En 2008, el mundo veía cómo empezaba a extenderse una de las crisis económicas más importantes de las últimas décadas. Ese mismo año, Satoshi Nakamoto -pseudónimo bajo el que no se sabe quién o quiénes se esconden- decide crear la moneda digital Bitcoin, solo disponible en internet. Su intercambio se realiza entre dos usuarios anónimos (peer to peer) desde cualquier lugar del mundo de manera criptográfica.
Uno de sus fundamentos es su límite: 21 millones de unidades. El mismo año (2008) de su creación se minó el primer bloque, el llamado bloque génesis. Un año después (2009) fue publicado el código fuente del sistema.
Hay dos formas de conseguir bitcoins: minarlos o comprarlos. Si vas a comprarlos, lo más recomendable es hacerlo en una casa de cambio de monedas virtuales en internet, tales como Coinbase, Bitstamp, Kraken, Bitso o Local Bitcoins, entre otros.
La otra opción es minarlos, pero no te la recomendamos. Para hacer un minado de bitcoins se necesita una gran capacidad computacional que la mayoría de ordenadores actuales no tienen. En caso de que tu ordenador sí tenga dicha capacidad, tampoco es una buena idea: consumirás tantos recursos que ni siquiera te saldrá rentable.
El minado de bitcoins tiene otro problema: el ecológico. Y es que la cantidad de energía necesaria para ello cubriría el consumo energético de un hogar español toda una semana, lo que supone un verdadero problema en la lucha contra el cambio climático. Además, según datos de la BBC, más del 70% de las grandes granjas de minería de bitcoins están en China, país que depende energéticamente de la industria del carbón, una de las más contaminantes del mundo por sus elevados niveles de emisión de CO2.
Por otro lado, según el analista Alex de Vries, una granja de minado en Mongolia –cuya electricidad también proviene del carbón– es responsable de la emisión de entre 8.000 y 13.000 kilogramos de CO2 por cada bitcoin obtenido. Un coche en Europa emite 0,1181 kilogramos de CO2 por kilómetro, así que esa granja de bitcoins es responsable de la contaminación equivalente a 203.000 kilómetros recorridos en coche.
Hay otro problema asociado: como el minado de bitcoins consume mucha energía, hay webs y programas que ‘secuestran’ los equipos de sus usuarios para llevar a cabo esta tarea. Si tu ordenador va lento, quizá esté minando bitcoins (y gastando energía) sin que te des ni cuenta.
Puedes guardarlos en tu ordenador con algún programa para ello, pero si lo formateas o pierdes la información no habrá manera de recuperarlo. Algunos portales donde compras también pueden almacenarlos, así podrás acceder a ellos de manera fácil. Te arriesgas a que las webs sean hakeadas pero es más seguro que guardarlo tu mismo.
Da igual cuándo hagas esta pregunta porque el precio no será siempre el mismo. Básicamente se rige por la oferta y demanda, de la cantidad de compradores y vendedores que se den cita en el mercado. Aunque tiene un factor más, su limitada oferta de 21 millones de monedas. Actualmente hay en circulación 16 millones.Y cuando hay oferta limitada... la demanda se dispara.
Todo el ruido que rodea a la criptomonedas, los eventos internos, las regulaciones, los costes o las futuras intenciones de los gobiernos tienen un impacto directo en el precio del bitcoin. Veamos algunos ejemplos: