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Ocho claves de los nuevos controles europeos para evitar otro 'dieselgate'
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se empiezan a aplicar a partir de este viernes

Ocho claves de los nuevos controles europeos para evitar otro 'dieselgate'

Un paso adelante frente a un problema sistémico: la facilidad con que las automovilísticas eludían las normas de reducción de emisiones contaminantes que generan los coches

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

A partir de este viernes 1 de septiembre se empiezan a aplicar en toda la Unión Europea unos nuevos controles sobre los vehículos con los que se pretende controlar con mayor eficacia cuánto contaminan. Un paso adelante, aún insuficiente, para hacer frente a un problema que, escándalo tras escándalo, parece sistémico: la facilidad con que las automovilísticas eludían las normas de reducción de emisiones contaminantes que generan los coches.

1. ¿Qué son estos controles?

Antes de que un nuevo modelo pueda llegar a las carreteras, es necesario que pase antes por una serie de controles. Entre otras cosas, se mira cuántas emisiones de gases contaminantes libera con una serie de pruebas. Si contamina más de lo que marca la legislación europea, no puede ser vendido en la UE.


2. ¿Qué es lo nuevo?

Desde el 1 de septiembre, los coches tendrán que someterse de manera obligatoria a unas pruebas “en condiciones reales de conducción”. Estas tratan de simular de la manera más fiel posible cómo se comportará el vehículo cuando se encuentre recorriendo las carreteras o calles europeas. También tendrán que pasar un “ensayo mejorado en un laboratorio”.

3. ¿Qué ha cambiado?

Hasta ahora, los vehículos se probaban únicamente en laboratorios. Los coches trucados estaban preparados para, durante esos exámenes, reducir la cantidad de contaminantes que salían por su tubo de escape. Sin embargo, una vez llegaban a las carreteras, volvían a contaminar a su nivel real, que superaba los límites que impone la legislación europea.

4. ¿Por qué ahora?

Antes incluso de que estallara del 'dieselgate' —el que afectó a Volkswagen—, ya se había llegado a la conclusión de que era necesario hacer unas pruebas más estrictas, que tuvieran en cuenta cómo se comportaba el coche una vez que era verdaderamente conducido. Por eso, antes de los primeros escándalos de septiembre de 2015, ya se había presentado la propuesta que entra este viernes en vigor.

5. ¿Con esto se pueden evitar fraudes?

Difícilmente. Ahora será más complicado que los fabricantes burlen los controles, pero uno de los principales problemas que han salido a la luz con el 'dieselgate' es que, aunque las normas medioambientales son europeas, Bruselas no tiene el poder para asegurarse de que se cumplen. ¿Por qué? Porque ahora son los países los únicos encargados de controlar los coches que se homologan, con lo que aumenta el riesgo de conflicto de intereses: se teme que no hayan sido del todo rigurosos con un sector que en ocasiones es clave para sus economías.


6. ¿Qué más pasos se van a dar?

En enero de 2016, la Comisión presentó una propuesta más ambiciosa, en la que proponía que los controles se lleven a cabo con más independencia, no solo por parte de los países, que se endurezca la vigilancia sobre el mercado automovilístico y que la Comisión pueda intervenir si hay irregularidades.

7. Pero ¿por qué no se ha hecho ya?

Pues porque la propuesta, más de año y medio después, sigue en manos del Parlamento Europeo y de los estados miembros, estancada. “Ya es hora de que el Parlamento y el Consejo la adopten”, ha dicho el vicepresidente de la CE, Jyrki Katainen, tras recordar que el escándalo de las emisiones “mostró que es necesario contar con más independencia a la hora de someter a ensayo los automóviles”.

8. ¿Para qué sirve reducir las emisiones?

En primer lugar, para evitar las 400.000 muertes prematuras al año que causa la concentración de contaminantes en el aire que respiramos, por no hablar de las enfermedades y complicaciones médicas. Y porque, además, contribuyen al calentamiento global, con todos los riesgos que este conlleva, no solo para Europa sino para el mundo entero.

A partir de este viernes 1 de septiembre se empiezan a aplicar en toda la Unión Europea unos nuevos controles sobre los vehículos con los que se pretende controlar con mayor eficacia cuánto contaminan. Un paso adelante, aún insuficiente, para hacer frente a un problema que, escándalo tras escándalo, parece sistémico: la facilidad con que las automovilísticas eludían las normas de reducción de emisiones contaminantes que generan los coches.

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