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Otro peligro para la economía española: el petróleo se dispara un 43% desde junio
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hasta agosto ha restado 0,6 puntos al PIB

Otro peligro para la economía española: el petróleo se dispara un 43% desde junio

El crudo se dispara a máximos no vistos desde 2015 por la inestabilidad política en Arabia Saudí y supera los 64 dólares el barril. El coste de las importaciones de petróleo sube un 40% hasta agosto

Foto: Pozo de petróleo en Texas. (Reuters)
Pozo de petróleo en Texas. (Reuters)

La vorágine del desafío independentista catalán acapara la atención económica en las últimas semanas hasta el punto de que parece que no ocurre nada más en el mundo. La incertidumbre política y social acabará influyendo en la actividad económica con el paso de los meses, de eso hay pocas dudas, pero España tiene por delante otro reto que puede tener también un gran impacto: la subida del precio del petróleo. El barril de Brent alcanzó el miércoles los 64,5 dólares por primera vez en más de dos años (desde junio de 2015) y acumula una escalada superior al 43% desde los mínimos de junio.

El petróleo ha sido uno de los principales motores coyunturales de la economía española en esta recuperación. Ha sido un catalizador silencioso del consumo y la inversión, ya que su impacto apenas se percibe en el día a día, pero su relevancia agregada ha sido fundamental. Los economistas confiaban en que su precio subiera lentamente en los próximos años, pero esta escalada ha sorprendido a todos y deja a España en una situación complicada.

Solo en el último mes el precio del Brent ha subido un 15%. El último repunte se debe a la tensión política creada en Arabia Saudí tras la detención de once príncipes, cuatro ministros y decenas de exministros. Una purga que genera más incertidumbre sobre el futuro del país y, lo que importa en este caso, su capacidad para seguir bombeando millones de barriles cada día.

Foto: El rey Salman de Arabia Saudí (centro) posa con los ministros de la Guardia Nacional, Khaled Bin Ayyaf, y de Economía, Mohammed al Tuwaijri, en Riad, el 6 de noviembre de 2017. (Reuters) Opinión
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La crisis institucional abierta en Arabia Saudí ha supuesto la 'puntilla' para que el precio del barril superase la cota de los 64 dólares, pero hay otros factores que han impulsado al crudo hasta este nivel. Por una parte, la contención de la producción acordada en mayo por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y otros países como Rusia, está dando sus frutos. Estos países pretenden mantener las restricciones al menos hasta mayo de 2018, lo que significa que seguirá tensionando los precios.

A esta caída de la oferta se ha unido Estados Unidos, aunque en su caso ha sido de forma involuntaria. La producción en el país se redujo en octubre de 9,5 a 9,2 millones de barriles diarios como consecuencia de la menor inversión. Desde agosto las empresas estadounidenses han cerrado 39 pozos petrolíferos (un 5% del total), lo que anticipa nuevos descensos en la producción de crudo procedente de este país. Además, los inversores dudan de la capacidad de Nigeria y Venezuela de mantener sus niveles de producción por la crisis que vive cada uno de los países (Venezuela con un recién estrenado 'default').

Para culminar esta 'tormenta perfecta' sobre los precios del crudo, la demanda está repuntando en los últimos meses como consecuencia de la aceleración de la actividad económica en los países desarrollados y en China. La combinación de mayor demanda con menor oferta solo puede tener un resultado: la subida de los precios. La peor noticia posible para la economía española.

26.000 millones de ahorro

España fue uno de los países más beneficiados por el desplome que vivió el crudo desde 2014 y fue uno de los principales estímulos para la recuperación. El precio del barril cayó desde el entorno de los 110 dólares hasta los 27 dólares al inicio de 2016. Tal descenso ha permitido a España ahorrarse más de 60.000 millones de euros desde 2012. Ese año las importaciones de crudo llegaron a costar 48.700 millones, una factura que cayó hasta 22.500 millones en 2016. Esto significa un ahorro anual de casi 26.200 millones de euros, lo que supone una aportación de 2,5 puntos al PIB.

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Aunque el escenario de los 100 dólares el barril es muy improbable, los precios actuales ya suponen un importante desafío para la recuperación de España. La factura de la importación de crudo hasta agosto, cuando el precio del petróleo estaba todavía en el entorno de los 50 dólares, se había disparado un 40% respecto al mismo periodo del año anterior. En total, España ha tenido que destinar 20.000 millones de euros a la compra de petróleo en los ocho primeros meses del año, 5.700 millones más que en el mismo periodo del año anterior.

La subida del petróleo también tira de los precios del gas, lo que eleva la factura energética del país. Hasta agosto se han gastado ya 4.700 millones de euros, un incremento de casi 900 millones respecto al mismo periodo del año anterior, un 23% más.

En conjunto, la subida del petróleo y el gas ha encarecido la factura energética en 6.600 millones de euros. Cada euro destinado a pagar importaciones es un euro menos de PIB (así es el cálculo técnico de la producción interna), lo que significa que hasta agosto ya ha tenido un coste de 6 décimas sobre la economía del país. Un impacto homologable al que puede suponer la crisis de Cataluña, aunque esté pasando desapercibido.

Foto: Imagen de la huelga general de Cataluña del 3 de octubre. (EFE)

Además de la factura de las importaciones, la subida del petróleo genera un segundo impacto sobre la actividad económica: la reducción de la renta disponible de las familias y las empresas para consumir e invertir. El precio de llenar el depósito de gasolina obliga a recortar otras partidas de gasto, o reducir la tasa de ahorro, lo que supone un esfuerzo extra para los agentes económicos que termina influyendo en la demanda nacional y reduciendo la actividad económica.

El precio del diésel en España superó la semana pasada los 1,11 euros el litro, según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Esto significa que desde los mínimos de julio el precio de llenar el depósito ha subido un 7%. Este es solo el inicio, ya que la escalada del crudo tarda unas semanas en verse reflejado en los precios en las gasolineras, pero terminará llegando.

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La esperanza para los consumidores (y para el conjunto de España) es que este repunte sea puntual y los precios vuelvan al entorno de los 50 dólares en las próximas semanas, que es lo que estiman los analistas. El consenso de mercado recogido por Bloomberg considera que el precio del barril de Brent no alcanzará consistentemente los 60 dólares hasta diciembre de 2018. Sin embargo, si estas previsiones son demasiado optimistas y los precios no caen, podría ser el momento de recortar las estimaciones económicas para España.

La vorágine del desafío independentista catalán acapara la atención económica en las últimas semanas hasta el punto de que parece que no ocurre nada más en el mundo. La incertidumbre política y social acabará influyendo en la actividad económica con el paso de los meses, de eso hay pocas dudas, pero España tiene por delante otro reto que puede tener también un gran impacto: la subida del precio del petróleo. El barril de Brent alcanzó el miércoles los 64,5 dólares por primera vez en más de dos años (desde junio de 2015) y acumula una escalada superior al 43% desde los mínimos de junio.

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