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¿Son generosas las pensiones? Los jubilados cobran un 32% más de lo que han cotizado
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desajuste entre suficiencia y sostenibilidad

¿Son generosas las pensiones? Los jubilados cobran un 32% más de lo que han cotizado

La alta tasa de sustitución que logran los pensionistas y la elevada esperanza de vida hacen que los jubilados vayan a cobrar cinco años de prestación por encima de lo que han financiado

Foto: Manifestación de jubilados en Pamplona por una pensión mínima de 1.080 euros. (EFE)
Manifestación de jubilados en Pamplona por una pensión mínima de 1.080 euros. (EFE)

El debate sobre las pensiones públicas tiene muchas aristas. El equilibrio es complicado, porque se está jubilando la generación más numerosa, la del ‘baby boom’, y esto obliga al país a realizar un gran esfuerzo de gasto. Los jubilados pelean por garantizar el poder adquisitivo de sus pensiones apelando a que ellos cotizaron durante toda su carrera laboral para generar este derecho, y no les falta razón. Sin embargo, la comparativa entre lo aportado y lo que cobrarán posteriormente arroja un gran desequilibrio.

Los pensionistas que se jubilan actualmente cobrarán unos 21 años de pensión (es lo que corresponde a la esperanza de vida a partir de los 65 años que calcula el INE); sin embargo, las aportaciones que hayan realizado durante toda su vida laboral apenas permitirían pagar 16 años de pensión. Esto es, les quedarían unos cinco años extra que estarán cobrando la pensión gracias a la generosidad de otras personas. En este caso, de los trabajadores.

Foto: La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. (EFE)

Así es como funciona el sistema de reparto, que es el que tienen España y la mayoría de países del mundo: los trabajadores financian las prestaciones de los mayores. Este desequilibrio entre lo aportado y lo percibido es fruto del principio de solidaridad intergeneracional que está en el corazón del sistema de pensiones español.

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Esto permite que un jubilado perciba un 32% más de lo que ha aportado, contabilizando también la rentabilidad generada por ese capital. Así se desprende de los cálculos realizados por Miguel Ángel García Díaz, exdirector de Ordenación de la Seguridad Social, en un estudio realizado para Fedea. En definitiva: es evidente que los jubilados generaron un derecho de prestación durante sus años laborales, el problema es que el coste que asumieron fue muy bajo en comparación con el derecho que adquirieron.

Actualmente, la tasa de reposición asciende hasta el 78,7%. Esto significa que la prestación pública garantiza casi el 80% del último salario del trabajador, según los datos del 'Ageing Report', elaborado por la Comisión Europea. Si esta tasa de reposición se calcula para un trabajador con una larga vida de cotización, de 37 años, el resultado es que podría financiar apenas 16,1 años de pensión. Para este cálculo, se tiene en cuenta una rentabilidad real (descontada la inflación) de las aportaciones del 2%, esto es, sensiblemente superior al PIB potencial de España, que según las estimaciones se sitúa por debajo del 1,5% anual. Si se contabiliza esta tasa de rentabilidad del 1,5% anual, entonces los jubilados apenas habrían financiado 14,6 años de pensión, por lo que percibirían un 45% más de la solidaridad intergeneracional.

No todos los trabajadores se financian la misma cuantía de la pensión, ya que el sistema no es puramente contributivo. Las rentas más bajas cuentan con complementos a mínimos que hacen que su tasa de reposición sea superior y, por tanto, se financien menos años. Por el contrario, las rentas que alcanzan la base máxima de cotización tienen una reposición menor, de modo que sus prestaciones son más sostenibles.

Es lógico que exista este desequilibrio, ya que son necesarios 3,4 meses de cotización para pagar solo uno de pensión

En cualquier caso, estos datos evidencian que la mayor parte de los jubilados cobrarán más de lo que han aportado durante su vida laboral. Y estos cálculos se limitan a la tasa de sustitución actual, pero el escenario sería más deficitario para las generaciones que ya llevan unos años jubiladas, ya que tenían una tasa de reposición más generosa.

Es lógico que exista este desequilibrio, ya que son necesarios 3,4 meses de cotización para pagar solo uno de pensión. Si se tiene en cuenta que la cotización a la Seguridad Social de los asalariados (Régimen General) equivale al 23,5% del salario, es necesario acumular 3,4 meses de cotización para financiar un mes de pensión con una tasa de sustitución del 78,8% (sin tener en cuenta la rentabilidad). De este modo, a medida que aumente la esperanza de vida por encima de la edad de jubilación, mayor será el desequilibrio.

Para que un trabajador se financiase toda su pensión, dada la tasa de reposición del 78,7%, sería necesario que la rentabilidad real de las aportaciones fuese del 3,3%. Esto es, 3,3 puntos por encima del IPC. Una cuantía que supone más que duplicar el crecimiento potencial de España. En definitiva, una solución imposible.

Los números no salen

Lo que es indudable es que las pensiones que está pagando España no son sostenibles solo con cotizaciones sociales, ya que generan una deuda cada año de más de 18.000 millones de euros. El recurso al déficit es una solución viable durante un tiempo limitado, pero tarde o temprano será necesario realizar algún ajuste para evitar la quiebra de las administraciones públicas.

Foto: Concentración de pensionistas en Bilbao (Efe)

El intento de ajustar el gasto congelando la actualización de las prestaciones a través del índice de revalorización de las pensiones fue un auténtico fracaso. Las manifestaciones de los pensionistas han presionado tanto a los partidos políticos que han acabado por tumbar esta opción. Esto obliga a buscar otra solución. La duda es: ¿quién asumirá este ajuste? Es cierto que las cotizaciones a la Seguridad Social generan un derecho de cobro en el futuro, el problema llega cuando el derecho que se genera es muy superior a las aportaciones que se realizan. Esto obliga a que sea la siguiente generación quien tenga que asumir la carga obligada por el sistema de reparto actual.

Una opción puede estar en reducir la tasa de reposición. Si del 78,7% actual bajase hasta el 60%, entonces los jubilados estarían financiando casi toda su pensión. En ese caso, con una rentabilidad de las aportaciones del 2%, los trabajadores generarían una cobertura de 21,2 años, similar a la esperanza de vida actual. Eso sí, sería necesario bajar el 24% la actual tasa de reposición, lo que provocaría un gran ajuste entre los nuevos jubilados.

Si la tasa de reposición bajase del 78,7% actual hasta el 60%, entonces los jubilados estarían financiando casi toda su pensión

Otra solución, que es la que quiere impulsar el Ejecutivo, es ampliar la edad efectiva de jubilación. Esta medida aumentaría el periodo de cotización y, lo que es más importante, reduciría el tiempo de cobro de la prestación, lo que mejoraría la sostenibilidad del sistema sin afectar a la tasa de sustitución.

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Los distintos partidos están buscando una solución intermedia: pasar el déficit de la Seguridad Social a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Al margen de cuál sea la fórmula ideada (pasar gastos a los PGE o elevar las transferencias), el resultado es el mismo, y tiene truco. Sería necesario elevar los impuestos para generar los ingresos suficientes, lo que detraería renta disponible de todos los hogares. Esto significaría, en la práctica, reducir la renta real de los pensionistas, por lo que sería una solución similar a la menor revalorización de las pensiones.

El debate sobre las pensiones públicas tiene muchas aristas. El equilibrio es complicado, porque se está jubilando la generación más numerosa, la del ‘baby boom’, y esto obliga al país a realizar un gran esfuerzo de gasto. Los jubilados pelean por garantizar el poder adquisitivo de sus pensiones apelando a que ellos cotizaron durante toda su carrera laboral para generar este derecho, y no les falta razón. Sin embargo, la comparativa entre lo aportado y lo que cobrarán posteriormente arroja un gran desequilibrio.

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