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España, puerta de Europa para un gas natural que no dependa de Rusia
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MESA REDONDA EN COLABORACIÓN CON NATURGY

España, puerta de Europa para un gas natural que no dependa de Rusia

Nuestro país es clave para solucionar el problema de la dependencia al gas ruso y tiene el potencial de convertirse en un aliado de EEUU en su objetivo de exportar a la Unión Europea

La demanda de gas natural en Europa no para de aumentar en detrimento del petróleo y el carbón. Actualmente una cuarta parte del consumo bruto de energía de la Unión Europea es satisfecha con gas natural. Ahora bien, dos tercios del gas que utiliza son importados y el suministro está dominado por un único país proveedor: Rusia.

De esta cuestión, junto a la irrupción de nuevos actores en el escenario energético internacional, de la búsqueda de la seguridad energética en Europa y de la oportunidad para el sector del gas renovable han hablado los asistentes a la mesa redonda 'Geopolítica de la energía', organizada por El Confidencial en colaboración con Naturgy. A ella han acudido: Víctor Tuñón, director de aprovisionamiento de gas de Naturgy; Marta Margarit, secretaria general de Sedigas; Marie Vandendriessche, 'senior researcher' ESADEgeo – Center for Global Economy and Geopolitics; Gonzalo Escribano, director del programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano; y Alberto Martín, socio responsable de Management Consulting y del sector Energía y Recursos Naturales de KMPG en España.

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Alberto Martín (KPMG) y Marie Vandendriessche (ESADEgeo).

“El futuro del gas Europa del norte y central vendrá dado por la dependencia de una gran parte de Europa a los suministros de gas por gaseoducto de Rusia y por el rechazo de Estados Unidos a que esto sea así. En este sentido, España juega un papel muy relevante ya que podría ser la puerta a Europa de gas y gas natural licuado alternativos”, vaticina Víctor Tuñón. La dependencia de una sola fuente puede suponer un peligro para el suministro que puede verse afectado por conflictos político económicos, como los sucedidos entre Rusia y Ucrania en 2006 y 2009. Por ello, la UE reforzó en 2010 sus normas de seguridad de suministro de gas. Casi ocho años después de ese refuerzo se encuentran sobre la palestra proyectos como Nord Stream 2, un gasoducto que conectará Rusia por debajo del mar Báltico con Alemania, evitando cruzar los países del este de Europa y que duplicará la dependencia del país germano al gas ruso, según los expertos.

Por su posición geográfica, su alta capacidad de regasificación y los avances en la seguridad de suministro, España podría ser un punto clave para la entrada del gas a Europa desde África y el océano Atlántico, reduciendo así la dependencia a Rusia y aumentando la seguridad energética del viejo continente.

“España es el país más diversificado de Europa. Hay países en Europa que dependen al 100% de un único suministro. Pero en España, aunque tenemos un alto porcentaje de gas que proviene de Argelia, contamos con otros 12 países proveedores con los que conseguimos tener contratado más gas que la demanda actual de España”, afirma Tuñón. “Además la disponibilidad de reservas de gas a futuro no está cuestionada, algo que hace 15 años era inimaginable”.

“Europa, al estar muy centrada en el peso de Alemania, solo mira al este y a Rusia. Pero la oportunidad para Europa es el GNL a través de España" (KPMG)

El director de Naturgy confía totalmente en que el suministro por parte de Argelia está asegurado. “Si nos fijamos en los 50 años de historia que llevamos contando con Argelia como proveedor su suministro nunca ha fallado. Es uno de los proveedores más fiables que tenemos y con independencia de las coyunturas internas, el suministro estará asegurado, ya que para el país las exportaciones de hidrocarburos son claves”.

“Europa, al estar muy centrada en el peso de Alemania, solo mira al este y a Rusia. Pero la oportunidad para Europa es aumentar su acceso al gas natural licuado a través de España", afirma Alberto Martín, socio responsable de Management Consulting y del sector Energía y Recursos Naturales de KMPG en España. "Reforzar la red gasística del sur de Francia y apostar por una interconexión por Pirineos son inversiones que precisarían menos dinero que el circuito Transadriático que unirá Azerbaiyán con Italia atravesando Georgia, Turquía, Grecia y Albania y también el mar Adriático y que serían de gran valor para la seguridad energética europea”. El gasoducto daría a Italia un papel fundamental en la UE al abrir una puerta de suministro de gas.

placeholder Víctor Tuñón, director de Aprovisionamiento de Gas de Naturgy.
Víctor Tuñón, director de Aprovisionamiento de Gas de Naturgy.

“En España tenemos un problema: no somos capaces de llevar el gas argelino con la intensidad que Alemania lleva el gas ruso a la Unión Europea”, afirma contundente Gonzalo Escribano, director del programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano. “Estamos construyendo gasoductos que serán la puerta trasera de Rusia con dinero público del contribuyente que ningún banco financiaría, mientras tenemos dos tubos con Argelia que están ociosos”, denuncia Escribano. “España tiene que luchar pero debe hacerlo con propuestas y con argumentos proeuropeos", propone el director del Instituto.

EEUU, de importador a productor

Gracias a los avances en el 'gas shale' o gas de esquisto, especialmente en el noreste del país, Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor mundial de gas natural, una tendencia que vaticina que se pueda convertir en el mayor exportador mundial en 2020.

Ahora bien, tal y como indica Gonzalo Escribano, las promesas del país norteamericano con Europa no se han cumplido. “Estados Unidos prometió ayudar a diversificar Europa pero Rusia combate con bajadas de precios convirtiendo proyectos que parecían competitivos en no competitivos. Además, el grueso de sus exportaciones son México, América Latina e incluso China, dejando a Europa con menos del 10%, un porcentaje que se sitúa por debajo del 3% en el caso de España”, muestra el portavoz del Instituto Elcano, aunque es consciente del 'premio' del gas estadounidense al ofrecer “contratos más flexibles y líquidos”.

placeholder Marta Margarit. (Sedigas)
Marta Margarit. (Sedigas)

A la hora de exportar gas de Estados Unidos, España se vuelve nuevamente un importante aliado. “España sería uno de los pocos Estados miembros con capacidad para recibir cantidades importantes de gas natural licuado (GNL) estadounidense, beneficiándose de la presión a la baja de los precios, el aprovechamiento de las infraestructuras y de convertirse en socio estratégico para EEUU en el campo energético”, afirma Gonzalo Escribano.

“España cuenta con una posición líder a nivel europeo en el sector ya que de las 30 plantas de regasificación europeas, una de cada tres se encuentra en nuestro país. Pero para que nos convirtamos en un 'hub' de GNL, además de interconexiones, se requiere dar una imagen de transparencia, que no haya ninguna interferencia en los precios y que seamos flexibles tanto para los que traigan gas como para los que se lo lleven”, apuesta Marta Margarit, secretaria general de Sedigas.

Cambiar carbón por gas

El sector vive un momento de expansión. Tal y como apunta Gonzalo Escribano, el consumo de gas crecerá de aquí a 2040 un 40% y en este camino se unirán nuevos jugadores como China o India. “Uno de los factores más importantes en cuestiones de demanda va a ser China, ya que tiene unos planes políticos muy ambiciosos para incrementar su consumo de gas y lo va a tener que importar en una gran medida”, adelanta la investigadora de ESADEgeo, Marie Vandendriessche.

“El futuro es renovable y gas. El vehículo particular será eléctrico y la furgoneta y el camión, de gas”. (Margarit, Sedigas)

“El problema de salud pública de China le está obligando a cambiar el carbón por gas, lo que incrementará por tres su consumo de gas en los próximos 25 años y, en un corto plazo, en un 80%”, advierte Alberto Martín. Su respuesta a esta demanda estará en la exportación, ya que “las técnicas del 'fracking' utilizadas por Estados Unidos no pueden ser utilizadas en China y, además, sus reservas están mal situadas”, añade Marta Margarit.

“El gas en una solución para la calidad del aire más allá de la transición energética hacia las energías renovables”, apunta Margarit. “La demanda del gas se incrementó el año pasado en más de un 9% en España y con ello se consiguió reducir en más de 25.000 las toneladas de CO2”, cuantifica la representante de Sedigas. “Se dice que no vamos a llegar a los objetivos de 2020 pero si se cambiaran los coches de gasolina por gas, si se pusiera gas en los barcos… Llegaríamos”, alega.

placeholder Un momento de la mesa redonda.
Un momento de la mesa redonda.

En este camino de apuesta del gas hay dos tipologías que tienen el potencial de entrar en juego. Por un lado, el gas no convencional del que -según Margarit- Francia, Polonia y Rumanía tienen reservas aún no utilizadas, pero Víctor Tuñón se muestra muy contundente a la hora de excluir a Europa de esta explotación. Por su parte, Gonzalo Escribano opina que “el sector gasista no debe empeñarse en el gas no convencional en Europa, porque debe explotar su potencial de energía de transición, y si lo contaminas con algo con tanta oposición medioambiental sería como pegarse un tiro en el pie”.

Por el contrario, el gas renovable refuerza la capacidad de esta energía para cumplir los objetivos de descarbonización e impulsar la economía circular. “El reto del futuro para el gas es la imagen. Hemos perdido la posición de ser verdes y tenemos que volver a ella”, expone Tuñón. “El gas debe luchar por dar un empujón a la Administración Pública para incrementar los sectores en los que puede ser utilizado: vehículos pesados, flotas de autobuses, recogidas de basura, flotas de camiones de larga distancia”, añade Alberto Martín. “El futuro es renovable y gas y se ejemplifica en el sector automotriz, donde el vehículo particular será eléctrico y la furgoneta y el camión, de gas”, finaliza Margarit.

La demanda de gas natural en Europa no para de aumentar en detrimento del petróleo y el carbón. Actualmente una cuarta parte del consumo bruto de energía de la Unión Europea es satisfecha con gas natural. Ahora bien, dos tercios del gas que utiliza son importados y el suministro está dominado por un único país proveedor: Rusia.

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