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La ralentización de la economía internacional pasa factura a la industria española
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El optimismo se apaga en el sector

La ralentización de la economía internacional pasa factura a la industria española

La entrada de nuevos pedidos procedentes de la eurozona y del resto de países cayó en junio y empieza a suponer un peligro para la recuperación del sector

Foto: Fábrica de coches de Ford en Almussafes. (Reuters)
Fábrica de coches de Ford en Almussafes. (Reuters)

En 2017 la industria se convirtió en uno de los principales motores de crecimiento de la economía española. La demanda internacional disparó la entrada de pedidos en las fábricas españolas y el optimismo en el sector se disparó. Sin embargo, este año las buenas previsiones empiezan a arruinarse en un contexto de desaceleración de la economía y escalada de la guerra comercial.

La industria española ya empieza a sentir los primeros síntomas de este cambio de tendencia con la disminución de la entrada de nuevos pedidos en las fábricas. Según los datos publicados por el INE, el número de nuevos pedidos procedentes de la zona euro se redujo un 2,4% respecto al mismo mes del año anterior. La caída fue incluso superior en el caso de los países de fuera de la eurozona, con un descenso interanual del 4,3%.

Foto: La producción industrial retrocede tras dos meses al alza. (Reuters)

El mercado nacional compensó esta caída con un incremento en la demanda de pedidos del 5,2% interanual. Sin embargo, no ha sido suficiente para frenar la caída de la confianza entre las empresas. Así se desprende de la encuesta que elabora mensualmente IHS Markit sobre el optimismo del sector manufacturero. El índice PMI manufacturero descendió en agosto hasta su nivel más bajo en 11 meses, lo que evidencia el cambio que está viviendo el sector.

“Los nuevos pedidos aumentaron al ritmo más débil de casi un año”, señala Andrew Harker, director asociado de IHS Markit. “Las empresas han tenido que adaptarse a un entorno de demanda que es menos boyante que en el comienzo del año”, ha explicado.

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De esta forma, la ralentización de la economía internacional empieza a sentirse ya en España a través del sector industrial. El crecimiento de la demanda exterior es ya el más bajo del último año. Las cifras pueden observarse con menor distorsión si se toman medias móviles de los últimos 12 meses, esto es, un promedio de un año completo.

Las empresas han tenido que adaptarse a un entorno de demanda que es menos boyante que en el comienzo del año

En ese caso, el ritmo de entrada de pedidos en la industria procedentes del extranjero se situó en junio en su nivel más bajo en un año. Al inicio del año, los nuevos pedidos procedentes de la zona euro crecían a ritmos superiores al 7%, lo que contrasta con el 5,6% de junio. En el caso del resto de países no euro, el ritmo de crecimiento alcanzaba el 5% en enero y en junio apenas superaba el 3,5%, según los datos publicados por el INE.

“El último aumento de los nuevos pedidos fue el más débil de casi un año en medio de indicios de que la demanda se ha atenuado”, reconoce Markit. Esta ralentización en la entrada de nuevos pedidos se vio reflejada en la contratación, que también se desaceleró en el inicio del verano.

La producción industrial creció en junio un 0,5%, marcando así el ritmo más lento desde marzo de 2017. Ya hay varios sectores dentro de la industria que están en negativo. La producción de bienes de consumo acumula dos meses en negativo con un descenso del 0,7% en junio (datos desestacionalizados). Especialmente sensible es la caída de la producción de bienes de consumo duradero, que suman ya cuatro meses en negativo con un descenso interanual del 4%.

En 2017 la industria se convirtió en uno de los principales motores de crecimiento de la economía española. La demanda internacional disparó la entrada de pedidos en las fábricas españolas y el optimismo en el sector se disparó. Sin embargo, este año las buenas previsiones empiezan a arruinarse en un contexto de desaceleración de la economía y escalada de la guerra comercial.

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