El BBVA calcula que el gasto público creció en 5.000 millones por las elecciones
La economía se ralentizará en el segundo semestre, dice el BBVA, pero en el primero ha podido aprovechar los 5.000 millones que ha aumentado el gasto público "discrecional" por las elecciones
La economía española ha logrado en el segundo trimestre del año su velocidad punta (1% en tasa intertrimestral), pero la segunda mitad del año tenderá a desacelerase. Esto es lo que estima el servicio de estudios del BBVA, que este miércoles ha pronosticado un avance del producto interior bruto del 0,7% entre julio y septiembre. Es decir, tres décimas menos que en el mismo periodo anterior, lo que significaría, de materializarse esa estimación, un aumento del PIB anualizado (multiplicando esa tasa por los cuatro trimestre de un años) de alrededor del 3% (frente al 4% entre abril y junio).
En todo caso, aclara el BBVA, estos niveles de crecimiento “son mayores” de los que se estimaban hace tres meses, lo que explica la revisión al alza sobre las previsiones de crecimiento de 2015 hasta el 3,2% y el mantenimiento para 2016 en el 2,7%. Básicamente, por lo que ha sucedido en la primera parte del año. La conclusión que sacan sus economistas es que el crecimiento “se mantiene en niveles elevados”, aunque, como se esperaba, “ya se percibe un cambio de tendencia”.
Las causas que lo explican, sostiene el BBVA, son varias. En primer lugar, los datos de empleo confirman que la aportación al crecimiento de la ocupación por parte de los servicios públicos fue elevada durante la primera mitad del año. Ello tendría que ver con las elecciones municipales y autonómicas, que aumentaron de forma significativa el gasto público. El Gobierno central, igualmente, ha puesto fin a los ajustes presupuestarios.
El BBVA aporta datos concretos que explican el mayor gasto público. Según sus estimaciones, la ejecución presupuestaria del sector público en los primeros cinco meses del año “es inconsistente con alcanzar el objetivo de déficit del 4,2% del PIB a finales de 2015”. La entidad prevé que, en ausencia de medidas adicionales, el desequilibrio en las cuentas públicas se sitúe en el 4,5% del PIB en el acumulado anual, tres décimas por encima de lo comprometido por el Gobierno ante Bruselas.
Según sus cálculos, esto significa que, si la desviación se materializa, “se habrían tomado medidas discrecionales de carácter expansivo por alrededor de medio punto del PIB” (unos 5.000 millones de euros). Y ello, concluye, “a pesar de que aún queda por delante un ambicioso proceso de reducción del déficit y de la deuda de las AAPP”.
Según sus cálculos, el adelanto a julio de 2015 de la rebaja de la tarifa del IRPF, inicialmente programada para enero de 2016, “apenas tendrá impacto sobre la actividad (menos de una décima del PIB), por lo que todo el coste de la reducción impositiva (en torno a 1.500 millones) se trasladará a la recaudación”.
Por lo que respecta a la inversión en maquinaria y equipo, que ha tirado mucho de la economía en los últimos trimestres, registra tasas de crecimiento “algo por debajo de lo que se preveía hace seis meses”. El BBVA esgrime que la desaceleración puede deberse al agotamiento de algunos factores cíclicos que han explicado el aumento del gasto durante los últimos trimestres; a una economía global que “ha limitado” el crecimiento de las exportaciones, o a la incertidumbre derivada del “entorno político doméstico”, sin que pueda determinarse todavía “qué factor ha pesado más”. Asimismo, sostiene, “la recuperación de la oferta de vivienda” está siendo algo más lenta de lo previsto, incluso tomando en cuenta los grandes desequilibrios que se acumularon durante la crisis.
Visados de obras
Según la entidad, aunque la mayor parte de los indicadores de la inversión residencial mejoraron entre abril y junio, “se advierten algunas señales de lasitud en la recuperación tras un crecimiento decepcionante en los últimos dos trimestres”. Y pone como ejemplo la Encuesta de Coyuntura del Sector de la Construcción (ECC), que “evidencia un deterioro de las expectativas” de producción de vivienda, al tiempo que el empleo en el sector y los visados de obra nueva “se ralentizan”.
La parte positiva desde el lado del crecimiento económico es que existen algunos factores que pueden ayudar al crecimiento y, por lo tanto, la recaudación. Por un lado, la mejora del mercado laboral tiene elementos estructurales que “seguirán impulsando la actividad en el medio plazo”. En segundo lugar, dice el BBVA, el adelanto a julio de la rebaja del IRPF “elevará la renta disponible” y, por tanto, el consumo de las familias ya en 2015. Y en tercer lugar, el menor impulso de la demanda externa podría verse compensado por nuevas rebajas en los precios del petróleo tras el reciente acuerdo con Irán.
Entre los factores externos, BBVA achaca la desaceleración al recorte de las tasas de crecimiento de las economías emergentes (mirando con especial preocupación lo que sucede en China), y de las desarrolladas (la UEM y EEUU), algo que “podría afectar negativamente a la demanda de bienes y servicios españoles durante los próximos meses”. Sus economistas sugieren la posibilidad de que “esta menor actividad a nivel mundial obligue a retrasar las subidas de tipos” en varias economías, lo que limitaría las expectativas de depreciación del euro frente a otras monedas.
La economía española ha logrado en el segundo trimestre del año su velocidad punta (1% en tasa intertrimestral), pero la segunda mitad del año tenderá a desacelerase. Esto es lo que estima el servicio de estudios del BBVA, que este miércoles ha pronosticado un avance del producto interior bruto del 0,7% entre julio y septiembre. Es decir, tres décimas menos que en el mismo periodo anterior, lo que significaría, de materializarse esa estimación, un aumento del PIB anualizado (multiplicando esa tasa por los cuatro trimestre de un años) de alrededor del 3% (frente al 4% entre abril y junio).
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