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El Gobierno baja tres décimas su previsión de PIB por la "situación política en Cataluña"
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El Gobierno baja tres décimas su previsión de PIB por la "situación política en Cataluña"

El Gobierno anticipa una importante desaceleración de la demanda por la incertidumbre. Promete a Bruselas bajar el déficit hasta el 2,3% del PIB con los Presupuestos prorrogados

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (EFE)
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (EFE)

El Gobierno ha puesto por primera vez cifras al impacto económico del desafío soberanista catalán. Lo ha hecho en su Plan Presupuestario para 2018 remitido a Bruselas esta noche, en el que explica la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado ante la imposibilidad de conseguir una mayoría parlamentaria que apruebe las nuevas cuentas. El Ejecutivo ha reducido su previsión de crecimiento para 2018 del 2,6% que manejaba justo antes del verano, hasta el 2,3%. Tres décimas menos de crecimiento que responden a la "situación política en Cataluña". Lo mismo ocurrirá con el PIB nominal (a precios corrientes), estimación que ahora sitúa en el 4% y antes del verano establecía en el 4,3%.

Como explica el Ministerio de Economía en el plan, estas previsiones "tienen en cuenta una ligera contención de la demanda interna, resultado del impacto negativo asociado a la actual situación política en Cataluña". La demanda interna ha sido el principal motor de la recuperación, pero en 2018 experimentará una importante ralentización, como consecuencia del fin de algunos estímulos coyunturales y del efecto de Cataluña. En su último cuadro macroeconómico, del 3 de julio, el Gobierno proyectó un crecimiento de la demanda nacional del 2,2% respecto al año anterior, ritmo que ahora reduce hasta el 1,8%, cuatro décimas menos. Así, la demanda nacional pasará de crecer a ritmos del 2,4%, al 1,8%, seis décimas menos.

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, interviene durante la sesión de control al Gobierno. (EFE)

Esto significa que el Gobierno anticipa una importante desaceleración de la actividad interna, ya que para este año espera un crecimiento del PIB del 3,1%, dada la inercia positiva que acumula desde el inicio del ejercicio. Si estas cifras se cumplen, la economía española crecerá ocho décimas menos en 2018. Este menor ritmo de crecimiento también afectará al empleo, ya que aunque el mercado laboral se seguirá recuperando, lo hará más lento. Así, para 2018, el Ejecutivo anticipa un crecimiento de la ocupación (empleo equivalente a tiempo completo) del 2,4%, frente al 2,6% que anticipaba en julio. La consecuencia es que la tasa de paro, en vez de caer al 15,4%, se quedará en el 15,5%.

[Hacienda paraliza los Presupuestos de 2018]

Este cuadro macroeconómico acompaña al nuevo Plan Presupuestario que ha remitido el Gobierno a la Comisión Europea en el que explica cuál es el proyecto fiscal para 2018. O, más bien, cuál no es, ya que el Gobierno ha remitido la prórroga presupuestaria. Eso sí, como el papel lo aguanta todo, el Gobierno ha remitido un informe en el que tiene unas previsiones económicas más prudentes que los principales organismos internacionales, pero una estimación de déficit público mucho más ambiciosa. En concreto, el Gobierno asegura a Bruselas que sin cambios de política (Presupuesto prorrogado) y solo con los nuevos ingresos, conseguirá reducir el desfase presupuestario hasta el 2,3%, desde el 3,1% de este ejercicio. Esto significa que, con este Plan Presupuestario, el déficit público sería una décima superior al objetivo fijado por la Comisión Europea. Eso sí, el Gobierno tranquiliza a Bruselas porque "la elaboración de los Presupuestos se encuentra en fase muy avanzada, y es intención del Gobierno presentarlos tan pronto la situación lo permita".

El Gobierno maneja una estimación de PIB más prudente que los organismos internacionales, pero una previsión de déficit mucho más ambiciosa

Esto es, un ajuste de unos 9.000 millones de euros que se conseguiría simplemente por la progresividad de los impuestos, que elevaría la presión fiscal del 34,7% del PIB al 34,9%. En otras palabras, los ingresos crecerán más rápido que la actividad económica. Una de las mayores subidas se producirá en el agregado de impuestos sobre la renta, riqueza, etc., que se incrementarán del 10,3% del PIB al 10,5%. Por su parte, el gasto público caería del 41,2% del PIB al 40,6%, "debido, en gran medida, al supuesto de congelación de los salarios públicos por tratarse de un escenario a política constante", explica el Plan Presupuestario.

Esta estimación contrasta con las cifras que manejan los organismos internacionales. Por ejemplo, el Banco de España cree que España crecerá un 2,4% (una décima más optimista que el Gobierno), pero estima que sin cambios de política fiscal, el déficit se irá al 2,6% del PIB (tres décimas más pesimista que el Gobierno). En una horquilla similar se mueven el FMI, la Comisión Europea y el consenso de mercado. Solo el tiempo dirá quién tiene razón, si el Ejecutivo o los demás.

El Gobierno ha puesto por primera vez cifras al impacto económico del desafío soberanista catalán. Lo ha hecho en su Plan Presupuestario para 2018 remitido a Bruselas esta noche, en el que explica la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado ante la imposibilidad de conseguir una mayoría parlamentaria que apruebe las nuevas cuentas. El Ejecutivo ha reducido su previsión de crecimiento para 2018 del 2,6% que manejaba justo antes del verano, hasta el 2,3%. Tres décimas menos de crecimiento que responden a la "situación política en Cataluña". Lo mismo ocurrirá con el PIB nominal (a precios corrientes), estimación que ahora sitúa en el 4% y antes del verano establecía en el 4,3%.

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