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La Caixa advierte: el 78% del empleo creado desde la crisis es de baja productividad
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radiografía de los puestos de trabajo creados desde la recuperación

La Caixa advierte: el 78% del empleo creado desde la crisis es de baja productividad

El modelo productivo de España vuelve a estar en entredicho. El servicio de estudios de la Caixa ha estimado que el 78% del empleo creado desde la crisis es de baja productividad

Foto: La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez. (EFE)
La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez. (EFE)

La noticia buena es que España ha recuperado ya más de la mitad de los puestos de trabajo destruidos entre 2007 y 2013. En concreto, 1,81 millones de personas han vuelto a encontrar un empleo. La mala, por el contrario, tiene que ver con el modelo productivo, que continúa siendo de bajo valor añadido. Hasta el punto de que el 78% de los empleos creados desde 2013 -al comienzo de la recuperación económica- tiene una productividad inferior al promedio. O lo que es lo mismo, apenas el 22% de los nuevos empleos se ha registrado en sectores con una productividad superior a la media.

Ahora bien, a medida que la recuperación se ha ido consolidando, el empleo creado ha sido cada vez más productivo, lo que reflejaría una ganancia de eficiencia. Y, de hecho, en el último año, el 38% de los nuevos puestos de trabajo pertenecía ya a sectores con mayor productividad que la media.

Los datos aparecen en el último informe mensual del servicio de estudios de CaixaBank, que ha realizado un ejercicio muy simple: dividir los sectores de actividad en dos grupos de acuerdo a su nivel de productividad: los que están por encima y los que están por debajo. Y lo que han observado sus economistas es que “la mayor parte del empleo se genera en sectores de baja productividad, que son los que tienen un mayor peso en la economía”. El informe no entra a analizar algunas de las variables clásicas que influyen sobre la productividad de la economía, como el tamaño de las empresas, las mejoras tecnológicas, la calidad institucional y la regulación sectorial o factores vinculados a la formación de los trabajadores.

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CaixaBank, sin embargo, hace una aclaración. Los sectores que han experimentado un mayor aumento de ocupados desde la recuperación, alrededor del 14% acumulado entre el 2013 y 2017, son los dos más productivos: información y comunicaciones (TIC) e industria, si bien su peso en la ocupación es todavía muy limitado. En la misma línea, la recuperación del empleo en la construcción avanza a buen ritmo -un 12,3% acumulado de cuatro años- a medida que se afianza el nuevo ciclo alcista del sector inmobiliario. No hay que olvidar, sin embargo, que su peso en el total de ocupados “dista todavía mucho” del nivel alcanzado en la anterior etapa expansiva.

Por su parte, comercio, transporte y hostelería, con un peso del 29,8% de la ocupación total, concentra un 32,4% del empleo generado en los últimos cuatro años, un dato que refleja “el buen desempeño del sector turístico en la etapa de recuperación actual”. Finalmente, los sectores en los que la ocupación ha crecido menos desde 2013 son la administración pública, educación y sanidad, y las actividades artísticas y recreativas, ambos con una productividad inferior al promedio.

Competitividad y salarios

Los datos de Eurostat reflejan con precisión esa baja productividad de la economía española en relación con los países más dinámicos de la Eurozona. La productividad por ocupado se situó en 2016 en una cifra equivalente a 58.140 euros, por debajo de los 65.322 euros de Alemania o los 76.739 de Francia. También es inferior a los 65.745 euros de la eurozona, aunque superior a la Portugal (37.461 euros).

Por el contrario, la remuneración por asalariado se situó en España en 2016 en 32.008 euros (incluyendo todos los costes), muy por debajo de los 40.662 euros de Alemania o los 46.745 de Francia. Y también inferior a la media de la eurozona (39.070).

Al conectar los salarios con la productividad se obtiene un cociente, y el resultado no deja lugar a dudas: la competitividad de la economía española se basa fundamentalmente en la remuneración de los asalariados. De hecho, los costes laborales unitarios (relación entre salarios y productividad por ocupado), en concreto, representan en España el 55,1%, por debajo del 63,1% de Alemania, el 61,5% de Francia o el 59,8% en la zona euro. Es decir, España es competitiva vía salarios.

No se trata de un fenómeno nuevo. En el informe de la Comisión Europea sobre España de 2016 se ponía de relieve que “el escaso incremento de la productividad hace que los aumentos de la competitividad pivoten en torno a las ventajas en materia de costes, que afectan también a las condiciones laborales y la cohesión social”. Su conclusión no deja lugar a dudas:“De prolongarse en el tiempo, ello entorpece la transición de la economía hacia un modelo de crecimiento más intensivo en conocimiento”.

Es más, para los técnicos de Bruselas, la dinámica de escasa productividad ha sido la causa del bajo crecimiento potencial de España. Y de ahí que consideren que aumentar el crecimiento potencial del país requiera la reducción de la tasa de desempleo estructural. Sin embargo, el principal factor que limita el potencial de crecimiento sigue siendo, precisamente, la productividad, lo que en última instancia depende de la capacidad de la economía para potenciar la innovación y reasignación eficiente de los recursos entre sectores y empresas.

Los avances de productividad en España, en todo caso, están sesgados en los últimos años por el llamado efecto composición en el empleo. Es decir, debido a que la crisis destruyó fundamentalmente puestos de trabajo de baja productividad (principalmente vinculados a la construcción) y, en menor medida, a los de mayor valor añadido, la 'foto fija' actual hace que avance la eficiencia de la economía, pero solo de forma aparente.

De hecho, un artículo publicado en Funcas por el director del servicios de estudios del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, recordaba hace algún tiempo que la mejora actual de la productividad “estaría relacionada también con la desaparición de un conjunto amplio de empresas poco productivas durante la crisis”. En su opinión, a pesar de esta mejora, “España presenta un crecimiento de la productividad significativamente inferior al de las economías desarrolladas”.

La noticia buena es que España ha recuperado ya más de la mitad de los puestos de trabajo destruidos entre 2007 y 2013. En concreto, 1,81 millones de personas han vuelto a encontrar un empleo. La mala, por el contrario, tiene que ver con el modelo productivo, que continúa siendo de bajo valor añadido. Hasta el punto de que el 78% de los empleos creados desde 2013 -al comienzo de la recuperación económica- tiene una productividad inferior al promedio. O lo que es lo mismo, apenas el 22% de los nuevos empleos se ha registrado en sectores con una productividad superior a la media.

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