Montoro fuma en paz: Bruselas no multará a España por el retraso en la norma del tabaco

España se ha puesto al día 'in extremis' con la normativa del tabaco. Sanidad va tarde (un año y un mes, para ser exactos) en la aplicación de la directiva europea que regula el empaquetado de las cajetillas, concebida en parte para ‘robar’ espacio al logo de las empresas y cedérselo a las advertencias sanitarias. El Gobierno acaba de hacer los deberes para adaptarse a la UE al presentar hoy mismo el real decreto (R/D) que lo regula en el Consejo de Ministros, una tarea que sus vecinos europeos ya hicieron hace meses. Eso sí, tan solo unos pocos países cumplieron con Bruselas antes de la supuesta fecha límite para su entrada en vigor: mayo de 2016.

Pero ninguno ha acumulado un retraso tan prolongado como España excepto Luxemburgo, que acaba de actualizar su legislación. Nuestro país tiene una tarea inaplazable entre manos: “Estamos siguiendo de cerca la transposición de la directiva europea sobre tabaco y tomaremos medidas si es necesario”, explican fuentes de la Comisión Europea a este periódico. Montoro puede fumar en paz, porque entre ellas no habrá sanciones por la demora.

“No estamos en ese paso todavía. Lo primero es ayudar a los países que van con retraso y monitorizar el proceso”, justifican. La Comisión Europea dio un tirón de orejas a España en diciembre para recordarle que ya no tenía excusa para demorar más la aplicación de la normativa. Bruselas fue comprensiva durante los 314 días de ‘impasse’ político, pero su paciencia tiene un límite. “No hemos recibido respuesta del Gobierno desde entonces”, afean.

Sanidad llevaba meses ultimando los detalles del R/D que servirá para cumplir con Bruselas. “La idea era aprobarlo cuanto antes. Todos los países se han retrasado”, se escudan desde el Ministerio. Y echan la culpa a los diez meses sin gobierno para disculpar la tardanza. La subdirectora de salud pública de este departamento, Araceli Arce, prometió la semana pasada que el real decreto de fabricación, presentación y venta de los productos del tabaco saldría publicado en el BOE este mes. Y así será. Hoy mismo lo han presentado en el Consejo de Ministros.

No obstante, la industria tabacalera se ha adelantado a los acontecimientos en lo referente al etiquetado y envasado en cigarrillos. La normativa europea establece la obligación de aumentar el tamaño de las imágenes impactantes y un tanto desagradables hasta ocupar el 65% de las cajetillas, dejando un espacio reducido a las firmas para que plasmen su logo. ¿Objetivo? Persuadir a los fumadores para que lo dejen, por el bien de sus pulmones.

El sector ya puso el grito en el cielo al considerar que esta medida "erosiona el valor de las marcas, solo sirve para que los fumadores se vayan a las más baratas" y no es eficaz, como indicó el portavoz de la Mesa del Tabaco a este periódico. La opinión de Juan Páramo contrasta con la del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, organización convencida del "efecto disuasorio" pero no plenamente satisfecha. "Aquí no se plantea el empaquetado neutro -existente en Reino Unido, Francia, Irlanda o Hungría, con libertad para ir más allá de lo que propone la directiva europea- porque hay muchos intereses en juego", señaló su presidenta, Regina Dalmau.

La patronal del sector pone el acento en una legislación "restrictiva" en comparación con nuestros vecinos europeos, con medidas como la prohibición de consumo en bares y restaurantes -aunque algunas terrazas VIP se lo salten a la torera-, en los centros de trabajo o en los medios de transporte público, así como el veto a la venta de tabaco por internet.

El 28% de los españoles fuma, por encima de la media europea (26%) pero por debajo de los griegos (37%), búlgaros (36%), franceses (36%), croatas (35%) y letones (32%). Así se desprende de los últimos datos del Eurobarómetro. Suecia (7%) se sitúa en el otro extremo, seguido de Reino Unido (17%), Holanda (19%), Irlanda (19%) y Dinamarca (19%).