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Reino Unido, en el alambre: crece el temor a que las dudas golpeen su economía
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Ha puesto su relación con la ue como una prioridad

Reino Unido, en el alambre: crece el temor a que las dudas golpeen su economía

Downing Street quiere generar confianza en los agentes económicos ante un calendario que viene plagado de incógnitas que deberá sortear para salir de la UE lo menos golpeado posible

Foto: La primera ministra británica, Theresa May. (Reuters)
La primera ministra británica, Theresa May. (Reuters)

El 52% de británicos que votó a favor de que Reino Unido abandonara la Unión Europea va a poner a prueba el famoso pragmatismo del país y su capacidad diplomática. Y es que Downing Street tiene claro que se enfrenta a la cuadratura del círculo. El habitual nivel de equilibrismos que demanda la política se va a incrementar exponencialmente para Theresa May, que deberá intentar el imposible de abandonar la UE, como tiene por mandato, con el menor daño posible y en un tiempo récord.

Medio año después de la votación, Reino Unido ya camina en el alambre. Esta misma semana, se ha visto cómo la primera ministra ha tenido que dar un paso al frente para apaciguar la incertidumbre creciente. Así lo han demostrado los mercados, que huyen de cualquier lodazal en el que puedan quedar atrapados. La libra esterlina llevaba meses en caída libre, algo que no pasaba desapercibido para los agentes económicos, que ya sufren sus efectos. No en vano, el discurso de Theresa May se interpretó como un guiño a los mercados ante los temores generados en los últimos meses sobre el futuro del país. El mercado había descontado el peor escenario tras los 'globos sonda' enviados los días previos, y la libra rebotó con virulencia tras el discurso.

Foto: La primera ministra británica, Theresa May. (EFE)

Casualidad o no, Theresa May hacía su alocución el día en que se conocían los datos de inflación de Reino Unido. Los precios se están elevando al nivel de hace dos años y medio. El coste de las importaciones, el más alto en cinco años, está acelerando el IPC de las islas, tal y como temía el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney. La depreciación de la libra está teniendo ya un impacto directo sobre los consumidores. El propio Carney alerta de que si siguen aumentando los precios, el consumo se puede frenar.

Por ello, Theresa May se ve ahora en la difícil posición de salvaguardar la economía, como le piden empresas e inversores, a la vez que cumple con el mandato que exigieron algo más de la mitad de los electores de salir de la Europa comunitaria. Downing Street quiere concretar lo antes posible un acuerdo comercial con la UE en las mejores condiciones para evitar que se complique su situación interna. Sin embargo, su interlocutor, Bruselas, que también ha mostrado su deseo de que el Brexit se consume cuanto antes, no está dispuesto a ceder un ápice si como ya ha declarado Theresa May, una línea roja será el control a la inmigración europea. La UE teme que, si Reino Unido consigue un acuerdo muy favorable, otros países quieran ir por el mismo camino. De ahí que, antes de iniciar las negociaciones, aquí ya se percibe un choque de trenes.

Foto: La primera ministra del Reino Unido, Theresa May. (Reuters)

Ahora el tiempo juega en su contra, de ahí que Downing Street esté tratando de trasladar una imagen pública más 'friendly' en el continente. Reino Unido prioriza llegar a un acuerdo comercial con la UE antes que con cualquier otro, según fuentes oficiales. "Hasta que no haya acuerdo con Europa, no se empieza a negociar con nadie más", es la idea que se transmite ya desde el Número 10. La propia May elevó el tono con esta cuestión, lo que expresa que el tiempo apremia. 'Financial Times' señalaba este miércoles que la líder amenaza con que si no se conseguía un acuerdo comercial por la vía rápida, podría convertir Reino Unido en una economía basada en los bajos impuestos y una laxa regulación.

De momento, en materia fiscal, Reino Unido ya ha aprobado una rebaja del impuesto de sociedades al 17% (el de España está en el 25%). Necesitan dar incentivos a las empresas que dudan si irse. Se puede estar buscando una posición de fortaleza ante una economía con muchas dudas a tenor de los eventos políticos que tiene que afrontar de ahora en delante. Irlanda del Norte ha roto su Gobierno y ha convocado elecciones para el mes de marzo, antes de que se invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa que permite abandonar la UE. Por otro lado, los nacionalistas escoceses no están dispuestos a mantenerse dentro del país si se les impide estar en el mercado único, por lo que su líder, Nicola Sturgeon, ya ha puesto sobre la mesa un segundo referéndum para dejar de pertenecer a Reino Unido. May pondrá en manos del Parlamento la decisión final del Brexit, tal y como parece que dictaminará la Justicia. Algo que los mercados han interpretado como una enmienda al 'Brexit duro' del Ejecutivo. Demasiados interrogantes en el corto plazo.

Foto: Slogan de Coca Cola con la ciudad de Londres de fondo

Al otro lado del tablero, el calendario tampoco está despejado. Francia, Holanda y Alemania tienen procesos electorales este año y el fantasma del populismo eurófobo planea sobre cada uno de ellos. La victoria de los mismos abriría un nuevo frente de escisión dentro de la Unión Europea, que podría ser el golpe definitivo para el proyecto común.

Reino Unido defiende que a pesar del Brexit la economía ha mostrado buen tono y continúa con tasas de crecimiento notables. Sin embargo, reconocen que a largo plazo la teoría dice que se irá deteriorando. De ahí que ahora se esté acelerando su agenda económica. El discurso de May estuvo muy centrado en lograr un buen acuerdo comercial con la UE, su principal mercado exportador.

La propia Theresa May está interesada en cerrar un acuerdo con respecto a los europeos que ya residen en suelo británico que respete su estatus, siempre y cuando haya reciprocidad con los ciudadanos británicos en Europa. Y quiere hacerlo de forma inminente, incluso antes de que se invoque el Brexit, tal y como ha podido confirmar El Confidencial de fuentes oficiales. En la misma línea, la semana que viene presentarán un paquete de medidas para el incentivo de la industria. Se han comprometido a que todo esté listo en marzo y en dos años se haya consumado el Brexit.

Foto: La primera ministra británica, Theresa May, durante su discurso en Lancaster House, Londres. (Reuters)

Quienes tienen una implicación directa en este proceso aseguran que desde junio el trabajo se ha multiplicado, ya que se trata de un proceso histórico que no va a imitar a la relación de otros países. La envergadura del Brexit implica un ingente esfuerzo a nivel político, económico, legislativo y en materias de diversa índole, dicen algunos implicados, que añaden que además se debe hacer en un tiempo limitado. Esta aseveración recuerda al informe de un consultor que ofrecía sus servicios al Gobierno británico filtrado en noviembre por 'The Times', que observaba que el descomunal trabajo que supone un proceso así conllevaría la contratación de 30.000 funcionarios adicionales y que su complejidad tenía al Ejecutivo sin hoja de ruta.

El inconcreto discurso de Theresa May, bautizada recientemente por 'The Economist' como 'Theresa Maybe', parece más un intento por capear el temporal antes que expresar un camino definido, a pesar de que se intente demostrar lo contrario con este repunte de la exposición pública. Su objetivo es aplicar toda la morfina posible, pero sabe que en esta amputación será imposible eliminar el dolor.

El 52% de británicos que votó a favor de que Reino Unido abandonara la Unión Europea va a poner a prueba el famoso pragmatismo del país y su capacidad diplomática. Y es que Downing Street tiene claro que se enfrenta a la cuadratura del círculo. El habitual nivel de equilibrismos que demanda la política se va a incrementar exponencialmente para Theresa May, que deberá intentar el imposible de abandonar la UE, como tiene por mandato, con el menor daño posible y en un tiempo récord.

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