La empresa catalana prefiere elecciones a un Artur Mas débil al frente de la Generalitat
El empresariado catalán, en su mayoría, teme más un Artur Mas encabezando una presidencia débil y pendiendo del hilo de la CUP que la repetición de los comicios catalanes el próximo mes de marzo
El empresariado catalán, en su mayoría, teme más un Artur Mas encabezando una presidencia débil y pendiendo del hilo de la CUP que la repetición de comicios autonómicos en marzo, según fuentes empresariales consultadas tras el giro dado por los acontecimientos políticos catalanes con el empate en la asamblea de la CUP el pasado domingo.
Los empresarios y altos directivos consultados se dividen en dos grupos: los que están convencidos de que la CUP al final dará su apoyo a Mas el filo del 10 de enero, y los que descuentan que habrá elecciones a la Generalitat en marzo, casi seguros de que esto se vivirá en un entorno similar al del conjunto de España.
Las elecciones se ven con tranquilidad y sin un miedo excesivo. Como ha bromeado uno de los consultados, en este momento preocupa más la falta de nieve en Baqueira que una inestabilidad política catalana que ya se ha convertido en una constante con la que quien más, quien menos, se ha acostumbrado a lidiar.
Pero igual que unas nuevas convocatoria electoral catalana en marzo no alarma al mundo empresarial, sí que inquieta un presidente hipotecado, apuntalado tan sólo en el debate de investidura por un parte de los diputados de la CUP o por algún parlamentario disidente de otra formación.
Este panorama, con un Artur Mas sin margen de maniobra, que en la práctica no pueda gobernar, es visto de manera más negativa por la mayor parte de los empresarios preguntados que una eventual repetición de la convocatoria electoral. Los empresarios más pequeños quieren un gobierno que gobierne, explica un directivo de una patronal. No son contrarios a Artur Mas, pero quieren pasar de la interinidad a la debilidad endémica.
Los que creen que un apoyo agónico de la CUP es la opción más probable advierten contra los que quieren enterrar a Artur Mas demasiado pronto. Y avisan que la percepción que se tiene de Artur Mas desde Madrid a veces no es la correcta, pues se ignora que el hoy presidente catalán en funciones se pasó seis años en la oposición, entre 2004 y 2010, contra los dos tripartitos, pese a que había ganado las elecciones. Forjado en esa tesitura, la resistencia es el punto fuerte de Artur Mas, por lo que no se puede descartar que al final acabe investido presidente.
Tristeza filoconvergente
Los empresarios no tan grandes pero más cercanos a CDC se han mostrado más tristes por la situación de agonía política que está viviendo Mas y el excesivo protagonismo de un grupo de extrema izquierda como la CUP, colectivo sobre el que está pivotando toda la política catalana. Estos han calificado la postura en que ha quedado Mas tras el desplante de los "cupaires" esste fin de semana como lamentable. Y por eso, justo por eso, muestran desazón ante la prolongación de la crisis política.
Pero la mayor parte de los empresarios estaban ya de vacaciones y el inverosímil empate de la asamblea de la CUP en Sabadell este pasado fin de semana -que alarga la incertidumbre sobre la presidencia de Artur Mas- no ha obligado a convocar ningún comité de crisis. Al contrario, el empresariado parece seguir la táctica de la clase empresarial italiana en los años 90: Junts pel Sí anunció que desconectarían de España y los empresarios, por su parte, desconectaron de la política catalana. Como comenta uno de ellos liberal de libro, “cuánto menos gobierno haya, mejor”.
Mal menor
Pero, en general, muchos de los grandes empresarios han apuntado que prevén elecciones en marzo, y que, visto lo visto, será un mal menor, dada la actual situación con el gobierno en funciones y el Parlament incapaz de legislar.
Ninguno de los interpelados ha querido pronunciarse en público, pero en privado tampoco se ha expresado una gran preocupación. Los responsables y propietarios de grandes empresas creen que tras la asamblea del domingo, las elecciones son una alternativa y no la peor.
Mientras la especulación política pivota alrededor de investiduras y nuevas elecciones, la independencia se percibe cada vez más como una posibilidad remota
Sin embargo, lamentan el clima de inestabilidad que arrastra Cataluña y la falta de gobierno en la Generalitat desde que se inició la deriva soberanista convergente.
También descartan que Cataluña vaya a independizarse. Ni en 18 meses, como prometió Junts pel Sí, ni a medio plazo. Lo que sí se prevé es un largo período de parálisis política e institucional, similar a la que ya sufre el Ayuntamiento de Barcelona. Con la independencia más lejos, los empresarios esperan que desde las formaciones políticas se hagan propuestas políticas más realistas y más acordes con lo que demanda la mayoría de la sociedad catalana.
El empresariado catalán, en su mayoría, teme más un Artur Mas encabezando una presidencia débil y pendiendo del hilo de la CUP que la repetición de comicios autonómicos en marzo, según fuentes empresariales consultadas tras el giro dado por los acontecimientos políticos catalanes con el empate en la asamblea de la CUP el pasado domingo.
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