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La deuda pública se mantendrá por encima del 92% del PIB hasta 2025
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EL FMI ESTIMA QUE EL DÉFICIT BAJARÁ DEL 2%

La deuda pública se mantendrá por encima del 92% del PIB hasta 2025

El déficit seguirá por encima del 2% y la deuda será superior al 92% del PIB hasta 2025. Esto es lo que estima el FMI en su informe de primavera sobre estabilidad presupuestaria

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

La persistencia de elevados déficit públicos no será neutral. Al contrario. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que hasta 2025, al menos, el endeudamiento del conjunto de las administraciones públicas no bajará del 92,3% del producto interior bruto (PIB). Eso significa que en una década (desde 2014) la deuda pública apenas bajará ocho puntos de PIB, y la inmensa mayoría a causa de la inflación más que a un ajuste entre ingresos y gastos. A medida que el PIB nominal avanza (con inflación) también se reduce en términos relativos la deuda, aunque no se adopten decisiones de política económica.

La causa de estos escasos avances en la reducción del endeudamiento (casi 17 puntos más que en la eurozona) tiene que ver con la resistencia del déficit público a bajar. Los economistas del Fondo, de hecho, estiman que hasta 2025 el desequilibrio fiscal se moverá en una horquilla situada entre en 2,3% (año 2019) y el 2,8% (año 2024), lo que da idea de los problemas que tiene la economía española para equilibrar las cuentas públicas. Esas tasas representan el doble que en la media de la eurozona, y tienen que ver tanto con los ingresos (que seguirán en el entorno del 38%) como con los gastos, que no bajará del 41% del PIB.

Foto: La ministra de Economía, Nadia Calviño, interviene en el V Foro El Confidencial-Pimco.

Los problemas son tan intensos que el propio FMI estima que en el horizonte de las proyecciones (año 2024) España no logrará en ningún ejercicio superávit primario. Es decir, descontando los costes de financiación del Tesoro, lo que contradice las expectativas del Gobierno, que contaba con que ya en 2019 (también en 2018) se obtendría superávit primario. Ni siquiera el déficit estructural (el que es ajeno al ciclo económico) se reducirá, y al final del periodo habrá rebotado hasta el 3,1%.

Esto es lo que estima el Monitor Fiscal de primavera elaborado por los economistas del Fondo Monetario, que recuerda que en los últimos años lo que han hecho los gobiernos es poner mayor énfasis en la estabilidad macroeconómica, pero desatendiendo las reformas encaminadas a promover “un crecimiento inclusivo a largo plazo mediante la adaptación a los cambios demográficos, el avance de la tecnología y la creciente integración mundial”. Es por eso por lo que el informe recomienda que la política fiscal avance “con cautela para mantener un equilibrio entre los objetivos de crecimiento y los de sostenibilidad”. Es decir, no sólo recortes que limiten el crecimiento en un contexto de grandes incertidumbres geoestratégicas.

Foto: La directora gerente del FMI, Christine Lagarde. (Reuters)

Es más, como asegura el FMI, en caso de que la desaceleración “resultara efectivamente grave”, las herramientas de política monetaria disponibles “podrían complementarse con una distensión fiscal en los países que dispongan de espacio fiscal y de condiciones financieras adecuada. Y, en concreto, mira hacia la zona del euro, que en su opinión, debe ofrecer una respuesta fiscal “sincronizada”, aunque con las debidas diferencias entre los países miembros.

Corrupción y déficit

La salud de las cuentas públicas también depende de la calidad de las democracias, y, en este sentido, el FMI profundiza en los efectos de la corrupción sobre los ingresos y gastos. Su conclusión es que si se comparan países con un nivel de ingreso parecido, los gobiernos menos corruptos recaudan 4% más del PIB en ingreso tributario que sus homólogos más corruptos.

En esa misma comparación, si todos los países redujeran hoy la corrupción en igual medida, en promedio, que los que la redujeron durante las dos últimas décadas, el ingreso tributario mundial sería equivalente a un billón de dólares al año más elevado alto. Es decir, alrededor del 1,25% del PIB mundial. Los beneficios, incluso, probablemente serían mayores teniendo en cuenta que con menos corrupción habría más crecimiento económico, lo cual generaría aún más ingresos fiscales.

La persistencia de elevados déficit públicos no será neutral. Al contrario. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que hasta 2025, al menos, el endeudamiento del conjunto de las administraciones públicas no bajará del 92,3% del producto interior bruto (PIB). Eso significa que en una década (desde 2014) la deuda pública apenas bajará ocho puntos de PIB, y la inmensa mayoría a causa de la inflación más que a un ajuste entre ingresos y gastos. A medida que el PIB nominal avanza (con inflación) también se reduce en términos relativos la deuda, aunque no se adopten decisiones de política económica.

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