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Economía admite que los países con una deuda elevada (como España) son vulnerables
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supera el 233% del PIB

Economía admite que los países con una deuda elevada (como España) son vulnerables

El ministerio está preocupado por el “endurecimiento de las condiciones financieras”. La deuda pública de España es del 98,3% del PIB y no bajará del 90% en la próxima década sin reformas

Foto: La ministra de Economía, Nadia Calviño. (EFE)
La ministra de Economía, Nadia Calviño. (EFE)

España cerró el año 2018 creciendo el triple que la eurozona. A pesar de la ralentización de la economía europea, España mantiene un elevado dinamismo gracias al círculo vicioso de la demanda interna y la creación de empleo. Por el contrario, Italia terminó el año en recesión y Alemania se quedó al borde, con un estancamiento en el último trimestre que anticipa un 2019 complicado en Europa.

Esta debilidad ha sorprendido a todos los organismos de previsión, que se han visto obligados a realizar un fuerte recorte en sus estimaciones de crecimiento. Hasta el Ministerio de Economía reconoce que la economía europea atraviesa un momento complicado y empieza a temer por el futuro de los países con un elevado nivel de deuda.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de Presupuestos en el Congreso. (EFE)

“Las condiciones financieras ya se han endurecido en algunas países desde el pasado otoño, de modo que un empeoramiento de otros factores de distinta índole podría generar efectos adversos en el clima económico y en el crecimiento”, advierte Economía en su informe mensual ‘Síntesis de indicadores económicos’. Las tensiones en los mercados generan más riesgo sobre “las economías con elevada deuda privada y pública”, reconoce el ministerio. Un grupo en el que se encuentra España como consecuencia del elevado endeudamiento, que alcanza el 233% del PIB, y de su dependencia de la financiación exterior.

España sale de la crisis con una deuda tan elevada que hace al país vulnerable a cualquier sacudida en los mercados financieros. La deuda pública superó los 1,17 billones de euros al cierre del tercer trimestre del año y la deuda privada se situó en 1,6 billones (también datos al cierre del tercer trimestre de 2018). A pesar del esfuerzo realizado por las empresas y las familias para desapalancarse, una buena parte de esa deuda fue directa al sector público tras el estallido de la crisis. Y esta transferencia no fue solo consecuencia del rescate financiero, sino que se debió principalmente a los estabilizadores automáticos (menos recaudación de impuestos y más gasto social), de modo que fue principalmente a las familias. El resultado es que la deuda total de España es actualmente un 16% superior a la existente en el año 2007, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Las condiciones financieras ya se han endurecido y podrían generar efectos adversos en el clima económico y en el crecimiento

En total, la suma de la deuda privada y la pública alcanza el 233% del PIB. Esta situación hace que España sea muy vulnerable ante 'shocks' en los mercados financieros. Por ejemplo, el Tesoro Público tendrá que financiar este año algo más de 210.000 millones de euros en los mercados de deuda. Tal cuantía hace que España sea muy dependiente del flujo de dinero de los inversores, especialmente foráneos.

La deuda se enquista

El problema de España tiene un agravante: el déficit estructural del país. Los distintos gobiernos han basado el ajuste del déficit únicamente sobre el ciclo económico, esto es, en los ingresos generados gracias al crecimiento económico. Es cierto que se han adoptado medidas para elevar la recaudación con subidas de impuestos, pero también han aumentado los gastos, especialmente en pensiones.

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel. (Reuters)

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha alertado de que España no conseguirá bajar la deuda pública del 90% en los próximos años ni siquiera gracias al ciclo económico expansivo. Si se mantienen las políticas actuales, que aumentan el gasto en pensiones como consecuencia de la inflación y del envejecimiento, España no reducirá el gasto como porcentaje del PIB y, por tanto, el endeudamiento se mantendrá estable.

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No solo eso: la Autoridad Fiscal también advierte de que el gasto empezará a crecer a partir de los años treinta, cuando empiecen a jubilarse las generaciones del ‘baby boom’. Como resultado, la deuda pública ascenderá por encima del 130%. De esta forma, España alcanzaría a Italia, un país cuyo crecimiento está enterrado bajo una losa de deuda que impide que crezca la inversión y limita su PIB potencial.

Europa languidece

El informe de indicadores del Ministerio de Economía reconoce también que “los indicadores cualitativos más recientes apuntan a una prolongación de la ralentización de la actividad en la zona euro”. Después de los pobres datos del PIB de cierre de 2018, con la eurozona creciendo apenas un 0,2%, los indicadores de confianza de enero muestran que la ralentización se está prolongando este ejercicio.

Foto: Huelga de los trabajadores de Ford en Colonia (Efe)

“Por sectores, los resultados fueron mixtos, con caídas en la confianza de la industria, de los servicios y del comercio minorista, y avances en la de los consumidores y el sector de la construcción”, señala el ministerio.

Los indicadores cualitativos más recientes apuntan a una prolongación de la ralentización de la actividad en la zona euro

También China muestra señales de agotamiento en los últimos meses, como refleja el informe de indicadores de Economía. “El PIB aumentó en el cuarto trimestre de 2018 el 1,5% en comparación con el trimestre previo y el 6,4% respecto a un año antes, siendo esta tasa inferior en una décima a la del tercer trimestre y la más baja desde principios de 2009”, explica el ministerio. Estas pobres cifras de China están afectando gravemente al sector exportador europeo. Por ejemplo, Alemania, que ha entrado en una fase de estancamiento, está muy aquejada de la débil demanda del ‘gigante asiático’.

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En definitiva, el ministerio ya reconoce abiertamente los peligros que se ciernen sobre la economía global y, por extensión, sobre la española. En este contexto, el Gobierno y el Parlamento de España han rechazado la oportunidad de comenzar una verdadera reducción del déficit estructural y, por sexto año consecutivo, volverán a aplicar una política fiscal expansiva que siga aumentando la vulnerabilidad del país.

España cerró el año 2018 creciendo el triple que la eurozona. A pesar de la ralentización de la economía europea, España mantiene un elevado dinamismo gracias al círculo vicioso de la demanda interna y la creación de empleo. Por el contrario, Italia terminó el año en recesión y Alemania se quedó al borde, con un estancamiento en el último trimestre que anticipa un 2019 complicado en Europa.

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