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La paradoja de Trump: los aranceles a la importación han disparado el déficit exterior
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Ha aumentado un 13% desde que es presidente

La paradoja de Trump: los aranceles a la importación han disparado el déficit exterior

El saldo de la cuenta corriente arrojó un déficit de 448.000 millones de dólares en 2018, el más alto en 10 años y supone ya el 2,6% del PIB, el más elevado desde 2012

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)
El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)

Los aranceles eran la solución milagrosa del candidato Donald Trump a la presidencia de EEUU. Deberían servir para proteger la industria local, elevar el empleo y acabar de una vez con el déficit crónico de la gran potencia del mundo. Los dos primeros objetivos se han logrado, aunque está por ver si gracias a los aranceles o a pesar de ellos. Lo que es indudable es que el tercero está cada día más lejos, ya que el déficit de la cuenta corriente no deja de crecer.

Trump se ha encontrado con una gran paradoja: sus esfuerzos para limitar la salida de dinero hacia el exterior estableciendo barreras al comercio han logrado justo lo contrario a lo que pretendía. En 2018 el déficit de la balanza por cuenta corriente (que es la suma del comercio de bienes y servicios, las rentas enviadas y percibidas y transferencias corrientes) de EEUU ascendió a 448.000 millones de dólares, equivalente a un 40% del PIB de España.

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El agujero exterior no deja de crecer, aunque el presidente Trump ya no preste atención a este dato. De hecho, cada vez es más preocupante. La tendencia que está acumulando en los últimos meses recuerda a los del inicio de la burbuja inmobiliaria de la pasada década, lo que ha encendido las alarmas.

El efecto de los aranceles en el corto plazo siempre es el mismo: los consumidores siguen adquiriendo los mismos productos extranjeros, pero tienen que pagar un sobrecoste por ellos. Para sustituir las importaciones por bienes y servicios locales es necesario desarrollar el tejido productivo para hacerlo, lo que lleva un tiempo… si es que llega a ejecutarse en algún momento. El resultado es que las importaciones no se frenan, pero los costes para los agentes económicos internos aumentan. En el caso de las empresas estadounidenses integradas en las cadenas de valor internacionales, los costes intermedios aumentan y provocan que sean menos competitivas.

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Todos estos problemas, de primero de económicas, se han reproducido en EEUU, agravando su déficit comercial. Las importaciones del país crecieron un 8,7% en 2018, después de aumentar un 6,6% en 2017. El resultado es que el déficit de la balanza de cuenta corriente se ha incrementado un 13% desde que Trump es presidente. Lo que demuestra, una vez más, que las barreras al comercio no son efectivas para fomentar la producción nacional, al menos, no sin un plan de inversiones complementario.

La política fiscal de la Administración Trump ha agravado todavía más el déficit exterior. El país cerró su brecha de producción ('output gap') a finales de 2017 y desde entonces está creciendo por encima de su nivel de equilibrio. En esta fase es en la que se generan los desequilibrios económicos y el Gobierno, en lugar de buscar un aterrizaje suave, optó por estimular todavía más el ciclo.

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El resultado de esta política ha sido que el país lleva varios trimestres en una situación de pleno empleo, lo que está aumentando los costes internos y sus desequilibrios externos. La Reserva Federal (Fed) ha atajado esta situación subiendo los tipos de interés, lo que ha provocado una apreciación del dólar en los mercados financieros.

El dólar más alto supone que los estadounidenses pueden adquirir bienes y servicios producidos en el extranjero a un precio inferior. Por el contrario, los productos locales se vuelven más caros en el extranjero como consecuencia del tipo de cambio.

En resumen, a pesar de los aranceles, EEUU adquiere cada vez más bienes y servicios en el extranjero. Las importaciones crecen a un ritmo superior que las exportaciones, lo que deteriora la balanza comercial y esta, a su vez, la balanza por cuenta corriente.

Trump prometió que con su llegada se provocaría una fuerte repatriación de dividendos que reduciría el déficit de la balanza por cuenta corriente. Pero tampoco eso ha ocurrido. De hecho, el déficit por cuenta corriente se ha deteriorado más rápido que el comercial, lo que evidencia que el saldo de rentas ha sido también negativo durante el mandato de Donald Trump. Por el momento, la salida de dólares no ha sido tan fuerte como lo fue durante la burbuja, pero lo que está claro es que el Gobierno de EEUU está cebando a base de deuda (externa y deuda pública) un ciclo económico que ya está en su fase final.

Los aranceles eran la solución milagrosa del candidato Donald Trump a la presidencia de EEUU. Deberían servir para proteger la industria local, elevar el empleo y acabar de una vez con el déficit crónico de la gran potencia del mundo. Los dos primeros objetivos se han logrado, aunque está por ver si gracias a los aranceles o a pesar de ellos. Lo que es indudable es que el tercero está cada día más lejos, ya que el déficit de la cuenta corriente no deja de crecer.

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