La otra cara de la inversión en infraestructuras: cae un 10,6% en dos años

Electoralistas, expansionistas, de la recuperación... Son muchos los apellidos que se han puesto a los Presupuestos Generales del Estado 2018 presentados ayer, unas cuentas que han vuelto a dar brillo a la inversión en infraestructuras, histórico motor económico y de creación de empleo.

Entre el Estado y sus diferentes entes públicos y sociedades mercantiles, se promete movilizar 8.487 millones de euros a obras de carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, hidráulicas y medio ambientales, entre otros conceptos, cifra un 12,6% superior a los 7.540 millones presupuestados en 2017.

Aunque importante, este incremento es solo una parte de la foto, ya que si se comparan los números previstos para 2018 con los anunciados dos años antes, se comprueba que la inversión en infraestructuras desciende un 10,6%, ya que en 2016 estaban presupuestadas inversiones en infraestructuras por 9.492,5 millones de euros, es decir, 1.005,5 millones más.

Como puede comprobarse en el cuadro, las mayores caídas presupuestarias salpican a la inversión en obras hidráulicas y medioambientales, con recortes presupuestarios del 35% y el 17,5%, respectivamente, respecto a hace dos años, y que mantienen un saldo negativo en relación al pasado ejercicio.

En términos absolutos, la inversión en ferrocarriles es la que registra una mayor caída frente a los Presupuestos de 2016, mientras que en aeropuertos se incrementa en 207 millones en el mismo periodo, un 38% más.

No obstante, para comparar homogéneamente estos dos ejercicios, debe tenerse en consideración la nueva estructura de cánones ferroviarios, que disminuye las necesidades de financiación presupuestaria de Adif, el gestor de toda la red, que se ve compensada con el incremento de la cuantía de la transferencia corriente destinada a Renfe.

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Así, en los Presupuestos de este ejercicio, las transferencias a Renfe aumentan de 605 a 1.190 millones; mientras que las correspondientes a Adif descienden un 72,2%, al pasar de 810 a 225 millones. De esta cifra, el grueso corresponde a una dotación de 161 millones para financiar la Y vasca.

Este cambio de la estructura de los cánones impacta en las cifras de inversión en infraestructuras, ya que Hacienda no incluye en estos números 378 millones de euros de inversión de Renfe, por considerar que no corresponde estrictamente a la política de infraestructuras.

De hecho, hay importantes partidas de inversión de Grupo Fomento que no forman parte del capítulo de inversión en infraestructuras, como los 350 millones del Plan Estatal de Vivienda o las subvenciones al transporte.

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Esta diferente concepción de las partidas explica que la cartera dirigida por Íñigo de la Serna arroje unas cifras de inversión de 8.908 millones de euros, un 17% superiores a los 7.616 millones de 2017, y un 5% más elevadas que los 8.487 millones reconocidos en presupuestos para impulsar las infraestructuras.

Del mismo modo, tampoco se deben confundir estos números con el presupuesto finalmente ejecutado, que es el realmente importe de cara a la creación de empleo y riqueza, y que en el caso de Grupo Fomento rondó los 5.500 millones, ya que el ministro reconoció que la cifra de inversión prevista para este ejercicio es un 60% superior a la obra ejecutada el pasado.