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España empieza a tirar la toalla y abre la mano a incumplir el déficit “por décimas”
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DE GUINDOS DICE QUE LO IMPORTANTE ES EL CRECIMIENTO

España empieza a tirar la toalla y abre la mano a incumplir el déficit “por décimas”

El Gobierno en funciones ha abierto por primera vez la mano a incumplir el déficit por décimas. No está claro si tiene que ver con un posible pacto con el PSOE, que lo reclama de forma insistente

Foto: El ministro de Economía, Luis de Guindos, a su llegada a una reunión de los responsables de economía y finanzas de la zona euro. (EFE)
El ministro de Economía, Luis de Guindos, a su llegada a una reunión de los responsables de economía y finanzas de la zona euro. (EFE)

La exigencia de Bruselas tendrá que esperar. Al menos, hasta que comience a andar el próximo Gobierno (si no hay nuevas elecciones). Y nada indica que se pueda producir un acuerdo antes de que acabe el primer trimestre de este año.

Como comentaba este miércoles un miembro del Gobierno en funciones durante la constitución del nuevo Congreso de los Diputados, “hasta abril” es probable que no haya nuevo presidente del Ejecutivo. Esto quiere decir, ni más ni menos, que el ajuste adicional que reclama insistentemente la Comisión Europea a España -entre 8.500 y 9.000 millones de euros- tendrá que esperar. Este jueves ha echado a andar el llamado 'semestre europeo', que obliga a todos los países miembros a pasar por la lupa de Bruselas.

Y lo que se sabe hasta ahora es que el actual Gobierno echa balones fuera. Según Bloomberg, el ministro De Guindos dijo este jueves en Bruselas que preocuparse de si el déficit presupuestario se sitúa en unas pocas décimas por encima del 4,2% sería una distracción del desafío fundamental, que es la protección de la recuperación económica. “Lo importante es mantener el ritmo de crecimiento de la economía española", dijo a los periodistas."El mayor riesgo para la política presupuestaria es que la economía española se desacelere", añadió De Guindos.

No parece que esa sea la visión de Bruselas. Lo ha dicho claramente en 'La Vanguardia' el comisario Pierre Moscovici: “Tenemos una cita con España, hemos pedido que el presupuesto sea revisado por el nuevo Gobierno”. España, como se sabe, tiene abierto un procedimiento por déficit excesivo (superior al 3%) y precisamente por eso no puede reclamar mayor flexibilidad en el calendario de reducción del déficit. Justo lo que reclama el PSOE, algo que puede explicar la nueva postura del Ejecutivo en funciones. Una ralentización del ajuste fiscal facilitaría un acuerdo de Gobierno con el Partido Socialista, como reclama Rajoy.

El presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, ha hurgado también en la herida: “España incumple las reglas”. Pero, por el momento, no se puede obligar al Gobierno a tomar decisiones mientras siga en funciones.

Lo que parece claro es que el riesgo de que España incumpla el escenario de consolidación presupuestaria es algo más que evidente. Este jueves mismo, se sumaron los 16 institutos de coyuntura que participan en el panel de Funcas, que estiman que el año pasado acabó con un desequilibrio fiscal equivalente al 4,7% del PIB (frente al 4,2% pactado con Bruselas), mientras que para 2016 sus previsiones sitúan el déficit en el 3,7% (nueve décimas más que lo estimado por el Gobierno). Es decir, las previsiones están en línea con lo que calcula la Comisión Europea.

Una desviación significativa

Es verdad, sin embargo, que España cuenta con un presupuesto aprobado para 2016, pero, según la mayoría de los analistas, sus envolventes financieras no son suficientes para reconducir el déficit de 2016. Entre otras cosas, porque la capacidad coercitiva del Estado está bajo mínimos frente al comportamiento que puedan tener las comunidades autónomas. La Autoridad Fiscal Independiente (AIReF), de hecho, ya ha advertido de que “existe riesgo de incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria de 2016”, fijado en el -0,3% del PIB para el conjunto de las CCAA. Este riesgo se deriva, sostiene la AIReF, de “la desviación significativa que se registre en el objetivo de estabilidad de 2015 y de la incertidumbre sobre la realización de determinados ingresos y gastos recogidos en los escenarios presupuestarios presentados”.

En concreto, aprecia riesgo “muy elevado” de incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria en las comunidades de Extremadura, Cataluña, Región de Murcia y Comunidad Valenciana, que deben realizar un ajuste superior a dos puntos del PIB en 2016.

La Seguridad Social, con un déficit previsto del 0,6% para 2015 y del 0,3% para 2016, es otro de los riesgos. Y la ejecución presupuestaria hasta noviembre no invita, precisamente, al optimismo. El déficit se situó en 5.807 millones de euros, muy por encima de los 3.426 millones registrados el año anterior por las mismas fechas. Y hay que tener en cuenta que ese año el déficit alcanzó los 10.866 millones. Teniendo en cuenta que el propio Gobierno ha comunicado a Bruselas que en 2015 el desequilibrio se situará en 10.777 millones, eso se sustancia en cuatro décimas más de déficit. De ahí el recorte adicional que exige Bruselas.

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El Gobierno en funciones, en todo caso, y como se ha dicho, empieza a curarse en salud por lo que pueda venir. Y este jueves el ministro De Guindos advirtió en Bruselas de que la clave está en el crecimiento y en la “confianza”, lo que supone un verdadero aviso a navegantes en caso de que las dificultades para formar Gobierno vayan a más. Es decir, que si la economía se ralentiza, la culpa será de la incertidumbre política, pese a que en 2015, con un avance medio del PIB que se habrá situado en el 3,2%, España ya habría incumplido el objetivo de déficit. Y no hay que olvidar que el perfil de crecimiento de la economía española es a la baja después de haber alcanzado techo en el cuarto trimestre de 2015, cuando la economía se habrá acelerado hasta el 3,5% en términos anuales.

En palabras del servicio de estudios del BBVA, el crecimiento continúa encontrando soporte tanto en elementos externos como internos. Entre los primeros, los bajos precios del petróleo, la mejora paulatina de la demanda europea y la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que propicia un contexto favorable de tipo de cambio del euro, tipos de interés y liquidez. Respecto de los condicionantes internos, la recuperación de la demanda 'se apoya' tanto en elementos transitorios como estructurales. Por un lado, el tono de la política fiscal ha sido ligeramente expansivo y, por otro, las repercusiones de algunas reformas económicas (como la del mercado laboral) y, también, “los cambios que han tenido lugar en la estructura productiva”.

La exigencia de Bruselas tendrá que esperar. Al menos, hasta que comience a andar el próximo Gobierno (si no hay nuevas elecciones). Y nada indica que se pueda producir un acuerdo antes de que acabe el primer trimestre de este año.

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