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La nueva jefa de la Cámara de España retrasó su fichaje para no desairar a Artur Mas
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MALESTAR EN LA ORGANIZACIÓN CAMERAL

La nueva jefa de la Cámara de España retrasó su fichaje para no desairar a Artur Mas

El pleno de la Cámara de Comercio de España ratifica el nombramiento como directora gerente de Inmaculada Riera, diputada por el grupo nacionalista catalán hasta el pasado viernes

Foto: La nueva directora general de la Cámara de Comercio, Inmaculada Riera. (EFE)
La nueva directora general de la Cámara de Comercio, Inmaculada Riera. (EFE)

El nuevo organigrama de la Cámara de Comercio de España que preside el titular de Freixenet, José Luis Bonet, ha provocado un fuerte malestar, no exento de estupor, en el seno de muchas de las entidades provinciales que conforman la organización cameral. La institución impulsada por el Gobierno del Partido Popular se ha convertido ahora en la tierra de promisión de antiguos dirigentes nacionalistas de Cataluña, aparte de algún que otro exsecretario de Estado socialista que formó parte del equipo ministerial de Miguel Sebastián, precisamente cuando Zapatero decidió dar un ‘rejonazo’ de muerte al extinto Consejo Superior de Cámaras de Comercio.

El inventario de reproches que ahora circula entre las agrupaciones de empleados y secretarios de las diferentes cámaras repartidas por la geografía nacional no ha impedido que este martes el pleno de la Cámara de España ratificase el nombramiento de la hasta hace un par de días diputada convergente en el grupo parlamentario catalán, Inmaculada Riera. La flamante directora gerente simboliza el plan de acogida que el Ministerio de Economía ha puesto en marcha para cobijar a todos aquellos ‘hijos pródigos’ del nacionalismo catalán que estén dispuestos a abdicar de sus más ancestrales principios secesionistas.

Los conversos del catalanismo independiente podrán reciclarse en la Administración del Estado siempre que estén dispuestos a asumir un ejercicio previo de depuración de sangre en el más estricto sentido político. En el caso de Riera, el ministro Luis de Guindos se ha mostrado con exquisita complacencia haciéndose cargo de las presiones que la exdiputada catalana ha sufrido en las últimas semanas por parte de sus antiguos correligionarios de partido. El nombramiento estaba cerrado desde hacía casi un mes y la propia parlamentaria se había comprometido a abandonar su escaño dentro de una estrategia que debía poner de manifiesto su desafección y rechazo más rotundo a la deriva independentista de Artur Mas.

La salida de Inma Riera del Congreso para entrar en la Cámara de España fue negociada por Luis de Guindos con el líder de UDC, José Antonio Durán Lleida

El acuerdo para la designación de Riera como primera ejecutiva de la Cámara de Comercio de España fue promovido bajo esta perspectiva por el líder de Unión Democrática de Cataluña, José Antonio Durán i Lleida. La beneficiaria aceptó en principio el reto de dejar plantado a Artur Mas con el suficiente plazo de tiempo como para que su renuncia pudiera generar cierta convulsión en el seno de Convergencia Democrática de Cataluña, el partido que abandera el separatismo nacionalista integrado en el núcleo duro de la candidatura unitaria de Junts Pel Sí.

Con el transcurso de los días, Riera fue aplazando la entrega del acta de diputada al tiempo que justificaba las enormes tensiones que el eventual cambio de aires estaba provocando en su estado de ánimo personal. Los parlamentarios escindidos de la antigua CiU empezaron a dudar de la determinación de la nueva directora gerente de la Cámara para asumir un gesto político que, por otra parte, debía servir también como escarnio y deslegitimación contra la política radical de Artur Mas. Al final, Riera no ha querido llegar tan lejos y ha conseguido su doble objetivo de acceder al primer nivel de dirección de la Cámara de España tras salir de puntillas del Congreso y todo ello una vez que han pasado las elecciones en Cataluña.

Todos estos avatares políticos están siendo ahora la comidilla de última hora en el seno de las cámaras de comercio que integran la organización nacional constituida en noviembre del pasado año. Para muchos de los directivos provinciales, lo ocurrido supone un baldón en el relato acreditado por José Luis Bonet cuando aseguraba hace poco que los empresarios “deben ser conscientes de su papel y responsabilidad, y no dejarse ningunear por determinados políticos”. Dentro del colectivo cameral, las palabras de su presidente escuecen en mayor medida desde que se conoció el nombramiento del también nuevo director del departamento internacional, sin duda una de las áreas básicas en la operativa de la Cámara de España.

Alfredo Bonet era secretario de Estado de Comercio cuando Zapatero eliminó la cuota cameral. Ahora es el nuevo director internacional de la Cámara de España

El pleno de la organización ha ratificado, en efecto, la designación para este cargo de Alfredo Bonet, antiguo secretario de Estado de Comercio en la etapa de Zapatero. La supuesta filiación política del nuevo ejecutivo no entraña mayores problemas por cuanto que en el organigrama de la Cámara de España figuran otros acreditados profesionales que también formaron parte del antiguo Gobierno socialista. El problema de fondo reside en el historial, personal e intransferible, de Alfredo Bonet como representante oficial del antiguo Ministerio de Industria y Comercio dirigido por Miguel Sebastián en el momento preciso en que se promulgó en el BOE la eliminación de las antiguas cuotas obligatorias con que se financiaban las cámaras de comercio.

Algunas de estas entidades recuerdan que Bonet no dijo ni media palabra cuando participó como secretario de Estado en el pleno del Consejo Superior de Cámaras de Comercio celebrado pocos días antes de que Zapatero anunciara en el Congreso de los Diputados el golpe de gracia para todo el sector. Aquello tuvo lugar el miércoles 1 de diciembre de 2010, fecha de infausto recuerdo para muchos representantes camerales, tanto directivos como empleados de las organizaciones provinciales. El viernes siguiente, día 3 de diciembre, se acordaba en Consejo de Ministros el Real Decreto-ley 13/2010 que ponía fin a la llamada cuota cameral y suponía el principio de una reestructuración que se ha llevado por delante a casi la mitad de los 3.200 trabajadores que vivían de este sector de actividad hace tan solo cinco años en España.

El Gobierno del Partido Popular restauró en 2014 el desaguisado con la creación de la nueva Cámara de Comercio de España, arropada por las grandes empresas del Ibex, pero después de abordar un ajuste draconiano que ha reducido a 1.700 personas el número de trabajadores. Para los que han perdido su empleo y también para algunos de los que aún lo conservan, el fichaje de Alfredo Bonet como alto cargo con un salario situado en torno a los 120.000 euros anuales constituye un desaire casi parecido al que Inmaculada Riera ha tratado de evitar en contra de su antiguo jefe de filas y todavía presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas.

El nuevo organigrama de la Cámara de Comercio de España que preside el titular de Freixenet, José Luis Bonet, ha provocado un fuerte malestar, no exento de estupor, en el seno de muchas de las entidades provinciales que conforman la organización cameral. La institución impulsada por el Gobierno del Partido Popular se ha convertido ahora en la tierra de promisión de antiguos dirigentes nacionalistas de Cataluña, aparte de algún que otro exsecretario de Estado socialista que formó parte del equipo ministerial de Miguel Sebastián, precisamente cuando Zapatero decidió dar un ‘rejonazo’ de muerte al extinto Consejo Superior de Cámaras de Comercio.

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