Los emigrados españoles vuelven a casa: el retorno de nacionales se dispara un 20%
En el primer semestre del año volvieron 33.000 españoles, la cifra más alta de la serie histórica. La inmigración crece a su ritmo más rápido desde 2008 por la recuperación económica
El estallido de la crisis en 2008 originó en España un fenómeno que hacía décadas que no se producía: la emigración económica. Muchos nacionales que perdían su trabajo decidieron probar suerte en el extranjero, lo que disparó la salida de población. Ahora, casi una década después, deshacen el camino y empiezan a volver a casa. En el primer semestre de este año regresaron 33.028 nacionales, según los datos de flujos migratorios publicados por el INE. Este es el dato más alto de la serie que realiza el Instituto (ajustado de estacionalidad) y es un 20% superior al del mismo periodo del año anterior.
El regreso de españoles se ha disparado en los últimos años, hasta el punto de duplicarse desde 2013. Estos datos reflejan que la recuperación económica ha vuelto a ofrecer posibilidades a muchos nacionales de los que se marcharon, por lo que deciden regresar. En muchos casos vuelven con más experiencia profesional, lo que supone un extra en su currículum y un valor añadido para el país. Esto significa que la emigración no ha sido solo pérdida de talento.
En otros países europeos la emigración de jóvenes para adquirir experiencia es algo frecuente y bien visto. La sociedad española también se va incorporando a la globalización y lentamente adapta este patrón que se repite en europa. Las nuevas generaciones conocen idiomas e incluso han estudiado en el extranjero, lo que facilita su movilidad internacional y sirve para elevar el talento del país cuando regresan.
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Los datos del INE muestran que este es un fenómeno que no se ha frenado pese a la recuperación. En otras palabras, los jóvenes siguen buscando oportunidades en el extranjero para mejorar sus competencias profesionales a pesar de la creación de empleo. El mayor flujo de emigración de españoles se alcanzó en 2015 con más de 48.000 salidas en un semestre y desde entonces se ha mantenido en el entorno de las 45.000 salidas. Estos datos sirven como indicio de que España ha abierto una nueva etapa en su historia basada en la movilidad internacional de los trabajadores.
De hecho, el saldo migratorio de los españoles sigue siendo negativo, esto es, la emigración supera a la inmigración. Sin embargo, la tendencia indica que la brecha se está cerrando rápidamente. Es muy complicado que se cierre del todo en un primer semestre del año, ya que es un periodo en el que aumenta estacionalmente la emigración y cae la inmigración de nacionales, pero en la segunda mitad del año podría cumplirse.
En otros países europeos la emigración de jóvenes para adquirir experiencia es algo frecuente y bien visto por la sociedad
Si la recuperación económica continúa, es de esperar que la inmigración siga aumentando, ya que el stock de españoles en el extranjero sigue creciendo. Es pura cuestión de probabilidades, si hay más nacionales fuera, es muy probable que el flujo de inmigración aumente.
La migración vence a las defunciones
Desde 2012 hasta 2016 España fue perdiendo población semestre a semestre. Fue la consecuencia de dos factores concatenados: la emigración y el saldo vegetativo. El primero de ellos se produjo como consecuencia de la crisis, el flujo migratorio se volvió negativo ya que se frenó la inmigración y se disparó la emigración, tanto de nacionales que buscaban oportunidades fuera, como de extranjeros que retornaban a sus países de origen.
La salida de personas en edad de trabajar provocó un segundo problema: aceleró el deterioro de la natalidad hasta el punto de que el saldo vegetativo del país se volvió negativo. En otras palabras, el número de defunciones superó al de nacimientos, lo que generó una pérdida natural de población.
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Este segundo efecto sigue produciéndose, pero la recuperación económica ha revertido el primero de los procesos, el de salida de población por la migración. En el primer semestre de 2017 el número de inmigrantes se ha disparado un 26% respecto al mismo periodo del año anterior y prácticamente se ha duplicado desde los mínimos de la crisis. En total entraron en España 237.115 personas, lo que significa el mayor dato desde el año 2008, antes de que la crisis azotara con crudeza a España.
Por su parte, la emigración se ha reducido notablemente en los últimos años como consecuencia de la recuperación económica. En el primer semestre del año salieron 184.189 personas, un tercio menos que en los peores años de la crisis. La consecuencia es que el saldo migratorio suma ya dos años en positivo y acelerando. En el primer semestre del año la población residente en España aumentó en 53.000 personas como consecuencia de la migración, un 153% más que en el mismo periodo del año anterior.
Este dato evidencia que los flujos migratorios están determinados por la evolución de la economía del país. A pesar de que el mercado laboral todavía tiene tasas de desempleo muy altas, el paro entre perfiles con alta cualificación es moderado y hay demanda de mano de obra, lo que significa que existen posibilidades de trabajo en el país. Además, conviene recordar que aunque el desempleo siga en el 16,4%, está ya cerca del paro estructural del país, que se sitúa en el entorno del 14%.
El saldo migratorio deja otra noticia muy positiva para España: la edad media de los inmigrantes es menor a la de los emigrantes, lo que ayuda a contrarrestar el envejecimiento de la población. La mayor parte de la ganancia de población se produce en la franja de edad entre 16 y 32 años, mientras que se pierden habitantes entre los 37 y los 53 años y a partir de los 73 años. Esto, además de rebajar la edad media, aumenta el número de personas en edad de procrear, lo que ayudará a elevar la natalidad en el país en los próximos años.
El estallido de la crisis en 2008 originó en España un fenómeno que hacía décadas que no se producía: la emigración económica. Muchos nacionales que perdían su trabajo decidieron probar suerte en el extranjero, lo que disparó la salida de población. Ahora, casi una década después, deshacen el camino y empiezan a volver a casa. En el primer semestre de este año regresaron 33.028 nacionales, según los datos de flujos migratorios publicados por el INE. Este es el dato más alto de la serie que realiza el Instituto (ajustado de estacionalidad) y es un 20% superior al del mismo periodo del año anterior.
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