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España tardará 70 años en reducir a la mitad la distancia entre regiones ricas y pobres
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INFORME DEL BANCO DE ESPAÑA

España tardará 70 años en reducir a la mitad la distancia entre regiones ricas y pobres

La distancia entre regiones ricas y pobres se sitúa en España por debajo de la media de la UE. Pero la convergencia es muy lenta. Se tardará 70 años en reducirla a la mitad

Foto: Foto: Corbis.
Foto: Corbis.

La noticia buena es que los niveles de convergencia regional en España —la diferencia entre territorios 'ricos' y territorios 'pobres'— es inferior a la media de la Unión Europea (UE). Existe, por lo tanto, mayor cohesión social. La mala es que la distancia, lejos de reducirse de una forma relevante, apenas se ha movido en los últimos 35 años, pese a las políticas de equilibrio territorial. De hecho, a este ritmo se tardará 70 años en reducir a la mitad esa divergencia.

Eso es lo que sostiene un estudio del Banco de España que ha estimado las diferencias regionales en función de su nivel de renta, y en el que se recuerda que el PIB per cápita del conjunto del país llegó a superar en 2007 los 29.000 euros por habitante. La crisis económica, sin embargo, truncó nuevos avances. Y aún hoy, los niveles de PIB per cápita continúan por debajo de los observados al comienzo de la crisis. En concreto, 28.776 euros por habitante en 2016.

Foto: (Imagen: E.V)

Pues bien, en relación a Europa, la dispersión regional es la siguiente. Las diferencias en PIB per cápita entre regiones se sitúan ligeramente por encima del 20% en España o Alemania, mientras que en Francia o Italia son algo mayores (27%). En términos de productividad, es de nuevo España la que presenta menores diferencias regionales (12%), esta vez igualada con Italia, mientras que en Francia la dispersión es del doble. La dispersión en tasa de actividad es, igualmente, muy reducida y homogénea entre países, con la excepción de Italia, que presenta una dispersión mayor. Finalmente, la dispersión en tasa de paro es similar en todos los países, salvo en España, que de nuevo presenta un coeficiente de variación sustancialmente menor.

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Esto quiere decir que si la comparación se hace con el conjunto de los países de la Unión, la dispersión entre las CCAA españolas sigue siendo comparativamente reducida, acercándose a la mitad de la distancia media observada entre las regiones de cada país europeo.

Convergencia regional

Según el análisis del Banco de España, existe una cierta relación negativa entre el nivel inicial de PIB per cápita y su variación en el periodo analizado, lo que indica la presencia de convergencia regional. En todo caso, como sostiene el autor del estudio, es una relación “bastante débil”. Es más, según sus estimaciones, y a este ritmo, las diferencias entre regiones solo se reducirían a la mitad en un periodo de 70 años. Su conclusión es que, si bien las diferencias entre regiones españolas no son muy elevadas en relación a lo que sucede en otros países de la UE, “se estima una velocidad de convergencia reducida entre ellas”, lo que explica la divergencia actual.

Foto: Una gaviota vuela junto a una bandera roja en la playa de la Zurriola de San Sebastián. (EFE)

¿Y a qué se deben los escasos avances en la convergencia regional? El informe, elaborado por el economista Sergio Puente, utiliza para su análisis tres variables a partir de la descomposición del PIB: la productividad, el empleo y el paro. Es decir, lo que produce cada trabajador (productividad), multiplicado por la fracción de activos que están trabajando, multiplicado por la fracción de la población que participa activamente en el mercado laboral (tasa de actividad). De esta manera, puede analizarse cuál de estos tres factores ha contribuido más al proceso de convergencia:

  • Productividad. En este caso, se observa que la productividad ha crecido más en este periodo en las regiones inicialmente más pobres, por lo que este factor ha sido decisivo en el proceso de convergencia observado en la renta per cápita. La causa de este mayor avance de la productividad en las regiones pobres tiene que ver, según el estudio, con la intensidad del capital, donde se observa una clara relación entre el crecimiento del 'stock' de capital por empleado —inversiones— y la renta inicial regional. Dicho en otras palabras, el factor que explica la convergencia en productividad del trabajo es un fenómeno de acumulación de capital en las regiones inicialmente más pobres.
  • Empleo. Por el contrario, dice el banco central, las variaciones en la tasa de actividad parecen no estar relacionadas con las diferencias en PIB per cápita, ya que la tasa de actividad ha aumentado de forma similar tanto en las regiones ricas como en las pobres, de forma que su contribución a la reducción de las disparidades regionales en los últimos 35 años es prácticamente nula.
  • Tasa de paro. Finalmente, se observa una relación negativa, aunque relativamente débil, entre la variación de la tasa de desempleo y el nivel inicial de PIB per cápita. Esto quiere decir que las regiones más pobres han sufrido, además, los mayores incrementos de tasa de paro, o, lo que es lo mismo, el desempleo ha contribuido a acrecentar las diferencias entre regiones, operando en el sentido contrario al de la productividad. Esto se debe, según el Banco de España, y tal como han puesto de relieve otros estudios, “al escaso papel desempeñado por las migraciones interregionales a la hora de reducir los elevados diferenciales de desempleo observados entre CCAA”. Es decir, pese a las enormes diferencias en niveles de paro entre regiones, muy pocos trabajadores optan por cambiar de territorio.

La conclusión es que el proceso de convergencia experimentado en la economía española ha seguido fundamentalmente un patrón de acumulación de capital físico, en el que han desempeñado un papel escaso otras variables como la eficiencia del proceso productivo. Asimismo, la evolución de las variables del mercado de trabajo ha contribuido a aumentar las diferencias entre regiones. Los resultados apuntan, sugiere el autor del estudio, a posibles barreras económicas o institucionales que impiden la convergencia en productividad total de los factores.

La noticia buena es que los niveles de convergencia regional en España —la diferencia entre territorios 'ricos' y territorios 'pobres'— es inferior a la media de la Unión Europea (UE). Existe, por lo tanto, mayor cohesión social. La mala es que la distancia, lejos de reducirse de una forma relevante, apenas se ha movido en los últimos 35 años, pese a las políticas de equilibrio territorial. De hecho, a este ritmo se tardará 70 años en reducir a la mitad esa divergencia.

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