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Otro motivo para el adelanto electoral: el ciclo de crecimiento muestra agotamiento
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el pib y el empleo se desaceleran

Otro motivo para el adelanto electoral: el ciclo de crecimiento muestra agotamiento

La creación de empleo, el crecimiento del PIB y la productividad se desaceleran. La inflación presiona el consumo y el ‘boom’ turístico se frena con la recuperación de Turquía

Foto: Pedro Sánchez haciendo balance de su gestión. (Efe)
Pedro Sánchez haciendo balance de su gestión. (Efe)

Los ciclos no mueren de viejos, como comenta siempre la ex presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, pero acaban terminando. Por excesos, como en la década de la burbuja inmobiliaria, o por agotamiento de sus principales palancas. En España, la economía se enfrenta a los primeros signos de desaceleración después de tres años de intensa expansión del Producto Interior Bruto (PIB) y de creación de empleo, lo que da un argumento más a los socialistas que quieren que Pedro Sánchez adelante elecciones.

La economía creció en el segundo trimestre al 0,6%, aún por encima de la media europea pero al ritmo más lento desde 2014, lo que apunta a una “suave desaceleración”, comenta Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y catedrático de la Universidad de Valencia. El desplome del crecimiento del consumo y las exportaciones, la facturación de los sectores manufacturero y servicios o la afiliación a la Seguridad Social “son indicios de una ralentización económica”, avisa Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) pronostica a tiempo real crecimientos de entre el 0,6% y el 0,7% en el tercer y cuatro trimestre, confirmando la tendencia a bajar del 3% anualizado.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el pasado 23 de julio en La Moncloa. (EFE)

El mercado laboral sigue creando empleo, aunque el descenso del paro registrado se ralentizó en julio. El número de parados inscritos en las oficinas de empleo (SEPE, antiguo INEM) se redujo en 27.141 personas respecto a junio, hasta la cifra de 3.135.021 desempleados. Es la cifra más baja en una década. Pero si se desestacionalizan los datos eliminando el efecto calendario, el descenso mensual es de 12.183 personas. Respecto al año anterior, cae en 25.000 personas, un 3% menos, frente al promedio de caídas mensuales de 45.000 parados el trimestre anterior, según estimaciones de BBVA Research. “El tercer trimestre arranca con una intensa pérdida de dinamismo en el mercado laboral”, agregan en Bankia Estudios, donde recuerdan que la afiliación media aumentó un 0,2%, la peor cifra desde 2013.

Los datos ensombrecen el momento de euforia en Ferraz, ya que el primer CIS con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno da el mayor apoyo del electorado al PSOE si hubiera hoy unos comicios, con un 29,9% de los votos, por delante del PP y Ciudadanos, que empatan con un 20,4% cada uno, y del 15,6% de Podemos, que se aleja de los socialistas.

Sánchez gobierna con una débil minoría, como se vio hace ocho días cuando el Congreso tumbó su propuesta de techo de gasto, lo que obligará a su equipo económico al diseño de unos presupuestos más restrictivos para 2019 que, de todos modos, tendrá difícil sacar adelante. La ayuda a inmigrantes, la crisis catalana o las aspiraciones fiscales de Hacienda han ahondado en la fragmentación política hasta el punto de que el sector financiero da por hecho de que no podrá aprobar el impuesto a la banca que prometió el líder socialista.

placeholder El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi en una rueda de prensa. EFE
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi en una rueda de prensa. EFE


La desaceleración de la que advirtió Draghi

La debilidad política del Gobierno coincide con los primeros signos de agotamiento del ciclo de fuerte crecimiento de la economía global los últimos tres años, dejando atrás la crisis financiera. De esta desaceleración viene advirtiendo Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), para justificar su política monetaria ultraexpansiva que ya está en proceso de desarticularse, pedir reformas estructurales que eleven el crecimiento potencial de la economía y alejar la amenaza de guerra comercial. El PIB de la eurozona creció un 0,3% en el segundo trimestre, la expansión más reducida desde 2016, con una tasa de desempleo del 8,3% en junio, igual que en mayo.

Lo que importa es alcanzar consensos para implementar reformas estructurales como la fiscal, la de las pensiones o la financiación autonómica

Las peticiones de reformas estructurales desde Fráncfort tienen el foco en la productividad, elemento decisivo para un crecimiento sostenido y aumento de los salarios en el largo plazo. La productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo repuntó un 0,1% en el segundo trimestre respecto al primero, dos décimas menos que el aumento entre enero y abril. Pero las medidas importantes pendientes chocan con el momento político. “Lo que importa no es tanto un adelanto electoral sino alcanzar consensos para implementar las reformas estructurales que necesita España, como la fiscal, la de las pensiones o la financiación autonómica”, comenta Maudos. “Sin esas reformas, la OCDE dictamina que España es la segunda economía del mundo que menos va a mejorar su bienestar (PIB per cápita) en los próximos 40 años, alertando del problema del envejecimiento de la población y su impacto en las pensiones y en las finanzas públicas”, sentencia.

A juicio del economista Joaquín Maudos, dado que el Ejecutivo cuenta solo con 85 diputados con los que es difícil legislar, “un adelanto electoral es la vía para despejar incertidumbres”. El posible adelanto "solo puede aclarar el panorama asociado a reformas positivas pendientes si el resultado final es un gobierno fuerte y no apoyado en extremismos”, opina Leopoldo Torralba. Pero la mera convocatoria de comicios podría aumentar la incertidumbre entre empresas, consumidores e inversores, recuerda el economista José Carlos Díez, aunque “los empresarios se han desafectado del ciclo político”.

Foto: Mario Draghi, presidente del BCE. (Efe)

El experto cree que la inflación, impulsada por el petróleo, es uno de los principales motivos que explican la desaceleración de la economía. “Los salarios reales no crecen, el consumo se frena y la tasa de ahorro está en mínimos”, expone Díez. Los sueldos pactados en convenios firmados hasta junio avanzaron un 1,6% de media, según datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Pero la remuneración media por asalariado aumentó un 0,7% en el segundo trimestre, acorde a las cifras de contabilidad nacional del INE. Lejos en cualquier caso de los datos de inflación del 2,2% de julio o del 2,3% de junio.

Debilitamiento económico global

Estas cifras han aumentado conforme se reduce el desempleo, aunque aún están lejos de la inflación. Y ya se nota en la demanda interna. El gasto en consumo creció un 2,2% entre abril y junio, cuatro décimas menos. El frenazo del crecimiento se acentúa entre los hogares, al pasar del 2,9% al 2,2%. Por otro lado, la palanca del turismo pierde fuelle “con la recuperación de destinos como Egipto, Túnez o especialmente Turquía, donde la depreciación de la lira ha desplazado a muchos paquetes de turoperadores desde España hacia allí”, señala José Carlos Díez.

El turismo también se ve amenazado por el debilitamiento económico global. “En la OCDE se ven datos de menor crecimiento, con lo que es de esperar que se ralenticen las exportaciones y tiren para abajo el crecimiento”, agrega Rafael Pampillón, economista del IE. Ya está sucediendo. Las exportaciones de bienes y servicios crecieron un 2,1% interanual en el segundo trimestre, prolongando su desaceleración hasta mínimos desde el segundo trimestre de 2014.

Las exportaciones fueron la palanca de la recuperación económica española, después de una profunda devaluación interna. Ahora se ven golpeadas por la debilidad del comercio internacional. “El ruido asociado a la escalada de las tensiones arancelarias globales se mantendrá un tiempo, pudiendo lastrar transitoriamente a la economía (por la menor confianza empresarial) y dificultando las exportaciones españolas”, advierte Leopoldo Torralba.

Foto: Detalle de varias monedas de euro sobre una mesa. (EFE)

Esta variable es especialmente sensible para España, porque aunque el consumo y la inversión ya tiran tanto y más del crecimiento que las exportaciones, es el elemento que permite reducir la histórica vulnerabilidad exterior de la economía española. Pese a que se suele poner el acento en las cifras agregadas de deuda pública y deuda privada, la deuda externa es la que amenaza la sostenibilidad de una economía, debido a que ante shocks económicos o financieros suele reducirse la financiación exterior de forma abrupta.

El desequilibrio de la balanza de pagos, olvidado en la época de la burbuja, fue una de las claves de la profundidad de la crisis en España. Los déficit por cuenta corriente dispararon la deuda externa neta. Este pasivo con el exterior (posición inversora internacional neta) frenó su deterioro con los récords de las exportaciones, quedando anclado entre los 900.000 millones y el billón de euros. En mayo la capacidad de financiación de la economía española se redujo a mínimos desde 2017, lo que frena la mejora, según los últimos datos del Banco de España. La ratio de deuda externa sobre el PIB se situó en el 90% en 2017 y en 2018 bajará al 80%, según la previsión de Fitch. La agencia de rating ve en esta variable la principal amenaza para la economía española, principalmente por la falta de ajuste fiscal del Gobierno, ya que sí espera un desapalancamiento de empresas, familias y bancos. Y en el panorama político actual, no parece una prioridad.

Los ciclos no mueren de viejos, como comenta siempre la ex presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, pero acaban terminando. Por excesos, como en la década de la burbuja inmobiliaria, o por agotamiento de sus principales palancas. En España, la economía se enfrenta a los primeros signos de desaceleración después de tres años de intensa expansión del Producto Interior Bruto (PIB) y de creación de empleo, lo que da un argumento más a los socialistas que quieren que Pedro Sánchez adelante elecciones.

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