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Las rentas del capital ganan peso en el PIB y crecen ya casi el doble que los salarios
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Así se reparte la renta

Las rentas del capital ganan peso en el PIB y crecen ya casi el doble que los salarios

Uno de cada dos euros de crecimiento se va a remunerar el capital. Con la crisis se han perdido 30.000 millones en salarios pero los beneficios han aumentado en 14.000 millones

Foto: Detalle de varias monedas de euro sobre una mesa. (EFE)
Detalle de varias monedas de euro sobre una mesa. (EFE)

El buen ritmo de la recuperación en España está sorprendiendo a todos los economistas. El PIB creció un 4,1% interanual en el primer trimestre (a precios de mercado y desestacionalizado), un ritmo que no se había visto en toda la crisis. La recuperación es innegable en términos macroeconómicos, pero la realidad microeconómica es que no todos los ciudadanos se benefician por igual del crecimiento. De hecho, si se habla exclusivamente en términos de PIB, la crisis ya se ha acabado; sin embargo, con 4,2 millones de parados esperando su oportunidad para trabajar, nadie puede hablar del final de la crisis.

Lo que sí refleja es un cambio en el patrón de distribución de la renta en detrimento de los salarios y en beneficio del capital. Los datos de Contabilidad Nacional publicados el jueves por el INE reflejan que el ritmo de crecimiento del excedente bruto de explotación (EBE) y las rentas mixtas (que básicamente recogen los beneficios empresariales y las rentas de la propiedad) elevan hasta el 43% su peso en el PIB.

Las diversas rentas del capital conforman el segmento de la renta que más está creciendo, lo que muestra dónde se está yendo el grueso de la recuperación. El PIB del primer trimestre alcanzó los 285.000 millones de euros, con datos a precios de mercado y ajustados de estacionalidad. Creció un 4,1% respecto al mismo periodo del año anterior, que en términos totales son 11.000 millones de euros. Más de la mitad de este crecimiento se destinó a remunerar el capital, ya que el EBE y las rentas mixtas se incrementaron en algo más de 6.000 millones de euros.

La mitad restante se repartió entre incrementos de la masa salarial (4.000 millones de euros) y los impuestos a la producción y la importación, que fueron de 1.000 millones. En toda la recuperación económica no se había producido un crecimiento tan fuerte de las rentas del capital, lo que muestra que la inflación, unida a la contención de los salarios, está provocando que la mayor parte del crecimiento termine en beneficios empresariales y de la propiedad.

El PIB creció en el primer trimestre un 4,1% interanual, pero el ritmo del EBE y las rentas mixtas fue superior, alcanzando el 5,3%. Hay que remontarse a 2008 para ver un ritmo de crecimiento de los beneficios empresariales y del capital superior al actual. Las rentas salariales crecen mucho menos, apenas superaron el 3% en el primer trimestre, un ritmo inferior al vivido en los dos últimos años. Por su parte, los impuestos crecieron un 3,9%, también por debajo de las rentas del capital.

La economía competitiva

España es capaz de producir lo mismo que antes de la crisis, pero empleando para ello 2,3 millones menos de trabajadores y gastando 30.000 millones menos en salarios. Esta situación refleja una clara ganancia de competitividad de las empresas del país que ha sido útil para corregir los excesos de la crisis, pero que también carga el coste sobre los asalariados. Una buena parte del factor diferencial está en el sector de la construcción, que es muy intensivo en mano de obra y que antes del estallido de la burbuja pagaba salarios superiores a los actuales.

Antes de la crisis, el peso total de los salarios sobre el PIB se situaba en el entorno del 50%. Esto significa que la mitad de la renta producida se la quedaban los trabajadores. Sin embargo, la crisis cambió este patrón de reparto en favor del capital. En concreto, el peso de los salarios cayó por debajo del 46% en el primer trimestre del año, mientras que el EBE y las rentas mixtas superaron el 42,8%, de modo que la brecha entre rentas del trabajo y del capital se sigue estrechando.

En el primer trimestre de 2008, los salarios superaban en más de 24.000 millones a las rentas del capital. A día de hoy, esta brecha se ha reducido por debajo de los 12.000 millones, esto es, menos de la mitad.

Este fenómeno es lo que se conoce como transferencia de rentas desde el factor trabajo hacia el capital. Desde el año 2008 se han perdido 30.000 millones de euros de masa salarial anual y, en su lugar, este dinero se ha ido a remunerar el capital, con un incremento de 14.000 millones, y a pagar impuestos, 25.000 millones. De esta forma, el sector productivo español ha ganado en competitividad para competir con las empresas del resto del mundo, ya que los costes de mano de obra son mucho menores. Sin embargo, esta situación genera los problemas de desigualdad que vive actualmente el país y que llevan a plantear soluciones como la renta básica universal que ha propuesto la OCDE esta misma semana.

Las rentas del capital hace tiempo que recuperaron los niveles precrisis, pero para los salarios todavía queda un amplio camino. Si se toma el promedio de crecimiento de los dos últimos años (0,8% trimestral) y se prolonga hacia el futuro, la masa salarial no volverá a los niveles de 2008 hasta 2019.

El cambio de modelo

La descomposición de los salarios muestra a la perfección el cambio de modelo productivo español. La burbuja de la construcción disparó la masa salarial debido a que es un sector muy intensivo en mano de obra y muy poco productivo, pero, tras su pinchazo, la economía española no ha tenido otro remedio que apoyarse en otras actividades.

En concreto, el sector de la construcción ha destruido 35.000 millones de euros en remuneración anual, esto es, genera hoy la mitad de masa salarial que antes de la crisis. Esta situación es lógica, ya que la inversión inmobiliaria del país se ha hundido. Lo que sorprende más es que también la industria ha perdido 32.000 millones de euros en salarios. El cierre de empresas y, sobre todo, el ajuste de la remuneración a los trabajadores están detrás de esta caída.

Los únicos sectores que compensan el deterioro de la masa salarial son los de los servicios y la Administración pública. La recuperación de la economía española se basa en el sector terciario, donde la inversión ha sido más intensa y ha podido aprovechar el capital humano con el que cuenta el país. La masa salarial de este sector es actualmente 20.000 millones superior a la que había antes de la crisis. Además, hay que añadir los 2.500 millones que ha sumado el sector turístico, que trimestre a trimestre marca récords históricos. En cuanto a la Administración pública, pese a todas las dificultades que ha atravesado España, la masa salarial ha aumentado en 10.000 millones de euros.

El buen ritmo de la recuperación en España está sorprendiendo a todos los economistas. El PIB creció un 4,1% interanual en el primer trimestre (a precios de mercado y desestacionalizado), un ritmo que no se había visto en toda la crisis. La recuperación es innegable en términos macroeconómicos, pero la realidad microeconómica es que no todos los ciudadanos se benefician por igual del crecimiento. De hecho, si se habla exclusivamente en términos de PIB, la crisis ya se ha acabado; sin embargo, con 4,2 millones de parados esperando su oportunidad para trabajar, nadie puede hablar del final de la crisis.

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