Rajoy 'despacha' con frialdad la presentación del libro de Guindos tras el caso Soria

La mitad del menguante banco azul del Gobierno y una buena representación del Ibex arropó este miércoles a Luis de Guindos en la presentación de su libro. Fue una notable delegación del Gobierno en número —estaban Sáenz de Santamaría, García-Margallo, Méndez de Vigo, Fernández Díaz y Tejerina—, pero el discurso del presidente en funciones, Mariano Rajoy, al presentarlo, dejó en la sala una sensación de frialdad, de que Rajoy reconocía a Guindos un papel de jugador de equipo, de medio centro quizás, en aquel año de 2012 cuando España evitó el rescate. Pero que Guindos no fue el delantero centro estrella de aquel Gobierno. Ese era el papel de Rajoy. De Soria y el escándalo no hubo ni palabra. Ni mucho menos de Rita Barberá.

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“No habrá preguntas”. La responsable de la Fundación Rafael del Pino presentó a Rajoyy a Guindos dejando claro que el acto de la presentación del libro del ministro iba a esquivar a José Manuel Soria, ministro dimitido por los papeles de Panamá y frustrado director ejecutivo del Banco Mundial a propuesta de Guindos. Soria es historia. Solo un rumor, un 'déjàvu' que se olvida rápidamente. Circulen.

El libro de Guindos, ‘España amenazada’ (editorial Península), tiene el don de la oportunidad. Incluye en los agradecimientos a Soria y a Rajoy, y llega a las librerías al día siguiente de que el ministro acudiera al Congreso a recibir las críticas de la oposición por designar a Soria de forma discrecional para el Banco Mundial.

Guindos presentó el libro como su visión personal de aquellos años y destacó que “la rapidez y contundencia con que se actuó impidieron el rescate completo de la economía, y hoy el sistema bancario español no plantea dudas”.

Entre el público, medio Gobierno, el presidente de Bankia, José Ignacio Gorigolzarri, el de la patronal eléctrica Unesa, Eduardo Montes, el del Grupo Planeta,José Creuheras, y el de 'La Razón',Mauricio Casals, y otros empresariosarroparon a Guindos. Allí estaba también Alberto Nadal, secretario de Estado de Energía, el hombre que aspiraba al puesto en el Banco Mundial y al que Guindos inicialmente relegó para colocar a su segundo y después a Soria. Nadal es el principal damnificado en lo personal del episodio, pero acudió a la abarrotada sala en la Fundación Rafael del Pino.

No fue el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (digamos que alejado de Guindos, y que dijo que Soria no podía ser ministro porque había operado en paraísos fiscales), que no es asiduo a presentaciones. También fue sonora la ausencia de pesos pesados del Partido Popular, molestos con Guindos por este escándalo dos minutos después de la investidura fallida de Rajoy y en plena campaña de las elecciones vascas y gallegas. No estaba Dolores de Cospedal, aunque sí el portavoz parlamentario de los populares, Rafael Hernando, de los pocos que han defendido a Soria.

Guindos dio paso a Rajoy dejando claro quién manda: “Rajoy fue la persona clave que en 2012 evitó el colapso de España”.

Entonces subió la expectación. ¿Iba Rajoy a arropar a Guindos? ¿A mencionar aunque fuese de forma velada el escándalo de Soria? El acto estaba anunciado antes del caso Soria y si Rajoy lo hubiese anulado, se habría interpretado como que se distanciaba claramente de su ministro. Cualquier minucia que sirviera para intuir que Rajoy tiene a Guindos en sus planes de futuro sería suficiente para la prensa que abarrotaba las últimas filas.

No hubo mucho de eso. Rajoy es experto en dar no-titulares y además avisó de que pensaba “ir más allá de los chismes, asuntos en boga en los tiempos que vivimos”.

“La economía española y la economía de los españoles es una cosa extremadamente seria”. “Este es un libro que se ocupa de muchas cosas”. “Hablar con conocimiento de causa [como hace Guindos, se presupone] es algo muy recomendable. Es una buena costumbre que no debiéramos permitir que cayera en desuso”, declaró el presidente.

Al ministro de Economía e Industria lo presentó como un “estrecho colaborador mío y figura clave del equipo económico de mi Gobierno”. Pero enseguida pasó a la primera persona del plural. No fue Guindos, parecía decir, fue el Gobierno, fuimos nosotros, fui yo en última instancia. “El camino no fue ni cómodo ni fácil. No contamos con grandes ayudas ni con la comprensión generalizada, ni dentro ni fuera de España”.

En aquel 2012, leyó Rajoy, “no había esperanza, ni horizonte ni futuro, solo una letanía constante y descorazonadora de pésimas noticias económicas”.

Rajoy, que insistió en que Pedro Sánchez le deje gobernar para salir de la campaña electoral permanente, se mostró “muy orgulloso de haber presidido este Gobierno y de todos sus ministros, que al igual que el ministro de Economía se implicaron a fondo”. “Él ha contado la historia”, remachó, “que de una u otra forma todos hemos vivido”.