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¿Por qué no bajan los servicios aunque el petróleo se desplome?
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EL BARRIL SE PAGA UN 60% más barato que en 2013

¿Por qué no bajan los servicios aunque el petróleo se desplome?

España es uno de los grandes beneficiados por la caída del crudo, pero las ventajas repercuten a nivel macroeconómico. Los ciudadanos tardarán en notar el impacto del Brent barato

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El petróleo está más barato que nunca. Para encontrar un precio parecido a los 30 dólares que actualmente se pagan por el barril, tenemos que remontarnos a finales de 2003, justo antes de que el crudo entrase en una vorágine alcista que le llevó a tocar techo en junio de 2008, cuando el barril cotizaba nada menos que a 140 dólares.

Como en cualquier crisis de cierta magnitud no hay un solo motivo para explicarla, sino la confluencia de varios. Tenemos que remontarnos a la crisis del petróleo de 1973 para encontrar las raíces geopolíticas del problema. Fue en aquel año que los países exportadores de petróleo árabe decidieron cortar el grifo a Estados Unidos, Reino Unido y Francia, aliados de Israel durante la guerra del Yom Kipur, a modo de represalia. El embargo provocó un terremoto económico en las regiones afectadas, aunque la situación se reveló especialmente dramática para Estados Unidos, primer consumidor de crudo mundial, que se tuvo que enfrentar incluso a cortes de suministro en gasolineras y plantas de generación eléctrica.

Expuesta a los cuatro vientos su dependencia del petróleo árabe, Nixon optó por crear las bases de un modelo que tendría como objetivo el autoabastecimiento energético en ochenta años. Hoy, gracias en gran medida al fracking, Estados Unidos importa menos de lo que genera y está a la par con Arabia Saudí en cuanto a producción, solo superados eventualmente por Rusia. Si todo sigue según lo planeado, en 2035 Estados Unidos podrá satisfacer el 100% de su demanda energética mediante la explotación de sus propios recursos.

En condiciones normales el descenso de la demanda de Estados Unidos, sumado al estancamiento de la economía china, uno de los tres mayores consumidores del planeta, tendría que haber restingido la producción de los países árabes, admiten los expertos, pero no ha sido así debido, sobre todo, a dos factores, uno económico y otro geololítico. El más importante, el precio de extracción: la OPEP es consciente de que despeñando el precio del barril conseguirá, antes o después, eliminar del juego a los países a los que les salga más caro extraer el crudo del suelo. Reino Unido y Brasil, que obtienen el oro negro de las profundidades marinas, son de las que más están sufriendo, mientras que algunas empresas dedicadas al fracking en Estados Unidos como WBH Energy ya han dado con los huesos en la lona por los bajos precios.

"Por si fuera poco, en enero se levantó el veto al petróleo iraní, el mayor enemigo de Arabia Saudí en la zona, de forma que ambos están ahora compitiendo por ver quién vende más barato. Es una guerra por ver quién aguanta más", explica Gonzalo Escribano desde el Instituto Elcano. La mayor parte de los expertos consultados por El Confidencial sostienen que probablemente el barril seguirá cayendo o se estabilizará hasta mediados de año, momento en el que muchos adelantan una recuperación leve que cerraría 2017 con un precio promedio de 45 dólares por barril. Los precios astronómicos, aseguran, no volverán, en la medida que las energías renovables irán ganando importancia con respecto al crudo.

El caso español

¿Y qué papel tiene España en esta crisis?, se preguntará usted. Ninguno. España es un consumidor neto de petróleo (produce un 0,5% de lo que consume), de modo que los bajos precios solo le reportan beneficios. Según Antonio Merino, director de Estudios de Repsol, España ha ahorrado hasta el momento en torno a 10.005 millones de euros en la factura energética, lo que implicaría un aumento de hasta un 0,8% adicional al crecimiento del PIB de 2015. La teoría dice que por cada 10% de caída del crudo, España anota otro 0,1% de crecimiento. "Nuestras previsiones indican que, solo en el apartado energético, el PIB español crecerá en torno a un 1,6% adicional en 2017", relatan desde uno de los grandes bancos del país.

Un crecimiento macroeconómico que, lamentablemente, el común de los mortales tardaremos en notar. El impacto directo, como sabe, se refleja en el precio de la gasolina. En teoría existe una relación directa con la cotización del petróleo, si bien hay factores que la distorsionan notablemente. El principal, los impuestos. Como puede comprobar en el gráfico inferior, más de la mitad de lo que pagamos en la gasolinera son tributos para el Estado.

Entre esos 0,66 céntimos que tributamos por cada litro de gasolina hay una parte, la menor, que corresponde al IVA (21%). Al ser porcentual, cuanto más bajo está el crudo, menos pagamos en la gasolinera y, por tanto, menos percibe el Estado. Sin embargo, los otros 0,45 euros por litro son impuestos de tipo fijo estatales y autonómicos. Si echa 30 litros, paga 13 euros a Hacienda con independencia del precio del petróleo. A diferencia de la materia prima, cuyo precio -hipotéticamente- podría desplomarse hasta cero, un litro de gasolina en España siempre va a costar, al menos, 0,45 céntimos.

Este factor es el que más influye a la hora de amortiguar las fluctuaciones en el precio final de la gasolina, pero también la acción de las petroleras. Así, cuando el petróleo cae, la gasolina lo hace mucho más despacio, pero cuando sube el crudo, la gasolina se dispara. Es un fenómeno que la CNMC ha bautizado como Efecto pluma y efecto cohete y cuya existencia reconoce el ministro de Economía Luis de Guindos.

Es también importante el cambio de divisa. Existe una correlación negativa entre el petróleo y el dólar, esto es, que cuando uno baja el otro sube y viceversa. Es por eso que cuando el petróleo está barato y el dólar fuerte, como sucede ahora, ambos factores tiendan a compensarse, ya que el crudo cotiza en dólares. Es decir, se pagan menos dólares por cada barril, pero esos dólares valen más que antes.

A pesar de estos dos factores estructurales hay otros más mundanos. Y es que en septiembre de 2014 se observa un desacoplamiento entre los precios de la gasolina y el petróleo. El gráfico superior, que muestra las variaciones porcentuales de los precios de ambos productos libre de impuestos, resalta en amarillo ese gap de precio que, en un escenario de competencia ideal, no debería existir. El común de los analistas consultados identifican el sector petrolero como un mercado "controlado", "poco limpio" o "demasiado influenciado por factores externos", aunque solo el experto en energía Jorge Morales de Labra se atreve a firmar su diagnóstico: "Siempre se aprovecha la bajada en el precio de las materias primas para amortiguar el precio final, pero no podemos olvidar que la CNMC ha advertido que los márgenes de distribución y refino se están incrementando. Que lo hagan porcentualmente es bastante normal, porque una parte relevante de ellos retribuye costes esencialmente fijos (infraestructuras -CLH-, alquileres, nóminas...); otra cosa (y aquí es clave la escala), es que también lo hagan en valor absoluto (esto es, en €/l). Eso, prolongado el efecto tras un efecto arcodeón razonable, sí sería una clara señal de falta de competencia", señala.

Hay casos recientes que avalan la teoría del incremento del márgenes, como el de la petrolera finesa Neste, que en solo un año ha disparado su beneficio neto un 833%; el 26% que cayó en ventas por el precio del petróleo lo compensó con un incremento de los márgenes en algo más de dos dólares el barril que le han procurado 655 millones extra. Algo semejante ha sucedido con las nacionales Repsol y Cepsa, que han aumentado en los últimos meses sus márgenes en un 58% y 64% respectivamente, marcando máximos históricos en ambas compañías.

Fuentes de la CNMC añaden, además, el factor lunes: "Hemos detectado en muchas ocasiones que los precios se reducen el primer día de la semana, porque es el día que las autoridades europeas toman como referencia para realizar sus estadísticas. No se trata de una estafa ni de un fraude al consumidor, pero nos hace plantearnos hasta qué punto los datos del sector son realmente fiables".

El Confidencial se ha puesto en contacto con la patronal petrolera, la AOP, que prefiere no hacer declaraciones dado que "toda la información al respecto se encuentra en nuestra página web". Allí se explica que el desfase por los diferentes tipos de tributación ha causado "desvíos artificiales de consumo" y una consecuente "pérdida de eficiencia en la distribución de productos petrolíferos", además de "dificultades comerciales a los operadores y un aumento del fraude fiscal".

¿Y los demás?

Con todo, pese a las interferencias, el precio de la gasolina en la calle ha caído un 30% desde el comienzo de 2013 o, lo que es lo mismo, llenar un depósito de 45 litros ha pasado de costar 73 euros a quedarse en algo más de 50. ¿Qué pasa con servicios como los taxis, cuyo gasto principal es el combustible? Pues que mantienen el mismo precio -en parte gracias a Uber- con la salvedad de que este año se ha incrementado de 2,90 a 4 euros la bajada de bandera. Los profesionales consultados por este periódico admiten que en los últimos años su actividad se ha vuelto más rentable, si bien recuerdan que han "atravesado una crisis económica terrible sin ayuda ninguna" y que los precios están regulados por las ciudades donde operan, haciendo imposible cualquier "descuento oportunista que otros que trabajan sin licencia sí se permiten", remacha.

Más grave es el caso de las aerolíneas, que no solo no han rebajado sus pasajes, sino que, en algunos casos, siguen cobrando al cliente final un recargo por combustible. El problema, explica un portavoz de una gran aerolínea española, es que todas las compañías tienen firmados seguros con los proveedores de queroseno que no solo les aseguran el suministro, sino que blindan a ambas partes de subidas o bajadas acentuadas en el precio. Según esta teoría, las tarifas empezarían a caer a medida que caduquen los contratos y se firmen unos nuevos más económicos.

"Si no es imposible, nos quedamos sin margen", aducen. La primera en abrir fuego ha sido Ryanair, quizá a costa del margen, que esta semana anunció un descuento del 6% en sus billetes para este trimestre. "De momento, el bajo precio del crudo representa también una oportunidad fácil para que otras compañías que no lo están haciendo tan bien parezcan genios del marketing, pero nosotros seguimos ofreciendo las tarifas más bajas", dice David O'Brien, director comercial de la aerolínea.

El petróleo está más barato que nunca. Para encontrar un precio parecido a los 30 dólares que actualmente se pagan por el barril, tenemos que remontarnos a finales de 2003, justo antes de que el crudo entrase en una vorágine alcista que le llevó a tocar techo en junio de 2008, cuando el barril cotizaba nada menos que a 140 dólares.

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