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La llegada de turistas extranjeros se ralentiza por la saturación de los principales destinos
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El récord mundial tiene que esperar

La llegada de turistas extranjeros se ralentiza por la saturación de los principales destinos

El número de viajeros no residentes se incrementó en agosto un 4%, el dato más bajo de la serie. La primavera se convierte en la mejor alternativa para quienes huyen del bullicio

Foto: La playa de la Barceloneta, atestada de turistas. (Reuters)
La playa de la Barceloneta, atestada de turistas. (Reuters)

Uno de los retos que tenía España este año era alcanzar la cifra de 84 millones de turistas internacionales, cifra que podría haber supuesto un récord mundial superando los 83 millones de visitantes que recibió Francia el año pasado. Los datos hasta julio sostenían las esperanzas, con una cifra de crecimiento interanual del número de visitantes del entorno del 11,5%, pero los datos de agosto han alejado esta posibilidad.

En ese mes entraron 10,43 millones de turistas internacionales, apenas un 4% más que en el mismo mes del año anterior. Una tasa de crecimiento que es la más baja de la serie que empezó a elaborar el INE en 2015 con la encuesta Frontur. Este frenazo ha rebajado la tasa de crecimiento acumulado del número de visitantes al 10%, lo que dificulta el récord mundial (con este ritmo, no se alcanzarían los 83 millones de turistas).

En cualquier caso, se trata de cifras muy positivas para España, que confirman al país como uno de los tres grandes núcleos turísticos del mundo, peleando con EEUU y Francia. El descenso en la tasa interanual de crecimiento en agosto se explica, principalmente, por el nivel de saturación que ha alcanzado España en la temporada alta. Las zonas más visitadas apenas tienen capacidad para alojar un solo turista más, tanto en las habitaciones hoteleras como en los pisos de alquiler. Además, los gobiernos regionales y municipales están adoptando medidas para evitar el aumento indiscriminado de la oferta de alojamiento, ya que las ciudades están llenas de visitantes y está cundiendo la ‘turismofobia’.

Los datos de la 'Encuesta de ocupación' que elabora el INE son elocuentes y demuestran que el margen para elevar el número de turistas en los meses de verano es muy reducido. En la isla de Menorca, por ejemplo, el nivel de ocupación en los hoteles en agosto fue del 95%. En Mallorca, la ocupación superó el 92%, y en Ibiza alcanzó el 90%. Imposible encontrar una habitación libre, pero tampoco un apartamento. En las Baleares, el 90% de las viviendas turísticas estuvieron ocupadas.

Con este nivel de saturación, es casi imposible que el número de turistas crezca mucho. Es precisamente lo que ha ocurrido este año, ya que Baleares tuvo niveles históricos de ocupación ya en el verano de 2016. La consecuencia es que la llegada de turistas internacionales a la región en agosto fue del 2,6%, ritmos propios de una región con toda la oferta copada. Una situación similar ocurrió en Cataluña, que recibió solo un 2,3% más de turistas en agosto.

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La primavera del turismo

Viajar en temporada alta es cada vez más incómodo, dado el nivel de saturación de estos destinos. No solo porque no haya habitaciones disponibles, sino por los precios. Con una demanda disparada y una oferta que tiene pocas posibilidades de crecer, los propietarios de los distintos establecimientos pueden subir sus tarifas sin preocuparse, porque saben que alguien terminará pagando. Por eso, cada vez es más común que los turistas busquen en la temporada baja sus vacaciones perfectas.

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El verdadero ‘boom’ del turismo este año ha sido precisamente en los meses de primavera: entre abril y junio, el número de visitantes internacionales se incrementó un 13% respecto al mismo periodo del año anterior. Esto significa casi 2,7 millones más. Si se tiene en cuenta que en lo que va de año se ha incrementado el número de viajeros en 5,1 millones, se obtiene que más de la mitad son nuevas llegadas en esos tres meses de primavera.

Esto ha sido lo que ha ocurrido en Cataluña este año. El nivel de ocupación hotelera en junio superó el 75%, mientras que en el mismo mes del año anterior fue del 69%. Un incremento del 9% en los niveles de alojamiento que redunda en el fuerte incremento del número de visitantes internacionales durante esos meses.

Una situación similar ocurrió con las viviendas turísticas en Cataluña. A pesar del fuerte incremento de la oferta en este sector (algo que no ocurre con las plazas hoteleras), la ocupación de apartamentos en junio rozó el 50%, un incremento del 14% respecto al mismo mes del año anterior. La consecuencia es que el número de turistas internacionales que recibió la región en junio fue casi un 10% superior al del mismo mes del año anterior, y en abril y mayo creció más de un 16% interanual.

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Si España quiere seguir mejorando sus cifras turísticas sin elevar la saturación, tiene dos caminos. El primero es conseguir un turismo más estable a lo largo del año, para explotar el exceso de oferta en la temporada baja. A pesar de los buenos datos, el nivel de ocupación hotelera en junio solo superó el 80% en Baleares y Canarias. El segundo es potenciar los destinos olvidados. La ocupación hotelera en agosto en Castilla-La Mancha no llegó al 39% y en Extremadura se quedó por debajo del 44%, y en ningún mes del año han conseguido superar el 50%. Sin embargo, si lo que buscan los turistas es el sol del verano y las playas del Mediterráneo, poco se puede hacer.

Uno de los retos que tenía España este año era alcanzar la cifra de 84 millones de turistas internacionales, cifra que podría haber supuesto un récord mundial superando los 83 millones de visitantes que recibió Francia el año pasado. Los datos hasta julio sostenían las esperanzas, con una cifra de crecimiento interanual del número de visitantes del entorno del 11,5%, pero los datos de agosto han alejado esta posibilidad.

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