La UE ahoga la propuesta franco-alemana para crear campeones europeos
La propuesta franco-alemana para facilitar la creación de “campeones europeos” no hizo “muchos amigos” entre el resto de Estados miembros, según una fuente europea.
Alemania y Francia midieron mal sus fuerzas cuando decidieron reaccionar de forma enérgica a la decisión de la Comisión Europea de vetar la fusión de los gigantes ferroviarios Alstom y Siemens. Bruno Le Maire, ministro galo de Finanzas, llegó a acusar al Ejecutivo comunitario de estar ayudando a los intereses chinos y desde ahí todo fue cuesta abajo.
Pocos días después el eje franco-alemán preparó un documento en el que proponían una política industrial europea y en el que incluía una propuesta de reforma de la política de competencia con el objetivo de debilitar las exigencias y facilitar la creación de “campeones europeos”. El texto proponía quitar competencias a la Comisión Europea e incluso, en última instancia, que los Estados miembros pudieran revertir sus decisiones sobre competencia tomadas por el Ejecutivo comunitaro.
El choque era total. La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, ya había estado sometida a enormes presiones mientras deliberaba sobre la fusión. Tras anunciar su veto la danesa recibió pocos apoyos públicos. Uno de los escasos que obtuvo fue el de Nadia Calviño, ministra de Economía española. “La Comisión Europea está constantemente reflexionando, tratando de ver cómo se puede mejorar la política de competencia. Es un proceso deseable de reflexión siempre y cuando lleve a un refuerzo de esta política, y no a un debilitamiento”, señaló Calviño a la entrada de un Eurogrupo el pasado 11 de marzo.
En el Consejo Europeo de primavera el asunto de la política de competencia ha entrado en la agenda. Y según fuentes europeas, la propuesta franco-alemana, en parte por su contenido pero también por la manera “radical” en la que fue presentada por Berlín y París, no ha cosechado “muchos amigos” dentro de la habitación.
Solo unos días antes de la reunión, la Comisión Europea decidió pasar la ofensiva con la publicación de un documento diseñado por el think-tank del Ejecutivo comunitario. “Europa podría encontrarse en una espiral descendente de ineficiencia económica y arbitrariedad política, generando desconfianza y divisiones internas, ya que los Estados miembros más grandes podrían imponer su voluntad a aquellos con economías más pequeñas”, rezaba el texto.
La postura española no ha sido cerrada a la idea de "campeones europeos", sino a la idea de que para crearlos haya que relajar las normas de competencia. En concreto la postura española está también muy focalizada en las PYMES y cómo un ecosistema con reglas más flexibles para los grandes podría afectar a la capacidad de crecimiento de las pequeñas compañías.
Oposición también en Portugal
España no está sola. Madrid es el “pez gordo” de la oposición a la propuesta franco-alemana, además de ser la única que estaba oponiéndose públicamente, pero hay un buen puñado de capitales opuestas. Antonio Costa, primer ministro portugués, fue el otro que se expresó en contra, precisamente el mismo día que lo hizo la ministra española: “No podemos aceptar cuando países más grandes dicen que es esencial crear grandes campeones a una escala global, fusionando compañías europeas, sacrificando la competencia en el mercado único y el desarrollo potencial de compañías de países que necesitan hacer mayores esfuerzos”.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, insistió a su llegada en la reunión en que España solo estaba a favor de la reforma de la política se permitía un reforzamiento de los controles. En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo Sánchez ha insistido en que lo que no van a aceptar es una reforma de las normas “a costa de debilitar a la Comisión Europea” en su rol de controlar las fusiones.
En las palabras de Costa está la clave de la oposición a la medida. Aunque España y Portugal hayan liderado la negativa públicamente, un retahíla de otros países más pequeños le siguen: si las normas se hacen para facilitan campeones europeos casi siempre estos vendrán de Francia o Alemania, complicando la vida a los Estados miembros con menos potencial.
Alemania y Francia midieron mal sus fuerzas cuando decidieron reaccionar de forma enérgica a la decisión de la Comisión Europea de vetar la fusión de los gigantes ferroviarios Alstom y Siemens. Bruno Le Maire, ministro galo de Finanzas, llegó a acusar al Ejecutivo comunitario de estar ayudando a los intereses chinos y desde ahí todo fue cuesta abajo.
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