La tensión independentista hunde el precio de la deuda pública de la Generalitat
Esta dinámica del título catalán podría contagiar al bono español y aumentar la prima de riesgo del Reino de España, según apuntan analistas financieros y buscan los soberanistas
La tensión política en Cataluña con motivo del anuncio de una convocatoria de referéndum unilateral de independencia para el próximo 1 de octubre está hundiendo el precio de la deuda pública de la Generalitat, que todavía no está en manos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). La previsión es que lo siga haciendo y que el diferencial entre la deuda pública catalana y la española crezca en los próximos meses, según los analistas consultados.
Así, ayer los bonos de la Generalitat a 10 años ofrecían una rentabilidad del 1,72%, cuando a finales de junio era del 0,9%. Es decir, la rentabilidad que están exigiendo los inversores para adquirir esta deuda se ha incrementado un 90% en algo más de un mes.
Matthew Crew, un analistas de Rabobank citado por el 'Financial Times', advierte de que esta dinámica del bono catalán podría contagiarse al bono español y aumentar así la prima de riesgo del Reino de España. No es la única opinión en este sentido: Anne Karina Asbjorn, de Nomura, también auguraba a finales de julio un deterioro de la prima de riesgo española a causa del conflicto soberanista catalán.
Sin embargo, esto no es lo que está pasando en este momento. La prima de riesgo española cerró ayer en 100 puntos básicos. Ha bajado siete puntos desde finales de junio, es decir, la tendencia contraria a la de la deuda de la Generalitat. La prima española está bajando.
Pero, curiosamente, la esperanza blanca que manejan tanto en el Palau de la Generalitat como en la Conselleria de Economía es la contraria, según fuentes de la Administración catalana. Si bien la mayor parte de los consultados da por hecho que el referéndum no podrá llevarse a cabo o no obtendrá reconocimiento alguno, sí que se confía en que la crisis política acabe contaminando la prima de riesgo española y entonces la UE obligue al Gobierno de Mariano Rajoy a negociar. Eso permitiría una salida airosa al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y al resto de políticos independentistas.
En el siguiente vídeo, el economista de la universidad de Columbia Xavier Sala i Martin, uno de los adalides del independentismo, explica en TV3 cómo podría la crisis de Cataluña contaminar el mercado de deuda español.
'Default' lleva a 'default'
Lo que no cuenta Sala i Martin en el vídeo es que un hipotético impago de la deuda española no solo supondría la quiebra del Gobierno español, sino también la de Cataluña. Cuando habla de la crisis de los bancos españoles que eso provocaría, por ejemplo, obvia también que la totalidad de los bancos que operan en Cataluña son bancos españoles con clientes catalanes que también se verían afectados. El millón de personas que la ANC moviliza para la independencia no espera ni avala un impago de deuda que los arruine.
Fuentes financieras apuntan que nadie sabe si este contagio se produciría o es solo teórico. Una vez más, como siempre que se habla de una hipotética independencia de Cataluña, el futuro es incierto. Incluso muy a corto plazo. Para empezar, porque el peso de la deuda catalana fuera del FLA es muy escaso: son 6.000 millones de euros repartidos entre 28 emisiones. Y cada vez será menor, porque el FLA sigue asumiendo de forma automática la deuda catalana que vence.
Justo al borde del precipicio
En la campaña electoral de 2015, Artur Mas ya amenazó con forzar el impago de la deuda. “¿El Gobierno español quiere que haya problemas financieros en Cataluña? Sería inimaginable. ¿Cómo España haría frente a su deuda pública sin un acuerdo con Cataluña? El precio de no ponerse de acuerdo es impagable, de entrada para España. La economía española no podría soportar un no acuerdo", aseguró el entonces candidato a la presidencia de la Generalitat. La situación que creó Mas fue tal que el 'conseller' de Eeconomía de entonces, Andreu Mas-Colell, tuvo que salir a corregirle.
No hay que confundirse. No se trata de que los políticos catalanes quieran llevar al 'default' a la economía española. La estrategia política es llegar justo hasta el borde del precipicio, pero sin caer en él. Solo hasta que Bruselas intervenga y fuerce un acuerdo con el Gobierno español, incluso aunque este no fuese de estricta separación.
Cuando hace dos años Artur Mas amenazó con forzar el impago de la deuda como arma contra el Gobierno español, Andreu Mas-Colell le corrigió
Sin embargo, tampoco en los técnicos está claro que esto pueda ocurrir. El referéndum tendrá lugar el próximo 1 de octubre, con un presidente del BC, Mario Draghi, que sigue manteniendo los tipos bajos hasta 2018. Por lo tanto, la convocatoria del referéndum llegaría demasiado pronto para algo así. Por otro lado, tampoco es seguro que un mercado tan estrecho como el de la deuda catalana pueda contaminar a uno tan grande como el español, que sumaba 867.149,2 millones al cierre de 2016, según recoge la memoria del Banco de España.
Una prueba más de que la cuestión catalana es muy incierta es que los economistas se han equivocado siempre en sus previsiones. La mayoría de los expertos auguraron que la incertidumbre deterioraría la economía catalana. Pero eso no pasó. La economía catalana creció un 3,5% en 2016, más que la española. Y lo sigue haciendo durante el año en curso.
La tensión política en Cataluña con motivo del anuncio de una convocatoria de referéndum unilateral de independencia para el próximo 1 de octubre está hundiendo el precio de la deuda pública de la Generalitat, que todavía no está en manos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). La previsión es que lo siga haciendo y que el diferencial entre la deuda pública catalana y la española crezca en los próximos meses, según los analistas consultados.
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