Las fuertes lluvias son incapaces de contener el precio de la electricidad
El precio mayorista de la luz escala alrededor de un 20% con respecto a hace un año, pese a que la producción hidroeléctrica es más del doble. La situación llama la atención de Ciudadanos
Las abundantes lluvias de 2018 y el consecuente incremento de la producción hidráulica se están demostrando incapaces de contener el precio de la electricidad en España. A estas alturas, el precio mayorista está rondando los 65 euros por megavatio hora en el mercado, cuando hace un año estaba en torno a 10 euros más barato.
En 2017, tanto el ministro de Energía, Álvaro Nadal, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, apuntaron públicamente en varias ocasiones a la sequía como la razón tras los elevados precios de la luz, ya que la falta de agua en los embalses y ríos obligaba a producir con tecnologías más caras como el carbón o el gas.
Sin embargo, la producción hidráulica ha sido más del doble en abril de 2018 que en el mismo mes de 2017. Mayo lleva camino de una situación similar. Este panorama está llamando la atención a nivel político. La portavoz de Ciudadanos en la comisión de Energía del Congreso de los Diputados, Melisa Rodríguez, ha registrado una serie de cuestiones para que el ministro responda en sede parlamentaria. Entre ellas, le pregunta si sigue siendo optimista, ya que Nadal auguraba un precio de la luz más barato en 2018 que en 2017.
¿Por qué se da esta situación?
Expertos en la materia consultados esgrimen varias causas. Lo primero de todo es que la producción hidroeléctrica no abarata el precio de la luz como se podría pensar. Las empresas propietarias de las grandes centrales hidráulicas ofertan el agua embalsada cuando más les interesa, y eso suele ser cuando se producen picos de demanda. Además, el mercado les permite vender esa energía al llamado coste de oportunidad.
Esto quiere decir que por esa agua ambalsada pueden pedir casi lo que pediría una central de carbón o gas cuyos costes de producción son mucho más elevados. Por ello, las empresas no tienen incentivos para producir energía hidráulica a cualquier hora del día sino justo cuando más se paga por ella, ya que pueden obtener mucha más rentabilidad. Eso se empezó a notar ya en las cuentas de las compañías en el primer trimestre, y todo apunta a que lo seguirán notando de forma positiva en sus resultados del segundo.
En este sentido, uno de los expertos apunta que quien abarata la luz de manera instantánea es la eólica, ya que el viento sopla de forma aleatoria. Esto es diferente en el caso del agua, ya que la capacidad de gestionarla la convierte en un bien mucho más aprovechable para las empresas que poseen las centrales, fundamentalmente Iberdrola y Endesa.
Escasa producción nuclear
Otro factor destacado es la escasa producción nuclear. Ahora mismo hay tres centrales de siete sin producir. Esto provoca que el hueco de las nucleares, que ofertan a coste cero, dado que son inflexibles (no pueden arrancar y parar cuando quieran), lo cubran otras tecnologías más caras. ¿Por qué están paradas? Dos de ellas, por motivos planificados, y la tercera, por supervisión de un imprevisto. En los últimos meses se han producido varias paradas no previstas que están llegando a provocar recelos por lo que implican de subida de los precios mayoristas de la luz.
Por último, hay que tener en cuenta que a día de hoy tanto el gas como el carbón y los derechos de emisión de CO2 están muy por encima que hace un año, en un contexto de fuerte escalada del petróleo. Esto lleva a casar oferta y demanda eléctrica a precios superiores, ya que son las propias centrales térmicas quienes muchas veces acaban determinando el precio en el mercado marginalista. Sin embargo, este factor puede estar jugando a favor de algunas empresas, ya que la mayoría cierran contratos por las materias primas o los derechos de CO2 a largo plazo, con lo que no se verían afectados del repunte actual. Por si esto fuera poco, el alza se ve agravada por los impuesos, mayores cuanto más alto es el precio.
Por el momento, la CNMC guarda silencio. Sin embargo, las especulaciones van al alza y hay quien cuestiona el diseño del mercado en vista de que la sequía ya no sirve de excusa. Los grandes consumidores cada vez se muestran más disconformes, dado el mayor coste para producir y las menores ventajas que ofrece el nuevo sistema de interrumpibilidad. Una fuente empresarial sostiene que las compañías implicadas tratan de obtener la mayor rentabilidad en este sistema en un escenario de recortes previstos por el ministro de Energía.
Las abundantes lluvias de 2018 y el consecuente incremento de la producción hidráulica se están demostrando incapaces de contener el precio de la electricidad en España. A estas alturas, el precio mayorista está rondando los 65 euros por megavatio hora en el mercado, cuando hace un año estaba en torno a 10 euros más barato.