependen, básicamente, de la evolución de los precios en el mercado internacional. Además, España actúa principalmente como intermediario entre otros países, por ejemplo, el petróleo exportado es el crudo que previamente se ha importado y refinado en el país.

Las exportaciones de productos energéticos se están disparando un 10,5% en el inicio del año y las de materias primas, un 10,4%, como resultado de la escalada de los precios del crudo. La mejor noticia procede de las exportaciones de bienes de equipo, que, después del pinchazo en el último tramo de 2018, están mejorando hasta el entorno del 2,4% interanual.

Las exportaciones de bienes en España han crecido casi ininterrumpidamente desde que se inició la recuperación, en el año 2010, después del batacazo posterior a la quiebra de Lehman Brothers. En ese momento, se convirtieron en la única tabla de salvación para muchas empresas. Las exportaciones de España crecieron incluso durante la segunda fase de la crisis, la de los años 2011 y 2012, y desde 2013 han consolidado su avance por encima incluso de la tendencia histórica.

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