Hacienda recupera la recaudación precrisis con 1,5 millones menos de empleos
La recaudación del Estado se situará este año en los niveles previos a la crisis. Pero con una diferencia. La población ocupada, los contribuyentes, todavía está lejos de aquellos niveles
La recuperación de la actividad económica y, por ende, el aumento de las bases imponibles marcarán este año un hito. El Estado, en concreto, recuperará los niveles de recaudación alcanzados inmediatamente antes de la crisis. O expresado en términos más concretos, si en 2007 los ingresos tributarios totales —sin otras partidas que aumentan la recaudación del sector público— representaron 200.676 millones de euros, este año, según las previsiones de Hacienda, se alcanzarán los 200.963 millones. Es decir, un incremento mínimo, apenas 287 millones de euros, pero significativo, porque se trata de la mayor recaudación obtenida nunca por el Estado en términos corrientes (con inflación).
Lo singular, sin embargo, es que este récord se alcanzará con un nivel de ocupación sensiblemente inferior. En 2007, en concreto, y en media anual, la Encuesta de Población Activa (EPA) observó la existencia de 20,57 millones de ocupados, mientras que en 2017 —según las previsiones del Gobierno—, el empleo se situará en el entorno de 19 millones de ocupados (18,8 millones hasta el pasado 30 de junio). Es decir, la población ocupada será inferior en alrededor de 1,5 millones de personas.
Por el contrario, el número de pensionistas, que también pagan impuestos a partir de un determinado umbral, ha crecido en 1,24 millones en la última década, pero hay que tener en cuenta que en este caso los tipos impositivos son menores en razón de sus ingresos. Es decir, no compensan la caída del empleo.
Los datos aparecen en la Estrategia de Política Fiscal aprobada por el Gobierno y remitida a Bruselas, y revelan que los impuestos indirectos (principalmente el IVA) son los que han hecho posible el tirón de la recaudación pese a que el número de ocupados es todavía significativamente inferior. En concreto, los ingresos por IVA se han incrementado nada menos que en un 21% durante una década marcada por la crisis (casi cinco años en recesión). La subida de los tipos impositivos (el tipo general ha subido del 16% al 21% en dos tacadas) explica este incremento, más que un aumento del consumo privado respecto de los niveles de 2007, aunque factores como la entrada masiva de turistas influyen en los ingresos.
En sentido contrario, la recaudación por impuestos directos (principalmente el IRPF), lejos de haberse recuperado, sigue en negativo, sin duda por el efecto del empleo (menos contribuyentes y con salarios más bajos). En concreto, todavía es inferior en un 11% respecto de los niveles alcanzados hace una década. O lo que es lo mismo, al acabar este año, si se cumplen las previsiones de Hacienda, faltarán 13.362 millones, pese a la intensa afloración de rentas ocultas que se ha producido en los últimos años en el marco de la lucha contra el fraude fiscal.
La recaudación por impuestos directos (principalmente el IRPF), lejos de haberse recuperado, sigue en negativo
El descenso de la recaudación en impuestos directos tiene que ver, sobre todo, con el comportamiento de sociedades, que grava los beneficios de las empresas. Los 24.399 millones que se recaudarán este año apenas representan el 54% —prácticamente la mitad— de lo que se ingresó en 2007, lo que da idea del ajuste que se ha producido. Por el contrario, y con 1,5 millones de ocupados menos, como se ha dicho, los ingresos del impuesto sobre la renta han crecido en la última década en términos nominales, y en medio de una gran recesión, un 7,5%.
Cambio de orientación de la política fiscal
La menor recaudación de los impuestos directos se ha compensado básicamente con IVA, que hoy recauda 11.612 millones de euros más que en 2007. Se ha producido, por lo tanto, un cambio de sesgo en la política fiscal a favor de los impuestos indirectos en detrimento de los directos, que son progresivos (pagan más quienes tienen mayores rentas en función de su capacidad económica).
No se trata de una circunstancia sobrevenida fruto de la coyuntura del empleo, sino que responde a una orientación política de carácter ideológico. Como sostiene el Gobierno en la actualización del último Programa de Estabilidad remitido a la Unión Europea (UE), la imposición indirecta es “menos distorsionadora de la actividad económica” que la directa. En 2016, de hecho, los impuestos directos representaron un 52,5% de los ingresos tributarios totales, mientras que los indirectos ascendieron al 46,2%.
El sector público recaudará este año 445.207 millones de euros, prácticamente lo mismo que en 2007, al comenzar la crisis
Por figuras fiscales, el impuesto sobre la renta de las personas físicas supuso el 38,9% de la recaudación; el impuesto sobre sociedades, el 11,6%; el impuesto sobre el valor añadido, un 33,7%, y los impuestos especiales (alcohol o tabaco), el 10,66%.
La recaudación tributaria del Estado alcanzó mínimos en 2009, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Pero a partir de ahí, se fue recuperando por el aumento de la presión fiscal y el crecimiento de las bases imponibles. Este proceso ha sido especialmente intenso a partir de 2012, cuando los ingresos tributarios alcanzaron los 168.567 millones de euros, por lo tanto 32.400 millones menos que ahora. Eso es lo que ha subido la presión fiscal en el último quinquenio.
Si se tienen en cuenta los ingresos del conjunto de las administraciones públicas y no solo del Estado, el resultado es, igualmente, significativo. El sector público (incluyendo la Seguridad Social y otros ingresos) recaudará este año 445.207 millones de euros, es decir, prácticamente lo mismo en términos nominales que en 2007, al comenzar la crisis. En concreto, 2.907 millones más, lo que representa el 38,3% del producto interior bruto (PIB). Por lo tanto, la presión fiscal global —no la individual— todavía se encuentra 2,6 puntos de PIB por debajo de los niveles alcanzados por la crisis.
La recuperación de la actividad económica y, por ende, el aumento de las bases imponibles marcarán este año un hito. El Estado, en concreto, recuperará los niveles de recaudación alcanzados inmediatamente antes de la crisis. O expresado en términos más concretos, si en 2007 los ingresos tributarios totales —sin otras partidas que aumentan la recaudación del sector público— representaron 200.676 millones de euros, este año, según las previsiones de Hacienda, se alcanzarán los 200.963 millones. Es decir, un incremento mínimo, apenas 287 millones de euros, pero significativo, porque se trata de la mayor recaudación obtenida nunca por el Estado en términos corrientes (con inflación).