La producción industrial europea vive su peor momento en nueve años: cae un 4,2%

Malas noticias en la industria europea. El que fuera el gran motor de crecimiento de la región durante la segunda parte de la crisis económica, se ha frenado en seco. La producción de los países del euro cayó en diciembre un 4,2% respecto al mismo mes del año anterior, el peor dato en nueve años. Este descenso es ya incluso peor al experimentado en el año 2012, en la segunda fase de la crisis europea. Además, los peores países son las grandes potencias de la eurozona, lo que hace que el dato sea más preocupante.

La eurozona suma ya dos meses consecutivos de caída de la producción industrial en tasa interanual (ajustados de calendario sin desestacionalizar). Esto es, el montante de la producción de noviembre y diciembre fue inferior al de los mismos meses de 2017. Estos datos, publicados por Eurostat, reflejan la situación tan complicada que vivió la industria europea en la fase final de 2018, afectada también por factores coyunturales que podrían desaparecer en 2019.

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Javier G. Jorrín

La guerra comercial iniciada por EEUU ha provocado el resurgimiento de las políticas arancelarias que afectan especialmente a la eurozona, ya que es la región con mayor superávit por cuenta corriente, superior incluso que el de China. Además, el gigante asiático está viviendo una importante ralentización en los últimos trimestres que ha provocado un frenazo en las importaciones de productos europeos. Estos dos factores han congelado la demanda sobre la industria europea y, ante la caída de los pedidos, las empresas han optado por limitar su producción.

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Los peores datos, de entre las grandes economías del euro, ocurrieron en Italia y España. Se trata, precisamente, de dos países con un peso alto del sector exportador sobre el PIB. Según las cifras de Eurostat, la producción en España se hundió un 6,7%, el peor dato de toda la eurozona, solo superado por Irlanda, con una caída del 19,8% (los indicadores en Irlanda son muy volátiles como consecuencia de que su economía tiene un elevado peso financiero). La industria española entró en recesión en la segunda mitad de 2018 como consecuencia de la caída de la demanda y destruyó empleo por primera vez desde la crisis.

También Alemania vivió un final de 2018 muy complicado. El país se vio muy afectado por la sequía que afecta a la cuenca del Ruhr, ya que el río es una de las principales vías de transporte de las mercancías producidas por toda la industria de la región. El tráfico de cargueros se ralentizó en la última parte del año, llegando a paralizar el transporte en algunos días, lo que afectó gravemente al sector. Este lastre es coyuntural y se pasará cuando la situación climática se normalice, pero Alemania está sufriendo también problemas de más largo plazo, como son la guerra comercial y la debilidad de China.

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A todos estos problemas de demanda, se unen también problemas de oferta en Europa. Por ejemplo, los países que están más avanzados en la recuperación han llegado a una situación de pleno empleo, como es el caso de Alemania u Holanda. Este hecho ha provocado un fuerte incremento de los costes de producción, en especial de los salariales, lo que resta competitividad a estas industrias. El resultado es que muchas compañías están buscando deslocalizarse de Europa hacia otras regiones con costes de producción inferiores. La punta del iceberg son los recortes que ha anunciado Ford para sus plantas en la eurozona para llevarse la producción a otros países, pero no es el único.