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La OCDE destapa que la desigualdad se ensancha pese a la recuperación
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ESPAÑA EMPEORA EN EL ÍNDICE GINI

La OCDE destapa que la desigualdad se ensancha pese a la recuperación

La desigualdad en el reparto de la renta continúa creciendo pese a la recuperación. Es lo que sostiene el último informe de la OCDE, que revela la mala situación de España

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La crisis ha quedado atrás —al menos, la parte más dura en términos de destrucción de empleo—, pero el ensanchamiento de la desigualdad, lejos de reducirse, continúa ampliándose. Lo dice la OCDE —la organización que agrupa a los países más ricos— en su último informe sobre las consecuencias que ha tenido la crisis en el reparto de la renta. Sus economistas incluyen a España entre las naciones en que la desigualdad continúa creciendo, pese a la recuperación económica y la creación de empleo.

En concreto, España empeora en el índice Gini, pasa de 0,324 a 0,346 entre 2007 y 2014, mientras que, igualmente, la distancia entre los ingresos del 20% más rico y del 20% más pobre se agranda. El índice Gini es una medida de desigualdad que oscila entre el cero y el uno (el cero es lo mismo que la igualdad absoluta y el uno, el nivel máximo). Y lo que sostiene la OCDE es que la desigualdad “permanece en altos niveles” a pesar de que las economías más avanzadas “han vuelto a crecer y que las tasas de paro están reduciéndose”.

En concreto, y sobre España, la OCDE considera que, "pese a un largo periodo de fuerte creación de empleo incentivada por la reforma laboral de 2012, la bajada de los salarios reales, la persistencia de un fuerte paro de larga duración y un mercado de trabajo todavía segmentado [entre fijos y temporales] se ha traducido en una disminución abrupta de los ingresos laborales".

Es más, según sus expertos, los hogares de altos ingresos se han beneficiado más de la recuperación que aquellos con rentas medias o bajas. Una situación que es todavía más aguda en el caso de los parados de larga duración, algo que afecta con especial intensidad en España. La conclusión que saca la OCDE es que las políticas redistributivas han tenido escaso impacto en la mayoría de los países analizados.

Hasta ahora estaba acreditado que a consecuencia de la crisis, y en particular debido a la destrucción de empleo, la desigualdad se había ensanchado de forma relevante, pero el informe de la OCDE tiene la utilidad de que, por primera vez, se incluyen años de recuperación económica. Es decir, de alguna manera, empaña la idea de que los aumentos de la desigualdad en los últimos años son consecuencia casi exclusiva de la destrucción de empleo.

¿Qué ha pasado en el conjunto de la OCDE? Pues que la desigualdad ha pasado del coeficiente 0,317 al 0,318, por lo tanto, ha quedado prácticamente sin cambios entre 2007 y 2014, justo lo contrario de lo que ha sucedido en España. Los países con el Gini más bajo, y por tanto con menores desigualdades, son Islandia, Noruega y Dinamarca, y en el extremo contrario se encuentran Chile, México y EEUU.

Rentas bajas y altas

La OCDE estima que en los países desarrollados, entre 2007 y 2010, la renta real media de los hogares cayó una media del 2,1%, con un descenso más acusado en los hogares más pobres que entre los más favorecidos. Desde entonces, la mayor recuperación en los ingresos más elevados (+2,3%) y la débil mejora en los otros (+1,3%) han agudizado las desigualdades. El organismo considera que en 2013 y 2014 las rentas más bajas siguieron por debajo de sus niveles de antes de la crisis, mientras que los más altos y los medios recuperaron gran parte del terreno perdido.

La crisis, a su juicio, ha afectado no solo al número de empleos, sino a su calidad: "Incluso en los países donde la situación laboral ha mejorado, la mala calidad de los empleos representa una carga importante sobre los hogares". La OCDE recuerda que los salarios se han estancado en la mayoría de países, incluidos aquellos que se libraron 'relativamente' de la recesión, como Japón, mientras que han disminuido en los más afectados, como Grecia, España, Portugal y el Reino Unido.

España, igualmente, sale mal parada en relación a la tasa de pobreza. Mientras que en la OCDE ha permanecido prácticamente sin cambios (del 11,4% al 11,5%), en España ha pasado del 14,2% al 15,9% entre 2007 y 2014. La caída de las transferencias sociales por los ajustes económicos, sostiene la organización, tiene mucho que ver con ello. La tasa de pobreza se produce cuando los ingresos no alcanzan el 50% de la mediana de la renta disponible.

La pobreza, sin embargo, no afecta a todos los ciudadanos por igual en función de la edad. En este caso, los españoles mayores de 65 años son quienes salen mejor parados. Su tasa de de pobreza es sensiblemente inferior a la media de la OCDE (un 5,5% frente al 12,1%), mientras que, por el contrario, los jóvenes son quienes están en peores condiciones. En este caso, por los elevados niveles de desempleo.

La OCDE recuerda que, en el caso de España, la redistribución aumentó durante la fase inicial de la crisis, pero se estancó a partir de 2010, a pesar de una mayor desigualdad de ingresos en el mercado laboral. La causa de esta aparente paradoja tiene que ver con el crecimiento de prestaciones por desempleo, lo que amortiguó la desigualdad. Sin embargo, a partir de que la cobertura de ese derecho se ha ido reduciendo (al agotarse los plazos máximos), la desigualdad ha vuelto a crecer.

La crisis ha quedado atrás —al menos, la parte más dura en términos de destrucción de empleo—, pero el ensanchamiento de la desigualdad, lejos de reducirse, continúa ampliándose. Lo dice la OCDE —la organización que agrupa a los países más ricos— en su último informe sobre las consecuencias que ha tenido la crisis en el reparto de la renta. Sus economistas incluyen a España entre las naciones en que la desigualdad continúa creciendo, pese a la recuperación económica y la creación de empleo.

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