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Vuelta al patrón de 2007: la demanda interna tira de la economía y la externa la frena
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Vuelta al patrón de 2007: la demanda interna tira de la economía y la externa la frena

Es su querencia natural. En cuanto el motor de la economía española se pone en marcha, la demanda interna soporta todo el crecimiento y la exterior lo contrae a golpe de importaciones

Foto: El ministro de Economía, Luis de Guindos. (EFE)
El ministro de Economía, Luis de Guindos. (EFE)

No lo puede evitar. En cuanto la economía española coge impulso, la demanda interna se apodera de la situación y la exterior da un paso atrás. Era lo que caracterizaba al crecimiento previo a la crisis. Y es lo que está pasando en la recuperación con la que se está intentando superar la crisis. Lo confirmaron los datos correspondientes al tercer trimestre que el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó este jueves, que confirmaron que España sigue creciendo a sus tasas más altas desde 2007... con el mismo patrón que entonces: con el consumo nacional aportando todo el crecimiento y la demanda internacional restando.

En julio y septiembre, y según datos de la Contabilidad Nacional Trimestral, la economía se expandió un 0,8% con respecto al trimestre anterior. Se trata del noveno trimestre consecutivo al alza, aunque, tal como se esperaba, el motor ha bajado de revoluciones. Ese dato es inferior al 1% del primer trimestre y al 0,9% del primero.

Eso sí, ampliando la perspectiva a los 12 últimos meses, la tasa se acelera hasta el 3,4% desde el 3,2% del segundo trimestre. No se veía un registro así desde 2007, un año al que varias de las principales estadísticas macroeconómicas insisten en volver. Y no es de extrañar, porque el producto interior bruto (PIB) español va a lucir este año su mayor crecimiento desde entonces: en 2015, las previsiones contemplan que el PIB se expandirá entre el 3% y el 3,5%, por encima del 1,4% de 2014 y aún por debajo del 3,8% de 2007.

...Y con el petróleo a estos precios

Desde el punto de vista de la demanda, a ese 3,4% se llega sumando la aportación de la demanda nacional, que proporciona 3,9 puntos porcentuales, y restando la demanda exterior, que detrae 0,5 puntos porcentuales. Para encontrar un crecimiento mayor de la demanda nacional hay que remontarse hasta... 2007. En cuanto a la exterior, insiste así en las tasas negativas que viene registrando desde que el crecimiento comenzó a afianzarse en España a comienzos de 2014 -ver gráfico-.

De este modo, la economía española está inmersa en su secuencia habitual, consistente en el cruce entre la demanda nacional y exterior en las fases de expansión y recesión. Cuando la economía se contrae, como en 2008 y 2009, y luego entre 2010 y 2013, es la demanda exterior la que actúa como contrapeso para intentar sostenerla ante la evidente debilidad del consumo interno; y el contrario cuando la economía crece: el tirón del consumo impulsa la demanda nacional y, como además dispara las importaciones, resta fuerza a la demanda exterior.

Una de esas consecuencias habituales, la conexión entre el consumo y el tirón de las importaciones, cada vez está resultando más evidente. En tasas interanuales, las importaciones aumentaron un 7,7%, por encima del 7% del segundo trimestre y el dato más alto desde 2010. En contraposición con este empuje, las exportaciones, aunque crecen, no lo hacen de forma suficiente como para soportar el incremento de las importaciones. En verano, las exportaciones crecieron a una tasa interanual del 5,6%, la más reducida desde el segundo trimestre de 2014.

Los hogares mandan

Son, precisamente, los bajos precios del crudo los que otorgan una mayor relevancia a las tasas a las que están creciendo las importaciones. Y la explicación se encuentra en la fortaleza del consumo de los hogares. Se trata del principal motor de la demanda, puesto que supone prácticamente el 60%, y está evolucionando a las mayores revoluciones desde 2006. Entre julio y septiembre, creció un 1%, por encima del 0,9% del trimestre anterior. En términos interanuales, su crecimiento se dispara al 3,5%.

Al igual que las exportaciones, el consumo de las empresas -la inversión- también se ha frenado. Entre julio y septiembre creció un 1,1%, por debajo del 2,4% del segundo trimestre. Eso sí, en tasa interanual su crecimiento alcanza el 6,5%, la mayor tasa desde 2006.

El tercer gran motor de la demanda, que corresponde al consumo de las administraciones públicas, se aceleró en verano ante el 0,9% intertrimestral, superior al 0,7% del segundo trimestre. En términos interanuales, crece un 3%, la mayor tasa desde 2009.

El necesario superávit por cuenta corriente

Con el crecimiento de las exportaciones ralentizándose y el de las importaciones acelerándose, la detracción de la demanda exterior resulta inevitable. Y si no es mayor, se debe fundamentalmente al bajo precio del petróleo, que abarata la factura de las importaciones. En los seis primeros meses de 2015, España se ahorró ya 8.400 millones de euros gracias a que el barril de crudo de Brent, de referencia en Europa, promedió un precio de 59 dólares, frente a los 108 dólares del primer semestre de 2014.

El peligro de esta situación no es solo que evoca a los tiempos pre-crisis, sino que representa una amenaza para alguna de las mejorías registradas en la economía española en los últimos años. En la medida en que las importaciones crezcan más que las exportaciones, la presión sobre la balanza comercial será mayor. Por extensión, el déficit comercial presionará a su vez sobre la balanza por cuenta corriente. Por ahora, está previsto que siga arrojando superávits, tal como ya ha pasado en 2012, 2013 y 2014, y España necesita que siga siendo así. Es decir, debe generar capacidad de financiación con respecto al mundo -eso es el superávit por cuenta corriente- para intentar reducir su deuda exterior, que en términos netos continúa rondando el billón de euros, con lo que prácticamente equivale al 100% del PIB español.

Consciente de la relevancia y del impacto que tiene alcanzar esos superávits por cuenta corriente, el Gobierno los ha mostrado como un logro que manifiesta un cambio estructural clave en la economía española. Por eso, el hecho de que los datos que se están viendo ahora en el crecimiento puedan representar una amenaza para esos superávits alcanza una dimensión especial, ya que asentarían la idea de que ese cambio, más que realmente estructural, ha sido más bien coyuntural.

No lo puede evitar. En cuanto la economía española coge impulso, la demanda interna se apodera de la situación y la exterior da un paso atrás. Era lo que caracterizaba al crecimiento previo a la crisis. Y es lo que está pasando en la recuperación con la que se está intentando superar la crisis. Lo confirmaron los datos correspondientes al tercer trimestre que el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó este jueves, que confirmaron que España sigue creciendo a sus tasas más altas desde 2007... con el mismo patrón que entonces: con el consumo nacional aportando todo el crecimiento y la demanda internacional restando.

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